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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.54 a.3 Sobre las cualidades de Cristo resucitado 467<br />

Salvador, después de la resurrección, ya en una<br />

carne espiritual sin duda, pero verdadera, comió y<br />

bebió con sus discípulos, no 17 porque tuviese necesidad<br />

de alimentos, sino por el poder que para esto<br />

tenía. Porque, como dice Beda In Lúe. 18 , de<br />

una manera absorbe el agua la tierra sedienta, y de<br />

otra el rayo ardiente del sol; aquélla, por necesidad;<br />

éste, por su fuerza. Comió, por consiguiente,<br />

después de la resurrección, no como si necesitase<br />

de comida, sino para demostrar de ese modo la<br />

naturaleza del cuerpo resucitado. Y por esto no<br />

se sigue que su cuerpo fuese animal, que es<br />

el que necesita comida.<br />

ARTICULO 3<br />

¿El cuerpo de Cristo resucitó integro?<br />

Quodl. 5 q.3 a.l; In lo. 20 lect.6<br />

Objeciones por las que parece que el<br />

cuerpo de Cristo no resucitó íntegro.<br />

1. A la integridad del cuerpo pertenecen<br />

la carne y la sangre, que Cristo parece<br />

no haber tenido, pues en 1 Cor 15,50 se<br />

dice: La carne y la sangre no poseerán el reino de<br />

Dios. Pero Cristo resucitó en la gloria de<br />

Dios. Luego parece que no tuvo carne y<br />

sangre.<br />

2. Aún más: la sangre es uno de los<br />

cuatro humores. Por consiguiente, si Cristo<br />

tuvo sangre, por igual razón tuvo los otros<br />

humores, de los que se origina la corrupción<br />

en los cuerpos de los animales. Así<br />

pues, se seguiría que el cuerpo de Cristo<br />

sería corruptible, lo que es inaceptable. Luego<br />

no tuvo carne ni sangre.<br />

3. Y también: el cuerpo de Cristo que<br />

resucitó, subió al cielo. Pero en algunas<br />

iglesias se conserva como reliquia algo de<br />

su sangre. Luego el cuerpo de Cristo no<br />

resucitó con la integridad de todas sus partes.<br />

En cambio está lo que dice el Señor, en<br />

Le 24,39, hablando con sus discípulos después<br />

de la resurrección: El espíritu no tiene<br />

carne y huesos, como veis que yo tengo.<br />

Solución. Hay que decir: Como antes se<br />

ha expuesto (a.2 ad 2), el cuerpo de Cristo<br />

resucitado tuvo la misma naturaleza, pero una<br />

gloria distinta. Por lo que, cuanto pertenece<br />

a la naturaleza del cuerpo humano, estuvo<br />

íntegramente en el cuerpo de Cristo resucitado.<br />

Pero es evidente que a la naturaleza<br />

del cuerpo humano pertenecen las carnes,<br />

los huesos, la sangre y las demás cosas de<br />

este género. Y, por este motivo, en el cuerpo<br />

de Cristo resucitado existieron todas<br />

estas cosas. Y, por cierto, íntegramente, sin<br />

ninguna disminución; de otra manera la<br />

resurrección no sería perfecta, en el caso de<br />

que no hubiera sido reintegrado todo lo que<br />

por la muerte había caído. De donde también<br />

el Señor lo promete a sus fieles, diciendo,<br />

en Mt 10,30: Todos los cabellos de vuestra<br />

cabera están contados. Y en Le 21,18 está<br />

escrito: No perecerá un solo cabello de vuestra<br />

cabera.<br />

Decir, en cambio, que el cuerpo de Cristo<br />

no tuvo carne y huesos, y las demás partes<br />

naturales del cuerpo humano por el estilo,<br />

es propio del error de Eutiques, obispo de<br />

la ciudad de Constantinopla, quien sostenía<br />

que 19 nuestro cuerpo, en la resurrección gloriosa,<br />

será impalpable, y más sutil que el viento y el aire;<br />

y que el Señor, una vez que confirmó los corazones<br />

de los discípulos que le habían palpado, lo<br />

convirtió en algo sutil. Lo cual es condenado<br />

por Gregorio en el mismo lugar 20 , porque<br />

el cuerpo de Cristo, después de la resurrección,<br />

no se cambió, conforme a las palabras<br />

de Rom 6,9: Cristo, al resucitar de entre los<br />

muertos, ya no muere. Por lo que también<br />

aquél, a la hora de la muerte, se retractó de<br />

lo que había dicho 21 . Pues si es inconveniente<br />

que Cristo, en su concepción, recibiese<br />

un cuerpo de otra naturaleza, por<br />

ejemplo celeste, como defendió Valentín 22 ,<br />

resulta mucho más incongruente que, en su<br />

resurrección, reasumiese un cuerpo de otra<br />

naturaleza, porque en la resurrección reasumió,<br />

para una vida inmortal, el cuerpo que,<br />

en su concepción, había tomado para una<br />

vida mortal.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A. la<br />

primera hay que decir: En el pasaje aducido, la<br />

carne y la sangre no significan la naturaleza de<br />

carne y sangre, sino la culpa de la carne y<br />

de la sangre, como dice Gregorio, en XIV<br />

Moral. 23 ; o la corrupción de la carne y de la<br />

sangre, porque, como escribe Agustín, en<br />

Ad Consentium, de Resurrectione Camis 24 , no<br />

habrá allí corrupción ni mortalidad de la carne y<br />

de la sangre. Por consiguiente, la carne, según<br />

17. L.22 c.19: ML 41,781. 18. In Lúe. 24,41, 1.6: ML 92,631. 19. En GREGORIO MAGNO,<br />

Moral., 1.14 c.56: ML 75,1077. Cf. PABLO DIÁCONO, S. Gregor. Magni Vita, c.9: ML 75,45; JUAN DIÁCONO, S.<br />

Gregor. Magni Vita, 1.1 c.28: ML 75,73. 20. Moral., 1.14 c.56: ML 75,1078. 21. Cf. GREGORIO<br />

MAGNO, Moral., 1.14 c.56: ML 75,1079. Cf. JUAN DIÁCONO, S. Gregor. Magni Vita, 1.1 c.30: ML 75,75. 22. Cf.<br />

AGUSTÍN, De honres., § 11: ML 42,27. 23. C.56: ML 75,1078. 24. Epist. 205 c.2: ML 33,947.

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