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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.62 a.2 El efecto principal de los sacramentos 525<br />

Pero considerándolo bien, esta explicación<br />

no va más allá de la formalidad del<br />

signo, ya que el denario de plomo no es más<br />

que un signo de la ordenación del rey, por<br />

la que se da ese dinero al portador de ese<br />

signo; de la misma manera que el libro es<br />

un signo de la designación del canónigo.<br />

Por tanto, según esta explicación, los sacramentos<br />

de la nueva ley no serían más que<br />

signos de la gracia, mientras que según la<br />

autoridad de los Santos Padres es preciso<br />

afirmar que los sacramentos de la nueva ley<br />

no sólo significan, sino que también causan<br />

la gracia.<br />

Y por eso es preciso utilizar otro lenguaje<br />

distinguiendo una doble causa agente: principal<br />

e instrumental. La principal obra en<br />

virtud de su forma, a la cual se asemeja el<br />

efecto, como es el caso del fuego, que con<br />

su calor calienta. Y de este modo sólo Dios<br />

puede causar la gracia, ya que la gracia no<br />

es más que una semejanza participada de la<br />

naturaleza divina, según las palabras de 2 Pe<br />

1,4: Nos han sido concedidas las preciosas j<br />

sublimes promesas para que por ellas os hiñerais<br />

partícipes de la naturaleza divina. La causa instrumental,<br />

en cambio, no obra en virtud de<br />

su propia forma, sino en virtud del impulso<br />

con que es movida por el agente principal,<br />

y por eso el efecto no se asemeja al instrumento,<br />

sino al agente principal: una cama,<br />

por ejemplo, no tiene semejanza con el<br />

hacha que la corta, sino con la idea que está<br />

en la mente del artífice. Pues bien, éste es<br />

el modo de causar la gracia los sacramentos<br />

de la nueva ley: Se administran por disposición<br />

divina para causar ellos la gracia. Y<br />

por eso dice San Agustín en XIX Contra<br />

Faustum 5 : Todas estas cosas —habla de los<br />

sacramentos— se realizan y pasan, pero la<br />

virtud —o sea, la de Dios—, que por ella se<br />

opera, permanece siempre. Y esto es a lo que<br />

propiamente hablando se llama instrumento,<br />

a aquello mediante lo cual uno actúa. Y<br />

por eso se dice en Tit 3,5: Nos salvó por el<br />

lavado de la regeneración.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Propiamente hablando<br />

no se puede decir que la causa principal es<br />

signo de su efecto, ni siquiera del oculto,<br />

5. C.16: ML 42,357. 6. In loann., Tract. 80 super 15,3: ML 35,1840.<br />

aunque ella sea sensible y manifiesta. Pero<br />

la causa instrumental, si es manifiesta, sí<br />

puede decirse que es signo de un efecto<br />

oculto, ya que no sólo es causa, sino en<br />

cierto modo también efecto por ser movida<br />

por la causa principal. En este sentido, los<br />

sacramentos de la nueva ley son a la vez<br />

causas y signos. Y de ahí viene la conocida<br />

expresión Causan lo que significan. Por donde<br />

se deduce que son sacramentos de modo<br />

perfecto, ya que están destinados a lo sagrado<br />

no sólo como signos, sino también como<br />

causas b .<br />

2. A. la segunda hay que decir: El instrumento<br />

tiene una doble función: la primera<br />

es instrumental, según la cual actúa no por<br />

la propia virtud, sino por la virtud recibida<br />

del agente principal. La segunda es propia,<br />

y le compete por su propia forma: cortar,<br />

por ejemplo, es competencia del hacha en<br />

virtud de su propio filo; mientras que hacer<br />

una cama le compete como instrumento<br />

que es del artífice. Sin embargo, el hacha no<br />

lleva a cabo la acción instrumental si no es<br />

ejerciendo su propia acción. Porque cortando<br />

hace la cama. De modo semejante sucede<br />

con los sacramentos corporales, que mediante<br />

la propia operación que ejercen sobre<br />

el cuerpo que tocan, realizan por virtud<br />

divina una operación instrumental sobre el<br />

alma. Así, el agua del bautismo, lavando el<br />

cuerpo por su propia virtud, purifica el alma<br />

como instrumento de la virtud divina, puesto<br />

que el alma y el cuerpo constituyen un<br />

solo ser. Por eso decía San Agustín 6 que<br />

toca el cuerpo y lava el corazón.<br />

3. A la tercera hay que decir: La objeción<br />

se refiere a la causa principal de la gracia,<br />

que es Dios, según lo dicho.<br />

ARTICULO 2<br />

¿Añade la gracia sacramental algo a la<br />

gracia de las virtudes y los dones?<br />

Infra q.72 a.7 ad 3; Sent. 2 d.26 a.6 ad 5; 4 d.l a.4<br />

q."5; d.7 q.2 a.l q."3; De Verít. q.27 a.5 ad 12<br />

Objeciones por las que parece que la<br />

gracia sacramental no añade nada a la gracia<br />

de las virtudes y los dones.<br />

b. Causa y signo son categorías de distinto predicamento y por ello incompatibles (dif.l). La<br />

causa instrumental es signo del efecto que, a través de su acción, produce la causa principal. Así los<br />

sacramentos «causan lo que significan». Un principio fundamental para conocer la espiritualidad de cada<br />

sacramento, que podemos descubrir en su celebración.

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