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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.35 a.5 Sobre el nacimiento de Cristo 315<br />

enteramente distintos. Por consiguiente, da<br />

la impresión de que, en virtud de una misma<br />

relación, Cristo no puede llamarse Hijo<br />

del Padre y de la Madre. Hay, pues, dos<br />

filiaciones en Cristo.<br />

En cambio está que, como dice el Damas<br />

ceno en el libro III 20 , en Cristo se<br />

multiplica lo que pertenece a la naturaleza,<br />

no lo que es propio de la persona. Ahora<br />

bien, la filiación pertenece sobre todo a la<br />

persona, puesto que es una propiedad personal,<br />

como es claro por lo dicho en la<br />

Primera Parte (q.32 a.3; q.40 a.2). Luego en<br />

Cristo hay una sola filiación.<br />

Solución. Hay que decir: Sobre esta cuestión<br />

hay distintas opiniones. Algunos 21 , fijándose<br />

en la causa de la filiación, que es el<br />

nacimiento, ponen en Cristo dos filiaciones,<br />

como hay también en El dos nacimientos.<br />

Otros z en cambio, atendiendo al sujeto de<br />

la filiación, que es la persona o hipóstasis,<br />

establecen en Cristo una sola filiación, lo<br />

mismo que tiene una sola hipóstasis o persona.<br />

La unidad o pluralidad de la relación no<br />

se toma de los términos, sino de la causa o<br />

del sujeto. En caso de tomarse de los términos,<br />

sería necesario que cada hombre<br />

tuviese dos filiaciones: una, la relacionada<br />

con el padre, y otra, la referente a la madre.<br />

Pero quien considere atentamente el problema<br />

ve que cada uno está vinculado con<br />

el padre y con la madre por la misma<br />

relación, debido a la unidad de la causa. El<br />

hombre procede del padre y de la madre<br />

mediante un mismo nacimiento, por lo que<br />

se refiere a los dos con la misma relación.<br />

Y la misma razón se da en el maestro que<br />

instruye a los alumnos con la misma doctrina,<br />

y en el señor que gobierna a diversos<br />

subditos con la misma autoridad. Pero si las<br />

diversas causas fueran específicamente diferentes,<br />

parece que, por ello, las relaciones<br />

se distinguirán específicamente. Por lo que<br />

nada impide que en un mismo sujeto existan<br />

varias relaciones específicamente distintas.<br />

Por ejemplo, si alguien enseña a unos<br />

gramática y a otros lógica, la naturaleza del<br />

magisterio sería distinta en cada caso; y, por<br />

eso, un mismo hombre puede ser maestro<br />

de distintos o de los mismos alumnos mediante<br />

diversas relaciones de acuerdo con<br />

las diferentes enseñanzas. Pero sucede alguna<br />

vez que uno se relaciona con muchos<br />

por diversas causas, pero de la misma especie;<br />

por ejemplo, cuando alguien es padre<br />

de varios hijos de acuerdo con distintos<br />

actos generativos. Por lo que la paternidad<br />

no puede ser específicamente diferente, ya<br />

que los actos de la generación son específicamente<br />

los mismos. Y como varias formas<br />

de la misma especie no pueden coexistir en<br />

un mismo sujeto, no es posible que haya<br />

varias paternidades en el que es padre de<br />

muchos hijos por generación natural. Ocurriría<br />

lo contrario en caso de que fuese<br />

padre de uno por generación natural y de<br />

otro por adopción.<br />

Ahora bien, es evidente que Cristo no<br />

nació eternamente del Padre y temporalmente<br />

de la madre mediante un único y<br />

mismo nacimiento. Y el nacimiento no es<br />

de la misma especie. Por lo que, bajo este<br />

aspecto, sería necesario decir que en Cristo<br />

hay diversas filiaciones, una temporal y otra<br />

eterna. Pero como el sujeto de la filiación<br />

no es la naturaleza o una parte de la naturaleza,<br />

sino sólo la persona o la hipóstasis,<br />

y en Cristo no hay más hipóstasis o persona<br />

que la eterna, no puede haber en El filiación<br />

alguna fuera de la que existe en la hipóstasis<br />

eterna. Ahora bien, toda relación temporal<br />

que se anuncie de Dios no pone en el<br />

mismo Dios eterno algo real, sino sólo algo<br />

mental, como quedó expuesto en la Primera<br />

Parte (q.13 a.7). Y por eso la filiación que<br />

vincula a Cristo con su madre no puede ser<br />

una relación real, sino sólo mental.<br />

Y, de este modo, las dos opiniones resultan<br />

parcialmente verdaderas, pues, si nos<br />

fijamos en las nociones estrictas de filiación,<br />

es necesario hablar de dos filiaciones, de<br />

acuerdo con la dualidad de los nacimientos.<br />

En cambio, si nos atenemos al sujeto de la<br />

filiación, que solamente puede ser el supuesto<br />

eterno, no es posible que exista en<br />

Cristo otra filiación real que la eterna.<br />

Sin embargo, (Cristo) se llama hijo respecto<br />

de su madre en virtud de la relación<br />

sobrentendida en la relación de maternidad<br />

respecto de Cristo; como Dios es llamado<br />

20. DeFideOrth. c.!3:MG 94,1033; c.!4:MG 94,1033. 21. Opinión de ROBERTO KILWARDBY,<br />

In Sent. 1.3. Se formula la pregunta: ¿Hay en Cristo dos filiaciones? (Ms. del Colegio Merton de Oxford<br />

131, fo!.109r): véase LONGPRÉ, Antonianum (1932), p.295. Cf. VIGILIO TAPSENSE, De unit. Trin. c.14:<br />

ML 62,344; o c.ll: ML 42,1166. PsEUDO-Huco DE SAN VÍCTOR, Summa Sent. tr.l c.15: ML 176,70;<br />

ABELARDO, Sic et non § 75: ML 178,1448. 22. GANDULEO DE BOLONIA, Sent. 1.3 § 15 (WA 285);<br />

BUENAVENTURA, In Sent. 3 d.8 a.2 q.2 (QR 3,194); ALBERTO MAGNO, In Sent. 3 d.8 a.l (BO 28,163).

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