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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.60 a.8 ¿Qué es un sacramento? 517<br />

palabras, o tan relevante que lo destruya.<br />

Esto último suele ser cuando la alteración<br />

afecta a la raíz del vocablo, y lo otro cuando<br />

afecta a las sílabas finales.<br />

ARTICULO 8<br />

¿Se puede añadir algo a las palabras de<br />

Informa sacramental?<br />

Sent. 4 d.3 a.2 q. ae 2-4<br />

Objeciones por las que parece que no se<br />

puede añadir nada a las palabras de la forma<br />

sacramental.<br />

1. No son de menor valor las palabras<br />

sacramentales que las palabras de la Sagrada<br />

Escritura. Pero a las palabras de la Sagrada<br />

Escritura nada se les puede añadir o quitar.<br />

Se lee, efectivamente, en el Dt 4,2: no añadáis<br />

ni quitéis nada a lo que os digo; y en el Ap<br />

22,18-19: yo advierto a todo el que escuche las<br />

palabras pro/éticas de este libro. Si alguno añade<br />

algo sobre esto, Dios echará sobre él las plagas que<br />

se describen en este libro. Y si alguno quita algo de<br />

las palabras de este libro pro/ético, Dios le quitará<br />

su parte en el árbol de la vida. Por tanto,<br />

tampoco a las formas de los sacramentos se<br />

les puede añadir o quitar nada.<br />

2. Aún más: como ya se ha dicho anteriormente<br />

(a.6 ad 2; a.7), en los sacramentos<br />

las palabras son como la forma. Pero en las<br />

formas, como en los números, según Aristóteles<br />

en VIII Metaphys. 25 , cualquier adición<br />

o sustracción hace variar la especie.<br />

Luego si se quita o añade algo a la forma<br />

sacramental, el sacramento no será el<br />

mismo.<br />

3. Y también: la forma del sacramento<br />

requiere no sólo un determinado número<br />

de palabras, sino también un determinado<br />

orden en ellas y la continuidad en la pronunciación.<br />

Ahora bien, si la adición o sustracción<br />

no destruyen la validez del sacramento,<br />

tampoco la destruirán la translocación<br />

de las palabras o la pronunciación<br />

interrumpida.<br />

En cambio en las formas sacramentales<br />

unos dicen cosas que otros omiten. Así,<br />

mientras los latinos bautizan con esta forma:<br />

Yo te bautizo en el nombre del Padre, del<br />

Hijo y del Espíritu Santo, los griegos emplean<br />

esta otra: Sea bautizado el siervo de Cristo N. en<br />

el nombre del Padre, etc. A pesar de lo cual,<br />

tanto los latinos como los griegos confieren<br />

válidamente el sacramento. Luego a las<br />

fórmulas sacramentales se les puede añadir<br />

o quitar algo.<br />

Solución. Hay que decir: Acerca de las<br />

variaciones que se pueden verificar en la<br />

forma de los sacramentos, se deben tener<br />

en cuenta dos cosas. La primera depende<br />

de quien pronuncia las palabras, cuya intención,<br />

como se dirá después (q.64 a.8), es<br />

indispensable para que se realice el sacramento.<br />

Por tanto, si con esta adición o<br />

sustracción pretendiese realizar un rito no<br />

conocido por la Iglesia, no parece que se<br />

verifique el sacramento, pues no parece que<br />

pretenda hacer lo que hace la Iglesia. La<br />

segunda depende de la significación de las<br />

palabras. En efecto, puesto que las palabras<br />

operan en el sacramento según su propio<br />

sentido, como ya se ha dicho (a.7 ad 1), es<br />

oportuno considerar si la alteración introducida<br />

hace desaparecer el requerido sentido<br />

de estas palabras. Porque si desaparece<br />

este sentido es evidente que el sacramento<br />

no se realiza. Es claro que si se elimina de<br />

la forma del sacramento un elemento esencial<br />

desaparece el requerido sentido de las<br />

palabras y, por tanto, no se realiza el sacramento.<br />

Por eso Dídimo en el libro De Spiritu<br />

Sancto 26 dice: Si alguien intenta bautizar omitiendo<br />

uno de los nombres indicados, o sea, del<br />

Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, bautizará<br />

vanamente. Por el contrario, si se omite<br />

de la forma un elemento no esencial, tal<br />

omisión no suprime el requerido sentido de<br />

las palabras y, consiguientemente, tampoco<br />

suprime el sacramento. Así, en la forma de<br />

la Eucaristía: porque esto es mi cuerpo, la supresión<br />

de la palabra porque no suprime el<br />

requerido sentido de las palabras, y por eso<br />

no impide la realización del sacramento,<br />

aunque pudiese suceder que el autor de la<br />

omisión cometiese un pecado de negligencia<br />

o de desprecio.<br />

También en la adición cabe la posibilidad<br />

de introducir alguna palabra que corrompa<br />

el requerido sentido, como si, por<br />

ejemplo, uno dijera: Yo te bautizo en el<br />

nombre del Padre, que es superior, y del Hijo,<br />

que es inferior, que es como bautizaban los<br />

arríanos. Por eso, una adición de esta clase<br />

destruye la realidad del sacramento. Pero<br />

si la adición no destruye el requerido sentido<br />

de las palabras, tampoco destruiría el<br />

sacramento. Y no importa que la adición<br />

tenga lugar al principio, en el medio o al<br />

final, como si, por ejemplo, alguien dijese:<br />

25. ARISTÓTELES, 1.7 c.3 n.8 (BK 1043B36): S. TH., 1.8, lect.3. 26. L.2: MG 39,1054.

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