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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.7 a.8 La grada de Cristo en cuanto hombre particular 119<br />

como instrumentos unidos sino separados,<br />

reciben un poder particular para realizar<br />

tales o cuales actos. De ahí que en los<br />

demás santos los carismas se encuentren<br />

divididos; no así en Cristo.<br />

2. A. la segunda hay que decir. Cristo se<br />

llama poder y sabiduría de Dios porque es el<br />

Hijo eterno de Dios. En este sentido no le<br />

compete tener la gracia, sino más bien ser<br />

el dispensador de la misma. Sin embargo, le<br />

corresponde tener la gracia según su naturaleza<br />

humana.<br />

3. A la tercera hay que decir. A los Apóstoles<br />

les fue concedido el don de lenguas<br />

porque eran enviados a enseñar a todas las<br />

gentes (Mt 28,19). Cristo, en cambio, sólo<br />

quiso predicar personalmente al pueblo judío,<br />

como él mismo lo dijo en Mt 15,24: No<br />

be sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa<br />

de Israel. Y el Apóstol escribe en Rom 15,8:<br />

Digo que Cristo fue ministro de la circuncisión. Y<br />

por eso no fue necesario que hablase diversas<br />

lenguas. Sin embargo, no careció del<br />

conocimiento de todas las lenguas, puesto<br />

que tampoco le eran desconocidos los pensamientos<br />

secretos de los corazones, como<br />

se dirá luego (q.10 a.2), de los que son<br />

signos las palabras. Y, no obstante, no tuvo<br />

inútilmente este conocimiento, como no se<br />

tiene inútilmente un hábito que no se usa<br />

cuando no es oportuno.<br />

ARTICULO 8<br />

¿Dispuso Cristo de la profecía?'<br />

In Sent. 2-2 q.174 a.5 ad 3; De verit. q.20 a.6; Compend.<br />

tbeol. c.216; In lo. 4 lect.6; 6 lect.2<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

no tuvo la profecía.<br />

1. La profecía implica un conocimiento<br />

oscuro e imperfecto, de acuerdo con Núm<br />

12,6: Si alguno de vosotros fuera profeta del Señor,<br />

le hablaré por medio del sueño o en visión. Pero<br />

Cristo tuvo un conocimiento pleno y perfecto,<br />

mucho mayor que el de Moisés, del<br />

que se añade (Núm 12,8) que vio a Dios<br />

claramente y no por medio de enigmas. Luego no<br />

se debe asignar a Cristo la profecía.<br />

2. Aún más: así como la fe versa sobre<br />

las cosas que no se ven, y la esperanza sobre<br />

las cosas que no se poseen, así también la<br />

15. C. 18: ML 42,327.<br />

profecía recae en realidades que no son<br />

presentes, sino distantes, porque se llama<br />

profeta al que habla de lo que está lejos. Ahora<br />

bien, Cristo no tuvo fe ni esperanza, como<br />

antes se ha dicho (a.3.4). Luego tampoco<br />

hay que atribuir a Cristo la profecía.<br />

3. Y también: el profeta es de categoría<br />

inferior al ángel, por lo que se dice de<br />

Moisés, que fue el mayor de los profetas,<br />

como se expuso en la Segunda Parte (2-2<br />

q.174 a.4), que habló con un ángel en el desierto<br />

(Act 7,38). Pero Cristo no es inferior a los<br />

ángeles en lo que atañe al conocimiento espiritual,<br />

sino sólo en cuanto a su pasibilidad<br />

corporal, como se escribe en Heb 2,9. Parece,<br />

por tanto, que Cristo no fue profeta.<br />

En cambio está lo que se dice de él en<br />

Dt 18,15: Dios os suscitará un profeta de en<br />

medio de vuestros hermanos. Y él mismo dice de<br />

sí, en Mt 13,57 y Jn 4,44: Sólo en su patria es<br />

menospreciado el profeta.<br />

Solución. Hay que decir: Se llama profeta<br />

al que habla de cosas lejanas o ve cosas lejanas, es<br />

a saber, en cuanto conoce y habla de cosas<br />

que están lejos del conocimiento humano,<br />

como dice también Agustín en el libro XVI<br />

Contra Faustumz. Sin embargo, hay que<br />

tener en cuenta que no se puede llamar<br />

profeta a uno por el hecho de conocer y<br />

anunciar cosas que son lejanas para otros<br />

con los que él no habita. Y esto es claro en<br />

lo que atañe al lugar y en lo que se refiere<br />

al tiempo. Por ejemplo, tendríamos un caso<br />

de profecía si uno que vive en Francia<br />

conociese y anunciase a los que viven en<br />

esa nación lo que entonces acontecía en<br />

Siria: como descubrió Elíseo a Guejazí (2<br />

Re 5,26) que un hombre había descendido<br />

del carro y le había salido al encuentro. En<br />

cambio, si uno que vive en Siria anunciase<br />

cosas que acontecen allí, su intervención no<br />

sería profética. Y otro tanto sucede con<br />

relación al tiempo. Fue un caso de profecía<br />

el anuncio hecho por Isaías de que Ciro, rey<br />

de Persia, había de reedificar el templo de<br />

Dios, como se ve en Is 44,28; pero no<br />

puede tomarse por un caso de profecía la<br />

narración hecha por Esdras (1,3) de lo que<br />

acaeció en su tiempo.<br />

Así pues, el que Dios o los ángeles, y<br />

también los bienaventurados, conozcan y<br />

/. El tema de Cristo profeta es central en teología. La Escritura ve a Jesús como «el Profeta»<br />

(Jn 4,19).

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