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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o<br />

que debió librar el Libertador don Bernardo O’Higgins para llegar a ese momento,<br />

para lograr ese resultado.<br />

En marzo de 1.819 no existía en arcas fiscales disponibilidad alguna. Los<br />

$50.000 a que ascendían los sueldos del Ejército correspondientes a ese mes, lo<br />

mismo que las sumas que se adeudaban a la escuadra, no había cómo pagarlos.<br />

La insolvencia del Fisco comprometía seriamente la tranquilidad pública. El peligro<br />

de una sublevación o de una deserción general amenazaba al país. Una oposición<br />

apasionada y poderosa acechaba el momento para derrocar al gobierno.<br />

En esos mismos días Pueyrredón notificaba a O’Higgins que al Gobierno<br />

argentino le era imposible reunir los $500.000 con que se había comprometido<br />

a colaborar en la organización y financiamiento de la Expedición Libertadora del<br />

Perú de acuerdo con el tratado Tagle-Irisarri. Además, se ordenaba a San Martín y<br />

demás jefes, oficiales y tropa argentina del Ejército de los Andes abandonar Chile<br />

y regresar a Buenos Aires para hacer frente a una invasión de fuerzas españolas.<br />

Pero la notificación iba más lejos: se pedía auxilio de tropas chilenas para repeler<br />

la proyectada invasión española a Buenos Aires.<br />

Desde ese momento la responsabilidad de la organización y financiamiento de<br />

la Expedición Chilena Libertadora del Perú recayó exclusivamente en O’Higgins<br />

y en el pueblo chileno. Por su parte, San Martín en forma enérgica, aunque sin<br />

resultado alguno, representó reiteradamente al gobierno de Buenos Aires el<br />

cumplimiento del tratado “Tagle-Irisarri”.<br />

En estas circunstancias O’Higgins, como Director Supremo, debió dirigir<br />

un apremiante llamado al Presidente del Senado de la República. “En la crisis<br />

que nos hallamos –dice el Prócer– V. E. no debe ocuparse en otra cosa que la<br />

Expedición al Perú, que yo miro como el eje sobre el que rueda la libertad de toda<br />

América del Sur”.<br />

El Senado chileno comprendió la patriótica preocupación del Jefe del Estado<br />

y aprobó diversas medidas para reunir recursos. El patriotismo de los poderes<br />

públicos contagió al grueso de la clase dirigente. En Cabildo Abierto se acordó<br />

colaborar en los preparativos de la Expedición Chilena Libertadora del Perú con<br />

los siguientes recursos:<br />

a) Los empleados públicos, civiles y militares entregaron una tercera parte de<br />

su sueldo.<br />

b) El resto de la ciudadanía se comprometió a reunir $ 300.000 por medio de<br />

una contribución mensual.<br />

c) $ 200.000 se reunieron en dinero efectivo de una sola vez, y<br />

d) Se entregarían gratuitamente los víveres necesarios para el Ejército.<br />

En esta forma fue posible al Libertador O’Higgins organizar la Primera Escuadra<br />

Nacional que contó con 7 buques de guerra y 7 transportes y equipar el Ejército<br />

Libertador del Perú con 4.600 hombres, “el mejor disciplinado y el más bien<br />

provisto que hasta entonces hubiera defendido la causa de la libertad americana”,<br />

según expresara Lord Cochrane. Estuvo equipado con tres vestuarios $100.000<br />

de Caja militar, pertrechos y demás útiles para cinco años y víveres para 6 meses.<br />

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