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Tertia Pars - Suma Teológica

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352 Tratado del Verbo encarnado<br />

C.39 a.8<br />

1. Lo que se aparece conforme a una<br />

semejanza da la impresión de aparecerse<br />

como un fantasma. Pero en Le 3,22 se dice<br />

que el Espíritu Santo descendió sobre él en forma<br />

corporal, como una paloma. Luego no fue una<br />

verdadera paloma, sino una semejanza de<br />

paloma.<br />

2. Aún más: como la naturaleza no hace<br />

nada en vano, así tampoco Dios, como se dice<br />

en I De cáelo* 1 . Pero no habiendo venido<br />

aquella paloma más que para significar algo y<br />

desaparecer después, como dice Agustín en II<br />

De Trin. 38 , hubiera sido una verdadera paloma<br />

en vano, porque lo mismo podría<br />

realizarse mediante la semejanza de una<br />

paloma. Luego aquella paloma no fue verdadero<br />

animal.<br />

3. Y también: las propiedades de una<br />

cosa conducen al conocimiento de su naturaleza.<br />

Si, pues, aquella paloma hubiera sido<br />

verdadero animal, las propiedades de la paloma<br />

denotarían la naturaleza del verdadero<br />

animal, y no los efectos del Espíritu Santo.<br />

Luego da la impresión de que aquella paloma<br />

no fue un animal verdadero.<br />

En cambio está lo que dice Agustín en<br />

De agone christiano 39 : Y no afirmamos esto de tal<br />

modo que digamos que sólo Nuestro Señor Jesucristo<br />

tuvo un cuerpo verdadero, y que el Espíritu Santo<br />

se apareció con engaño a los ojos de los hombres;<br />

sino que creemos que ambos cuerpos fueron verdaderos.<br />

Solución. Hay que decir: Como ya queda<br />

expuesto (q.5 a.l), no convenía que el Hijo<br />

de Dios, que es la Verdad del Padre, se<br />

sirviese de ficción alguna; y por eso no<br />

tomó un cuerpo fantástico, sino real. Y por<br />

llamarse el Espíritu Santo Espíritu de Verdad,<br />

como es manifiesto por Jn 16,13, formó<br />

una paloma verdadera en la que se apareció,<br />

aunque no la asumió en unidad de persona.<br />

Por lo que, después de las palabras antes<br />

mencionadas, añade Agustín : Como no convenía<br />

que el Hijo de Dios engañase a los hombres,<br />

así tampoco convenía que los frustrase el Espíritu<br />

Santo. Y al Dios todopoderoso, que hizo de la nada<br />

todo lo creado, no le era difícil hacer el cuerpo<br />

verdadero de una paloma sin la intervención de<br />

otras palomas, como no le fue difícil formar un<br />

cuerpo verdadero en el seno de María sin el concurso<br />

del varón; porque las criaturas corporales están<br />

sujetas al imperio y a la voluntad del Señor, tanto<br />

para formar un hombre en las entrañas de una<br />

mujer como para formar una paloma en el mundo<br />

material.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Se declara que el Espíritu<br />

Santo descendió en forma o semejanza<br />

de paloma, no con el fin de excluir la<br />

realidad de la paloma, sino para mostrar que<br />

no se dejó ver en la forma de su sustancia.<br />

2. A la segunda hay que decir: No fue<br />

superfluo formar una verdadera paloma<br />

para que por medio de ella se manifestase<br />

el Espíritu Santo, ya que por la verdad de<br />

la paloma se daba a entender la verdad del<br />

Espíritu Santo y sus efectos.<br />

3. A la tercera hay que decir: Las propiedades<br />

de la paloma lo mismo sirven para<br />

expresar la naturaleza de la paloma que para<br />

designar los efectos del Espíritu Santo. Precisamente<br />

por tener tales propiedades, la<br />

paloma simboliza al Espíritu Santo.<br />

ARTICULO 8<br />

¿Fue oportuno que, una vez bautizado<br />

Cristo, se dejase oír la voz del Padre<br />

dando testimonio en favor de su Hijo?<br />

Infra q.45 a.4; q.66 a.6; In Sent. 1 d.16 a.3<br />

Objeciones por las que parece no haber<br />

sido oportuno que, una vez bautizado Cristo,<br />

se dejase oír la voz del Padre dando<br />

testimonio en favor del Hijo.<br />

1. El Hijo y el Espíritu Santo, en cuanto<br />

aparecidos sensiblemente, son designados<br />

como enviados visiblemente. Pero al Padre<br />

no le conviene el ser enviado, como es<br />

notorio por lo que dice Agustín en II De<br />

Trin. 41 . Luego tampoco le conviene aparecer.<br />

2. Aún más: la voz expresa la palabra<br />

concebida en la mente. Ahora bien, el Padre<br />

no es el Verbo. Luego es incorrecto que se<br />

manifieste mediante la voz.<br />

3. Y también: Cristo hombre no comenzó<br />

a ser Hijo de Dios en el momento<br />

del bautismo, como pensaron algunos herejes<br />

42 , sino que lo fue desde el inicio de su<br />

concepción. Por consiguiente, la voz del<br />

Padre debió dar testimonio de la divinidad<br />

37. ARISTÓTELES, c.4 n.8 (BK 271a33); S. TH., lect.8. 38. C.6: ML 42,853. 39. C.22: ML<br />

40,303. 40. De Agone Chríst. c.22: ML 40,303. 41. C.5: ML 42,849; c.12: ML 42,859.<br />

42. EBIÓN y CERINTO, con sus discípulos: cf. EPIFANIO, De Moeres. 1.1 tit.2, haeres.28: MG 41,380;<br />

haeres.30: MG 41,429; 1.2 tit.l haeres. 51 n.6: MG 41,897; n.20: MG 41,925; TEODORETO, Hamt.<br />

Fabul. Compend. 1.2 c.3: MG 83,389.

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