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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.42 a.4 Sobre la enseñanza de Cristo 371<br />

he escrito. Luego parece que asimismo Cristo<br />

debió escribir su doctrina.<br />

3. Y también: a Cristo, que había venido<br />

a iluminar a los que viven en tinieblas y en<br />

sombra de muerte —como se dice en Le<br />

1,79—, competía eliminar la ocasión del<br />

error y abrir el camino de la fe. Ahora bien,<br />

hubiera hecho esto poniendo por escrito su<br />

doctrina, pues dice Agustín, en I De comensu<br />

evang. 13 , que algunos se plantean esta cuestión:<br />

¿Por qué el Señor no escribió nada, de modo<br />

que tengamos que creer a otros que escribieron<br />

acerca de El? Esto preguntan, sobre todo, aquellos<br />

paganos que no se atreven a culpar a Cristo o a<br />

blasfemar de El, j que le atribuyen una altísima<br />

sabiduría, pero como a puro hombre. Y afirman<br />

que sus discípulos lo exaltan por encima de lo que<br />

era en realidad, hasta el extremo de llamarle Hijo<br />

de Dios y Verbo de Dios, por el cual ha sido hecho<br />

todo. Y después añade M : Da la impresión de<br />

que éstos hubieran estado dispuestos a creer lo que<br />

hubiera escrito El de sí mismo, pero no lo que otros,<br />

a su voluntad, predican de El. Luego parece que<br />

el propio Cristo debió consignar su doctrina<br />

por escrito.<br />

En cambio está que el Canon de la<br />

Sagrada Escritura no contiene ningún libro<br />

escrito por El.<br />

Solución. Hay que decir: Fue conveniente<br />

que Cristo no consignase por escrito su<br />

doctrina. Primero, por su propia dignidad.<br />

A más excelente doctor corresponde más<br />

excelente modo de enseñar. Y, por eso, a<br />

Cristo, como a doctor supremo, le competía<br />

este modo, para que imprimiese su doctrina<br />

en los corazones de los oyentes. Esta es la<br />

razón de que en Mt 7,29 se diga que los<br />

enseñaba como quien tiene autoridad. Por esto,<br />

también entre los gentiles, Pitágoras y Sócrates,<br />

que fueron doctores excepcionales,<br />

no quisieron escribir nada. Los escritos se<br />

ordenan a imprimir la doctrina en los corazones<br />

de los lectores, como a su fin.<br />

Segundo, por la excelencia de la doctrina<br />

de Cristo, imposible de encerrarse en un<br />

escrito, conforme a aquellas palabras de Jn<br />

21,25: Hay además otras muchas cosas que hizo<br />

Jesús, que, si se escribiesen una por una, pienso que<br />

ni el mundo entero bastaría para contener los libros<br />

que sería preciso escribir. Como dice Agustín 15 ,<br />

no hay que pensar que el mundo no podría contenerlos<br />

localmente, sino que la capacidad de los<br />

lectores sería insuficiente para comprenderlos. Si,<br />

pues, Cristo hubiera consignado su doctrina<br />

por escrito, los hombres hubiesen pensado<br />

que no tenía otra más alta que la escrita.<br />

Tercero, para que su doctrina pasase ordenadamente<br />

de El a todos, de este modo:<br />

El enseñó inmediatamente a sus discípulos,<br />

y éstos aleccionaron a los demás de palabra<br />

y por escrito. En cambio, de haber escrito<br />

El mismo, su doctrina hubiera llegado inmediatamente<br />

a todos. De donde también<br />

a propósito de la Sabiduría se escribe, en<br />

Prov 9,3, que envió sus doncellas a invitar a lo<br />

más alto de la ciudad.<br />

Es preciso saber, sin embargo, que, como<br />

escribe Agustín en I De consensu evang. 16 ,<br />

algunos gentiles pensaron que Cristo escribió<br />

algunos libros que contenían fórmulas<br />

mágicas, mediante las cuales hacía los milagros.<br />

La doctrina cristiana condena tales<br />

interpretaciones. Pero los que afirman haber<br />

leído tales libros, son incapaces de hacer nada de lo<br />

que admiran como hecho mediante tales libros. Por<br />

juicio divino yerran también de tal modo los que<br />

sostienen que tales libros iban dirigidos, en forma<br />

de carta, a Pedro y Pablo, porque en muchos<br />

lugares vieron a éstos pintados junto con Cristo. Y<br />

no es maravilla que se hayan dejado engañar por<br />

los pintores que inventan esto, porque en todo el<br />

tiempo que Cristo vivió en carne mortal con sus<br />

discípulos, todavía no figuraba Pablo entre ellos.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Como escribe Agustín,<br />

en el mismo libro 17 , Cristo es cabera de todos<br />

sus discípulos como miembros que son de su cuerpo.<br />

Y así, cuando ellos escribieron lo que El manifestó<br />

y enseñó, no se puede decir que El no escribió,<br />

puesto que sus miembros realizaron lo que, al<br />

dictado de la cabera, entendieron. Todo cuanto El<br />

quiso que nosotros leyésemos sobre sus obras y sus<br />

palabras, ordenó que fuera escrito por ellos como<br />

por sus propias manos.<br />

2. A la segunda hay que decir: La ley antigua<br />

fue dada en imágenes sensibles, y por<br />

eso fue escrita acertadamente con signos<br />

sensibles. Pero la doctrina de Cristo, que es<br />

ley del espíritu de vida (cf. Rom 8,2), debió ser<br />

escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios<br />

vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de<br />

carne del corazón, como dice el Apóstol en<br />

2 Cor 3,3.<br />

3. A la tercera hay que decir Los que se<br />

niegan a dar fe a lo que los Apóstoles escribieron<br />

de Cristo, tampoco hubieran creído los<br />

escritos del propio Cristo, de quien opinan<br />

que hizo los milagros por artes mágicas.<br />

13. C.7: ML 34,1047. 14. De consensu evang. 1.1 c.7: ML 34,1047. 15. In loann. 21,25,<br />

tract.124: ML 35,1976. 16. C.9: ML 34,1049. 17. De consensu evang. 1.1 c.35: ML 34,1070.

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