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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.87 a.3 La remisión de los pecados veniales 797<br />

2. A la segunda hay que dedr: El pecado<br />

venial, como acabamos de afirmar (a.l),<br />

nunca se perdona sin un acto implícito o<br />

explícito de la penitencia virtud. Sin embargo,<br />

puede ser perdonado sin el sacramento<br />

de la penitencia, constituido formalmente<br />

por la absolución del sacerdote, como también<br />

se ha dicho ya 4 . Y, por eso, no se sigue<br />

que para la remisión del pecado venial se<br />

requiera la infusión de la gracia, la cual,<br />

aunque se produzca en todo sacramento,<br />

no se produce en todo acto de virtud.<br />

3. A. la tercera hay que dedr: En el cuerpo<br />

puede producirse una mancha de dos maneras.<br />

Primera, por la privación de lo que<br />

se requiere para su ornato, como es el<br />

debido color y la debida proporción de los<br />

miembros. Segunda, por la sobreposición<br />

de cosas que ocultan su belleza, como es el<br />

barro o el polvo. Pues, de la misma manera,<br />

en el alma también puede producirse una<br />

mancha por la privación del ornato de la<br />

gracia con el pecado mortal o por la inclinación<br />

desordenada del afecto hacia alguna<br />

cosa temporal, que es lo propio del pecado<br />

venial. Y, por eso, para quitar la mancha del<br />

pecado mortal se requiere la infusión de la<br />

gracia, pero para quitar la mancha del pecado<br />

venial se requiere un acto procedente de<br />

la gracia por el que se elimina la desordenada<br />

adhesión a la cosa temporal.<br />

ARTICULO 3<br />

¿Se perdonan los pecados veniales con la<br />

aspersión del agua bendita, la bendición<br />

episcopal y cosas parecidas? b<br />

Supra q.65 a.l ad 6.8; q.83 a.3 ad 3; Sent. 4 d.16 q.2<br />

a.2 q."4; d.17 q.3 a.3 q."3; d.21 q.2 a.l.2;j2«. Disp.,<br />

De malo q.7 a. 12<br />

Objeciones por las que parece que los<br />

pecados veniales no se perdonan con la<br />

aspersión del agua bendita, la bendición<br />

episcopal y cosas parecidas.<br />

1. Hemos dicho anteriormente (a.l)<br />

que los pecados veniales no se perdonan sin<br />

penitencia. Pero la penitencia basta por sí<br />

sola para perdonar los pecados veniales.<br />

Luego estas prácticas no tienen eficacia para<br />

perdonar estos pecados.<br />

2. Aún más: cada una de estas prácticas<br />

dice relación a un pecado venial determinado<br />

y a todos. Luego si alguna de estas<br />

prácticas perdona un pecado venial, se sigue<br />

que, por la misma razón, los perdona todos.<br />

Por lo que, con un golpe de pecho o con<br />

una aspersión de agua bendita, el hombre<br />

quedaría limpio de todos los pecados veniales,<br />

lo cual parece inaceptable.<br />

3. Y también: los pecados veniales llevan<br />

consigo el débito de una pena, aunque<br />

sólo sea temporal, ya que se dice en 1 Cor<br />

3,12.15 de quien edificó sobre madera, heno o<br />

paja que se salvará, pero como atravesando fuego.<br />

Ahora bien, estas prácticas, a las que se<br />

atribuye el poder de perdonar los pecados<br />

veniales, no llevan consigo ninguna pena, o<br />

si la llevan es mínima. Luego no bastan para<br />

la completa remisión de los pecados veniales.<br />

En cambio dice San Agustín en su libro<br />

De Poenitentia 5 que por los pecados leves nos<br />

damos golpes de pecho y decimos perdona nuestras<br />

ofensas. Parece, pues, claro que darse golpes<br />

de pecho y la oración dominical producen<br />

la remisión de los pecados. Y la misma<br />

razón vale para las otras prácticas.<br />

Solución. Hay que decir: Para la remisión<br />

del pecado venial no se requiere, como<br />

acabamos de ver (a.2), una nueva infusión<br />

de la gracia, sino que es suficiente un acto<br />

procedente de la gracia por el que el hombre<br />

detesta su pecado explícita o, por lo<br />

menos, implícitamente, como sucede cuando<br />

uno es impulsado fervorosamente hacia<br />

Dios. Por consiguiente, una práctica piadosa<br />

produce la remisión de los pecados veniales,<br />

de tres maneras. Primera, en cuanto<br />

que con ella se infunde la gracia, ya que con<br />

la infusión de la gracia se borran los pecados<br />

veniales, como acabamos de decir (a.2).<br />

Y, en este sentido, se perdonan los pecados<br />

veniales con la eucaristía, la extremaunción<br />

y, en general, con todos los sacramentos de<br />

la nueva ley, mediante los cuales se comunica<br />

la gracia.<br />

Segunda, en cuanto va acompañada de la<br />

detestación de los pecados. Y, en este sentido,<br />

la confesión general, los golpes de<br />

pecho y la oración dominical producen la<br />

remisión de los pecados veniales, porque en<br />

4. Q.84 a.l ad 2; a.3; q.86 a.2. 5. De vera etfalsa poenit. c.20: ML 40,1129 Ínter op. AUGUST.<br />

b. En la liturgia y en la piedad cristiana hay una serie de prácticas sacramentales que deben ser<br />

recuperadas e incorporadas en un proceso penitencial cuya cúspide es la absolución solemne.

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