08.06.2013 Views

Tertia Pars - Suma Teológica

Tertia Pars - Suma Teológica

Tertia Pars - Suma Teológica

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

460 Tratado del Verbo encarnado C.53 a.2<br />

noche; y entonces ya había resucitado Cristo,<br />

porque continúa: y vio la piedra quitada del<br />

sepulcro. Luego Cristo no resucitó al tercer<br />

día.<br />

En cambio está lo que se dice en Mt<br />

20,19: Le entregarán a los gentiles para que le<br />

escarnezcan, le flagelen j le crucifiquen; pero al<br />

tercer día resucitará.<br />

Solución. Hay que decir: Como acabamos<br />

de decir (a.l), la resurrección de Cristo fue<br />

necesaria para instrucción de nuestra fe. Y<br />

nuestra fe recae tanto en la divinidad como<br />

en la humanidad de Cristo, pues no basta<br />

creer una cosa sin la otra, como es manifiesto<br />

por lo dicho anteriormente (q.36 a.4;<br />

cf. 2-2 q.2 a.7 y 8). Y por eso, para confirmar<br />

la fe en su divinidad, convino que<br />

resucitase pronto, y que su resurrección no<br />

se aplazase hasta el fin del mundo; y para<br />

que se hiciese firme la fe en su humanidad<br />

y en su muerte, fue necesario que mediase<br />

un intervalo entre su muerte y su resurrección,<br />

pues si hubiese resucitado inmediatamente<br />

después de la muerte, podría dar la<br />

impresión de que ésta no fue real y, por<br />

consiguiente, tampoco la resurrección. Pero<br />

para poner en claro la verdad de la muerte<br />

de Cristo bastaba con que su resurrección<br />

se difiriese hasta el tercer día, pues no<br />

acontece que en este espacio de tiempo<br />

dejen de aparecer algunas señales de vida en<br />

el hombre que, tenido por muerto, vive sin<br />

embargo.<br />

Por la resurrección al tercer día se avalora<br />

la perfección del ternario, que es el número<br />

de todas las cosas, como que contiene el principio,<br />

el medio y el fm, como se dice en I De<br />

Coelo s .<br />

Místicamente muestra también que Cristo<br />

con su sola muerte, a saber, la corporal, que<br />

fue luz por su bondad, destruyó nuestras dos<br />

muertes 6 , esto es, la del cuerpo y la del alma,<br />

que son tenebrosas por causa del pecado.<br />

Y, por ese motivo, permaneció muerto un<br />

día entero y dos noches, como escribe<br />

Agustín en IV De Trín. 7<br />

Por eso también se da a entender que,<br />

con la resurrección de Cristo, comenzaba la<br />

tercera era. Pues la primera fue la anterior<br />

a la ley; la segunda, la de la ley; la tercera,<br />

la de la gracia. Con la resurrección de Cristo<br />

empieza asimismo el tercer estado de los<br />

santos. Porque el primero tuvo lugar bajo<br />

5. ARISTÓTELES, c.l n.2 (Bic 268all); S. TH., lect.2.<br />

7. C.6: ML 42,894. 8. C.6: ML 42,894.<br />

las figuras de la ley; el segundo, en la verdad<br />

de la fe; el tercero se producirá en la eternidad<br />

de la gloria, a la que Cristo dio principio<br />

con su resurrección.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: La cabeza y los miembros<br />

son conformes en la naturaleza, pero<br />

no en el poder, pues el poder de la cabeza<br />

es superior al de los miembros. Y, por tal<br />

motivo, para demostrar la excelencia del<br />

poder de Cristo, fue conveniente que El<br />

resucitase al tercer día, aplazándose la resurrección<br />

de los demás hasta el fin del<br />

mundo.<br />

2. A la segunda hay que decir: La retención<br />

implica cierta coacción. Pero Cristo no era<br />

retenido atado por necesidad alguna de la<br />

muerte, sino que estaba libre entre los muertos<br />

(cf. Sal 87,6). Y por esto permaneció algún<br />

tiempo en la muerte, no como retenido,<br />

sino por propia voluntad, mientras juzgó<br />

que eso era necesario para instrucción de<br />

nuestra fe. Y se dice que se hace al instante<br />

lo que se realiza en un corto espacio de<br />

tiempo.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Como antes<br />

se expuso (q.51 a.4 ad 1 et 2), Cristo resucitó<br />

hacia el amanecer, cuando ya clareaba<br />

el día, para dar a entender que, con su<br />

resurrección, nos impulsaba hacia la luz de<br />

la gloria; así como murió al atardecer, cuando<br />

el día tiende a las tinieblas, para significar<br />

que, mediante su muerte, destruía las tinieblas<br />

de la culpa y de la pena. Y, sin embargo,<br />

se dice que resucitó al tercer día, entendiendo<br />

éste como un día natural, el que<br />

comprende el espacio de veinticuatro horas.<br />

Y, como dice Agustín, en IV De Trin. 8 , la<br />

noche que se prolonga hasta el amanecer en que se<br />

anunció la resurrección de Cristo, pertenece al tercer<br />

día. Porque Dios, que dijo que brillase la luz en<br />

las tinieblas, afín de que, por la gracia del Nuevo<br />

Testamento y por la participación en la resurrección<br />

de Cristo, oyésemos: Fuisteis algún tiempo tinieblas,<br />

pero ahora sois luz en el Señor (Ef 5,8), en<br />

cierto modo nos manifiesta que el día tiene su<br />

principio en la noche. Pues así como los primeros<br />

días, a causa de la futura caída del hombre, se<br />

cuentan desde la luz hasta la noche, así también<br />

éstos, por causa de la reparación del hombre, se<br />

cuentan desde las tinieblas a la luz.<br />

Y así resulta claro que, incluso si hubiera<br />

resucitado a media noche, se podría decir<br />

que había resucitado al tercer día, enten-<br />

6. AGUSTÍN, De Trín., 1.4 c.3: ML 42,892.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!