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Tertia Pars - Suma Teológica

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426 Tratado del Verbo encarnado C.48 a.5<br />

dinero o cosa semejante, sino dando por<br />

nosotros lo más grande imaginable, El mismo.<br />

Y por este motivo, la pasión de Cristo<br />

es llamada redención nuestra.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir Se afirma que el hombre<br />

es de Dios de dos modos: Uno, en cuanto<br />

que está sometido a su poder. Y, en este<br />

sentido, el hombre nunca ha dejado de ser<br />

posesión de Dios, conforme a aquellas palabras<br />

de Dan 4,22.29: El Altísimo domina<br />

sobre el reino de los hombres, j se lo dará a quien<br />

le plazca. Otro, por la unión con El mediante<br />

la caridad, como se dice en Rom 8,9: Si<br />

alguno no tiene el Espíritu de Cristo, éste no es de<br />

Cristo.<br />

En consecuencia, del primer modo, el<br />

hombre no ha dejado nunca de ser de Dios.<br />

Del segundo, dejó de ser de Dios a causa<br />

del pecado. Y por tanto, en cuanto que fue<br />

liberado del pecado por Cristo, que satisfizo<br />

con su pasión, se dice que fue redimido por<br />

la pasión de Cristo.<br />

2. A. la segunda hay que decir: El hombre,<br />

al pecar, quedaba ligado a Dios y al diablo.<br />

Con la culpa había ofendido a Dios y se<br />

había sometido al diablo, prestándole asentimiento.<br />

De donde, en virtud de la culpa,<br />

no se había hecho siervo de Dios, sino más<br />

bien, al apartarse de Dios, había incurrido<br />

en la esclavitud del diablo, permitiéndolo<br />

Dios justamente por causa de la ofensa<br />

cometida contra El. Pero, por razón de la<br />

pena, el hombre estaba ligado principalmente<br />

con Dios, como con su juez supremo,<br />

y con el diablo, como con su verdugo,<br />

conforme a aquel pasaje de Mt 5,25: No sea<br />

que tu adversario te entregue al juez y eljuez al<br />

alguacil, esto es, al ángel cruel de los castigos,<br />

como lo interpreta el Crisóstomo 9 . Así<br />

pues, aunque el diablo, en cuanto a sí mismo<br />

se refería, injustamente retuviese al<br />

hombre, al que con fraude había engañado,<br />

bajo su esclavitud, lo mismo en lo que se<br />

refiere a la culpa que en lo que atañe a la<br />

pena, era justo, no obstante, que el hombre<br />

padeciese, permitiéndolo Dios en cuanto a<br />

la culpa, y disponiéndolo El en cuanto a la<br />

pena. Y por tanto, en lo que toca a Dios,<br />

su justicia exigía que el hombre fuese redimido;<br />

pero no lo exigía en lo que se refiere<br />

al diablo.<br />

3. A la tercera hay que decir: Al ser necesaria<br />

la redención del hombre por lo que a<br />

9. PSEUDO-CRISÓSTOMO, Op. imperf. in Matth. 5,25: MG 56,693.<br />

Glossa LOMBARDI: ML 191,1007.<br />

Dios se refiere, y no por lo que al diablo<br />

atañe, no era preciso pagar el precio al<br />

diablo, sino a Dios; y por este motivo no<br />

se dice que Cristo haya ofrecido su sangre,<br />

que es el precio de nuestra redención, al<br />

diablo, sino a Dios.<br />

ARTICULO 5<br />

¿El ser redentor es propio de Cristo?<br />

In Sent. 3 d.19 a.4 q."2<br />

Objeciones por las que parece que el ser<br />

redentor no es privativo de Cristo.<br />

1. Se dice en Sal 30,6: Me has rescatado,<br />

Señor, Dios verdadero. Ahora bien, el ser Señor,<br />

Dios verdadero, es común a toda la<br />

Trinidad. Luego no es propio de Cristo.<br />

2. Aún más: se dice que redime aquel<br />

que entrega el precio de la redención. Pero<br />

Dios Padre entregó a su Hijo como redención<br />

por nuestros pecados, conforme a<br />

aquellas palabras de Sal 110,9: El Señor envió<br />

la redención a su pueblo, esto es, a Cristo, que<br />

otorga la redención a los cautivos, como interpreta<br />

la Glosa 10 . Luego no nos redimió solamente<br />

Cristo, sino también Dios Padre.<br />

3. Y también: no sólo fue provechosa<br />

para nuestra salvación la pasión de Cristo,<br />

sino que igualmente lo fue la de los demás<br />

santos, según aquel pasaje de Col 1,24: Me<br />

alegro de mis padecimientos por vosotros y completo<br />

en mi carne lo que falta a los padecimientos de<br />

Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia.<br />

Luego no debe llamarse redentor solamente<br />

Cristo, sino también los otros santos.<br />

En cambio está lo que se dice en<br />

Gal 3,13: Cristo nos redimió de la maldición de<br />

la ley, haciéndose maldición por nosotros. Ahora<br />

bien, sólo Cristo se hizo maldición por<br />

nosotros. Luego solamente Cristo debe llamarse<br />

nuestro Redentor.<br />

Solución. Hay que decir: Para que alguien<br />

redima, se necesitan dos cosas: el acto de la<br />

redención y el pago del precio. Si uno paga<br />

el precio para la redención de una cosa, y<br />

ese precio no es suyo, sino de otra persona,<br />

no se llama redentor principal; lo es más el<br />

que es dueño del precio. Ahora bien, el<br />

precio de nuestra redención es la sangre de<br />

Cristo, o su vida corporal, que es su sangre (cf.<br />

Lev 17,11), entregada por el propio Cristo.<br />

Por lo que ambas cosas pertenecen inme-<br />

10. Glossa interl. (III, 253v);

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