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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.47 a.5 Sobre la causa eficiente de la pasión de Cristo 419<br />

3. A la tercera hay que decir. Como escribe<br />

Agustín 6 , cuando los judíos gritaron: A<br />

nosotros no nos está permitido matar a nadie,<br />

quisieron decir que no les estaba permitido<br />

matar a nadie debido a la santidad del día festivo,<br />

queja habían comentado a celebrar.<br />

O decían esto, como expone el Crisóstomo<br />

7 , porque querían matarle no en cuanto<br />

transgresor de la ley, sino en cuanto enemigo<br />

público, porque se hacía rey, sobre lo<br />

cual no les tocaba a ellos juzgar. O porque<br />

a ellos no les estaba permitido crucificarle,<br />

como deseaban, sino apedrearle, como hicieron<br />

con Esteban (cf. Act 7,57).<br />

O, con más exactitud, debe decirse que<br />

los romanos, bajo cuyo poder se encontraban,<br />

les habían quitado la potestad de aplicar<br />

la pena de muerte.<br />

ARTICULO 5<br />

¿Conocieron a Cristo sus perseguidores?<br />

In Sent. 3 d.19 a.l q."2 ad 5; In Mt. 21; In / Cor. 2<br />

lect.2<br />

Objeciones por las que parece que los<br />

perseguidores de Cristo le conocieron.<br />

1. En Mt 21,38 se dice que ¿os labradores,<br />

al ver al hijo, se dijeron: Este es el heredero; venid,<br />

matémosle. Por lo que comenta Jerónimo 8 :<br />

Con estas palabras demuestra clarísimamente el<br />

Señor que los príncipes de los judíos no crucificaron<br />

al Hijo de Dios por ignorancia, sino por envidia.<br />

Se dieron cuenta de que El era aquel a quien el<br />

Padre dice, por medio del profeta: Pídemelo, y te<br />

daré en herencia las naciones (Sal 2,8). Luego<br />

parece que conocieron que era el Cristo, o<br />

el Hijo de Dios.<br />

2. Aún más: en Jn 15,24 dijo el Señor:<br />

Pero ahora han visto (mis obras) j me han odiado<br />

a mí y a mi Padre. Pero lo que se ve es<br />

claramente conocido. Luego los judíos, conociendo<br />

a Cristo, le martirizaron movidos<br />

por el odio.<br />

3. Y también: en un Sermón del Concilio<br />

de Efeso 9 se dice: Así como el que rasga un<br />

rescripto imperial es condenado a muerte, lo mismo<br />

que si hiciera pedáis una orden del Emperador,<br />

así los judíos, al crucificar a Cristo, a quien habían<br />

visto, pagarán las penas como si hubiesen llevado<br />

su tenacidad contra el mismo Verbo de Dios. No<br />

hubiera sucedido tal si no hubiesen conoci-<br />

do que El era el Hijo de Dios, porque les<br />

hubiera excusado la ignorancia. Luego parece<br />

que los judíos, al crucificar a Cristo, se<br />

dieron cuenta de que era el Hijo de Dios.<br />

En cambio está que en 1 Cor 2,8 se dice:<br />

Si lo hubieran conocido, nunca hubiesen crucificado<br />

al Señor de la gloria. Y en Act 3,17 dice Pedro,<br />

hablando a judíos: Sé que lo hicisteis por ignorancia,<br />

como también vuestros príncipes. Y el<br />

Señor, colgado en la cruz, exclamó: Padre,<br />

perdónales, porque no saben lo que hacen<br />

(Le 23,34).<br />

Solución. Hay que decir: Entre los judíos<br />

existía el senado y la plebe. El senado,<br />

llamado entre ellos los príncipes, conoció,<br />

como se dice en el libro Quaest. Nov. et Vet.<br />

Test. 10 , lo mismo que lo conocieron los<br />

demonios, que El era el Mesías prometido<br />

en la Ley, pues veían en él todas las señales<br />

futuras que anunciaron los profetas. Sin embargo,<br />

ignoraban el misterio de su divinidad, y por<br />

este motivo dijo el Apóstol: Si lo hubieran<br />

conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la<br />

gloria (1 Cor 2,8).<br />

No obstante, debe tenerse en cuenta que<br />

la ignorancia de estos príncipes no les eximía<br />

del crimen, porque, en cierto modo, era<br />

una ignorancia afectada. Veían, efectivamente,<br />

las señales evidentes de su divinidad;<br />

pero, por odio y envidia de Cristo, las<br />

tergiversaban, y rehusaban dar fe a sus palabras,<br />

con las que declaraba que era el Hijo<br />

de Dios. Por lo cual él mismo dice de ellos<br />

en Jn 15,22: Si yo no hubiera venido y no les<br />

hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora<br />

no tienen excusa de su pecado. Y, de este modo,<br />

puede tomarse como dicho en nombre de<br />

ellos lo que se lee en Job 21,14: Dijeron a<br />

Dios: Apártate de nosotros; no nos interesa la<br />

ciencia de tus caminos.<br />

La plebe, es decir, las multitudes, que no<br />

habían conocido los misterios de la Escritura,<br />

no se dieron cuenta plenamente de<br />

que él era el Mesías ni el Hijo de Dios,<br />

aunque algunos de ellos creyeron en él.<br />

Pero la multitud no creyó. Y si alguna vez<br />

abrigaron la duda de que fuese el Mesías<br />

por la abundancia de los milagros y la<br />

eficacia de su doctrina, como consta por Jn<br />

7,31-41ss, luego, sin embargo, fueron engañados<br />

por sus príncipes para que no creye-<br />

6. In loann. 18,31, tract.114: ML 35,1937. 7. In loann. homil.83: MG 59,452. 8. Cf.<br />

RÁBANO MAURO, In Matth. 21,38, 1.6: ML 107,1051. TOMÁS lo atribuye a JHRÓNIMO en Caí. Aur. sup.<br />

Mt 21,38 § 6; a CRISÓSTOMO en In 1 Cor. 2,8 lect.2. Cf. Glossa ordin. super In Matth. 21,38 (V,66 A).<br />

9. P.III c.10 (MANSI 5,217). TKODOTO DE ANCIRA, homil.2 In Natalem Salv.: MG 77,1384.<br />

10. PsEUDO-AMBROSIO (Ambrosiaster), P.I ex Nov. Test, q.66: ML 35,2261.

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