08.06.2013 Views

Tertia Pars - Suma Teológica

Tertia Pars - Suma Teológica

Tertia Pars - Suma Teológica

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

774 Tratado de los Sacramentos C.84 a.7<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Es de derecho natural<br />

que uno haga penitencia del mal cometido<br />

doliéndose de haberlo cometido, buscando<br />

de alguna manera un remedio para este<br />

dolor y manifestando al mismo tiempo signos<br />

del propio dolor, como hicieron, por<br />

ej., los ninivitas, según se refiere en Jon<br />

3,4ss. En éstos, sin embargo, algo debió de<br />

añadírseles de la fe que habían recibido por<br />

la predicación de Joñas, o sea, el que hicieran<br />

la penitencia con la esperanza de conseguir<br />

el perdón divino, de acuerdo con lo<br />

que allí mismo (v.9) se dice: Quién sabe si<br />

Dios no se arrepentirá del furor de su cólera y no<br />

pereceremos. Pero de la misma manera que<br />

otras cosas que son de derecho natural<br />

recibieron una determinación por la institución<br />

de la ley divina, como en la Segunda<br />

Parte se dijo 18 , así también sucedió con la<br />

penitencia.<br />

2. A la segunda hay que decir. Las cosas<br />

que son de derecho natural recibieron determinaciones<br />

diversas en la antigua y en la<br />

nueva ley, proporcionalmente a la imperfección<br />

de la antigua y la perfección de la<br />

nueva. Por lo que la penitencia también en<br />

la antigua ley recibió alguna determinación.<br />

En lo que se refiere al dolor existió el<br />

mandato de que existiese más en el corazón<br />

que en los signos externos, como consta en<br />

las palabras de Jl 2,13: Rasgad vuestros compones<br />

y no vuestras vestiduras. En lo concerniente<br />

al remedio del dolor, estaba la prescripción<br />

de confesar de algún modo los pecados a<br />

los ministros de Dios, al menos en general,<br />

por lo que el Señor dice en Lev 5,17-18: Si<br />

uno pecare por ignorancia... llevará al sacerdote un<br />

cordero del rebaño, sin defecto, de un valor proporcionado<br />

a su pecado; y el sacerdote expiará por el<br />

pecado que cometió por ignorancia, y le será perdonado.<br />

Así que, por el hecho de que uno<br />

presentaba una oblación por el pecado, de<br />

alguna manera confesaba al sacerdote su<br />

pecado. De ahí que en Prov 28,13 se diga:<br />

El que oculta sus pecados no prosperará, el que los<br />

confiesa y se enmienda alcanzará misericordia.<br />

La potestad de las llaves, sin embargo,<br />

que deriva de la pasión de Cristo, no había<br />

sido instituida todavía. Y, por consiguiente,<br />

no se había determinado aún que uno tenía<br />

que dolerse de su pecado con propósito de<br />

someterse por la confesión y la satisfacción<br />

a las llaves de la Iglesia con la esperanza de<br />

conseguir el perdón por virtud de la pasión<br />

de Cristo.<br />

3. A. la tercera hay que decir: Si bien se<br />

miran las cosas, se verá que lo que el Señor<br />

dijo sobre la necesidad del bautismo, según<br />

Jn 3,3ss, es anterior en tiempo a lo que dijo<br />

en Mt 4,17 sobre la necesidad de la penitencia.<br />

Porque lo que dijo a Nicodemo<br />

acerca del bautismo fue antes del encarcelamiento<br />

de Juan el Bautista, de quien se<br />

dice más adelante (v.23-24) que bautizaba.<br />

Mientras que lo que dijo sobre la penitencia<br />

fue después del encarcelamiento de Juan el<br />

Bautista (Mt 4,12). Pero, aunque fuese exhortado<br />

a la penitencia antes que al bautismo,<br />

esto se debería al hecho de que también<br />

antes del bautismo se requiere una<br />

cierta penitencia, como dijo también San<br />

Pedro en Act 2,38: Haced penitencia y que cada<br />

uno de vosotros se bautice.<br />

4. A. la cuarta hay que decir. Cristo no hizo<br />

uso del bautismo que él mismo había instituido,<br />

sino que fue bautizado con el bautismo<br />

de Juan, como en su lugar se dijo (q.39<br />

a.2). Pero, además, ni siquiera lo administró<br />

durante su ministerio, porque él comúnmente<br />

no bautizaba, sino sus discípulos, como<br />

se dice en Jn 4,2, aunque debamos pensar<br />

que bautizaría a sus discípulos, como opina<br />

San Agustín en Ad Seleucianum 19 .<br />

Pero el uso de este sacramento, por él<br />

instituido, de ningún modo le concernía: ni<br />

porque tuviera que arrepentirse, él que no<br />

tenía pecado; ni porque tuviera que administrárselo<br />

a otros, ya que para manifestar<br />

su misericordia y su poder comunicaba el<br />

efecto de este sacramento sin utilizar el<br />

sacramento, como se acaba de decir (a.5<br />

ad 3).<br />

Sin embargo, él mismo asumió el sacramento<br />

de la eucaristía y se lo dio a los<br />

discípulos: ya para poner de relieve la excelencia<br />

de este sacramento, ya porque este<br />

sacramento es memorial de su pasión, en la<br />

que Cristo es sacerdote y víctima'.<br />

18. 1-2 q.100 a.ll; cf. q.60 a.5 ad 3; q.61 a.3 ad 2. 19. Epist. 265: ML 33,1087.<br />

i. La opinión de San Agustín queda de algún modo revocada al reconocer que la humanidad del<br />

Verbo encarnado, con la cual entraron en contacto los discípulos, es el sacramento por excelencia.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!