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REVISTA LIBERTADOR O'HIGGINS - Instituto Ohigginiano

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Edición c o n m E m o r a t i v a dE l Bi c E n t E n a r i o<br />

una nueva campaña tendiente a recaudar la suma de 300 mil pesos extras debido<br />

a que el peso del financiamiento recaía exclusivamente en Chile.<br />

El acuerdo de cobrar un impuesto extra fue adoptado en sesión del Senado<br />

del 29 de febrero de 1820, expresándose que: “no pudiéndose practicar (14<br />

expedición)... con 6 mil hombres, debe verificarse con los que se pueda... y si es<br />

impracticable con todo el equipo... (debe) efectuarse con los medios y arbitrios<br />

posibles de que pueda valerse el Estado... en la inteligencia de ser indispensable<br />

la suma de trescientos mil pesos para la expedición, conviene el Senado en que<br />

se solicite por empréstito forzoso... V.E. puede distribuir aquella cantidad entre los<br />

sujetos pudientes del Estado, ubicados en la capital, ciudades y villas... V.E. es<br />

árbitro para elegir los medios” 11 .<br />

De lo anterior se desprende un respaldo decidido del Poder Legislativo,<br />

dejando en las manos exclusivas de O’Higgins la forma de recaudar este nuevo<br />

gravamen. No está de más indicar que esta continua sangría de los sectores de<br />

mayores recursos fueron paulatinamente minando su confianza en el gobernante,<br />

generando un clima de resistencia que aflorará posteriormente, representando un<br />

factor que explica el alejamiento del héroe del Poder Ejecutivo.<br />

Si lo anterior en su conjunto representa un cúmulo de elementos negativos<br />

difíciles de vencer, en 1820 se agregan otros hechos de la misma naturaleza. Se<br />

sabe de la organización, en abril de ese año, de una conspiración para derribar<br />

al gobierno, intento que fue abortado al momento de ponerse en marcha y que<br />

se ocultó a la opinión pública, por el negativo efecto que podía ejercer, tanto<br />

en la sociedad como en las fuerzas que se preparaban para participar en la<br />

expedición.<br />

Por otra parte, las gestiones del gobierno serán motivo de censura periodística<br />

en el mismo mes de abril de 1820, cuando desde las páginas del periódico Censor<br />

de la Revolución, dirigido por Bernardo Monteagudo, se exige mayor rapidez en<br />

los preparativos, criticando el accionar gubernamental en este aspecto, lo que<br />

desconocía la magnitud del esfuerzo desplegado para llevar a feliz término la<br />

empresa libertadora.<br />

Finalmente, también existe al culminar los preparativos, una discrepancia<br />

entre el Senado y el Director Supremo, si bien ambos poderes coinciden en<br />

el Nombramiento de San Martín como el mando superior de la expedición, el<br />

Senado redacta un pliego de instrucciones al cual debería atenerse el mando<br />

militar y además solicita que se embarque en la expedición uno de sus miembros<br />

como delegado gubernamental, a lo cual O’Higgins no accede, considerando que<br />

el general San Martín, patriota y experimentado, puede manejar el desarrollo<br />

global de la expedición asegurando el éxito militar como también en los contactos<br />

políticos garantizar la independencia de Chile y de las Provincias Unidas: la<br />

presencia de instrucciones y delegado aparecían como un rasgo de desconfianza<br />

y en el terreno práctico tendría escasa relevancia, ya que cotidianamente debería<br />

lucharse contra imprevistos.<br />

11 Diego Barros Arana. Ob cit. T. XII, p. 586.<br />

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