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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Ev i s t a li B E r t a d o r o’higgins<br />

María Graham registró en su Diario sus impresiones al conocerlo en Valparaíso,<br />

recién llegado de su abdicación:...”Y junto con el anuncio entró Zenteno,<br />

acompañado de un hombre muy alto y de buena figura, sencillamente vestido de<br />

negro, a quien me presentó como el General San Martín... Los ojos de San Martín<br />

tienen una peculiaridad que había visto una sola vez, en una célebre dama. Son<br />

obscuros y bellos pero inquietos; nunca se fijan en un objeto más que un instante,<br />

pero en este momento expresan mil cosas. Su rostro es verdaderamente hermoso,<br />

animado, inteligente, pero no es franco. Su rápida manera de expresarse suele<br />

adolecer de oscuridad; sazona a veces su lenguaje con dichos maliciosos y<br />

refranes. Conversa con gran fluidez y discurre sobre cualquier materia... Sus<br />

modales son en verdad muy finos, y elegantes su persona y actitudes y no vacilo<br />

en creer lo que he oído acerca de que en un salón de baile pocos hay que le<br />

aventajen... Su bella figura, sus aires de superioridad y esa suavidad de modales<br />

a que debe principalmente la autoridad que durante tanto tiempo ha ejercido le<br />

procuran muy positivas ventajas... Comprende el inglés y habla mediocremente el<br />

francés y no conozco otra persona con quien pueda pasarse más agradablemente<br />

una media hora, pero su falta de sinceridad y de corazón que se revelan aún en un<br />

rato de charla cierran las puertas a toda intimidad y, mucho más, a la amistad...”.<br />

Otras opiniones menos amables registró la escritora, quizás veraces captando<br />

!as secuelas psicológicas de la reciente abdicación o quizás sesgadas por su<br />

devota adhesión a Cochrane, definitivamente enemistado con San Martín.<br />

SAN MARTÍN OTRA VEZ EN AMÉRICA<br />

En diciembre de 1827, elegido presidente de Argentina don Vicente López<br />

y Planes, San Martín le escribe ofreciendo sus servicios en la guerra contra el<br />

imperio de Brasil. El 21 de noviembre de 1828 se embarcó en el paquebote<br />

“The Countess of Chichester” con el nombre de José Matorras, llegando a<br />

Río de Janeiro en enero de 1829. De allí viajó al Río de la Plata, pero, al llegar<br />

encontró de nuevo a su patria revuelta. Don Vicente López había renunciado,<br />

Manuel Dorrego, elegido gobernador de Buenos Aires y firmada la paz con Brasil<br />

había sido fusilado por tropas de Lavalle... El 6 de febrero, estando en la rada<br />

de Buenos Aires, San Martín no quiso ya desembarcar para no tener que tomar<br />

partido en la guerra fratricida. Desembarcó en Montevideo y esperó la próxima<br />

salida del paquebote a Falmouth.<br />

GRAND BOURG Y EL MARQUÉS DE LAS MARISMAS DE GUADALVIQUIR<br />

El 14 de mayo de 1829 embarcó de vuelta a Inglaterra, siguiendo después a<br />

Bruselas para ocuparse de su hija. Su vida no era lo retraída que puede suponerse.<br />

No sólo era conocido en círculos políticos sino también sociales en la ciudad. En<br />

1830 se produjo la revolución belga para independizarse de Holanda. En Bruselas<br />

los patriotas belgas ofrecieron a San Martín el mando del ejército, pero éste se<br />

rehusó invocando las leyes de hospitalidad y su calidad de extranjero.<br />

Ese mismo 1830, la Revolución en Francia puso fin a la dinastía borbónica e<br />

instauró la república de Orleáns, permitiéndole trasladar su residencia a París,<br />

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