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Tertia Pars - Suma Teológica

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450 Tratado del Verbo encarnado C.52 a.2<br />

hubiera dicho que Cristo fue al seno de Abrahán,<br />

sin nombrar el infierno y sus dolores, me maravillo<br />

de que alguien se atreviera a asegurar que había<br />

bajado a los infiernos. Mas porque testimonios<br />

evidentes hacen mención del infierno y de los dolores,<br />

no hay motivo alguno para pensar que el Salvador<br />

fue allí sino para librarlos de los mismos dolores.<br />

Pero el lugar de los dolores es el infierno<br />

de los condenados. Luego Cristo descendió<br />

al infierno de los condenados.<br />

5. Por último: como dice Agustín, en<br />

un Sermón De Passione z , Cristo, al bajar al<br />

infierno, absolvió a todos los justos que estaban<br />

sujetos por el pecado original. Pero entre éstos<br />

también estaba Job, que dice de sí mismo:<br />

Todo lo mío bajará a lo más profundo del infierno.<br />

Luego Cristo bajó también a lo más profundo<br />

del infierno.<br />

En cambio está que del infierno de los<br />

condenados se dice en Job 10,21: Antes de<br />

que vaya, y sin retorno, a la tierra de tinieblas y<br />

cubierta de la oscuridad de la muerte, etc. Pero<br />

no hay comunidad alguna entre la luz y las<br />

tinieblas, como se dice en 2 Cor 6,14. Luego<br />

Cristo, que es la luz, no bajó al infierno de<br />

los condenados.<br />

Solución. Hay que decir: De dos modos<br />

se dice que algo está en un lugar. Uno, por<br />

su poder. Y, de esta manera, Cristo bajó a<br />

cualquiera de los infiernos; pero no a todos<br />

por igual. Pues, al bajar al infierno de los<br />

condenados, su eficacia se tradujo en impugnarles<br />

por su incredulidad y por su malicia.<br />

En cambio, a los que estaban encerrados<br />

en el purgatorio les dio la esperanza de<br />

alcanzar la gloria. Y a los santos Patriarcas,<br />

que estaban encerrados en el infierno solamente<br />

por el pecado original, les infundió<br />

la luz de la gloria.<br />

De otro modo se dice que algo está<br />

presente en un lugar, por su esencia. Y de<br />

esta manera el alma de Cristo descendió<br />

solamente al lugar del infierno en que estaban<br />

retenidos los justos, a fin de visitar en<br />

su morada, con el alma, a los que interiormente<br />

había visitado por la gracia con su<br />

divinidad. Y así, estando en una parte del<br />

infierno, de algún modo hizo llegar su efecto<br />

a todas las partes del mismo, a la manera<br />

en que, habiendo padecido sólo en un lugar<br />

de la tierra, libró al mundo entero con su<br />

pasión h .<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Cristo, que es la Sabiduría<br />

de Dios, entró en todas las partes inferiores<br />

de la tierra, no localmente, recorriéndolas<br />

todas con el alma, sino extendiendo, de<br />

alguna manera, a todas el efecto de su<br />

poder. Pero de tal modo que solamente<br />

iluminó a los justos, pues el texto continúa:<br />

E iluminaré a todos los que esperan en el Señor<br />

(Eclo 24,45).<br />

2. A la segunda hay que decir: Hay dos<br />

clases de dolor. Uno, el que proviene del<br />

sufrimiento de la pena que los hombres<br />

padecen a causa del pecado actual, según<br />

aquellas palabras del Sal 17,6: Me han rodeado<br />

los dolores del infierno. Otro, el que se origina<br />

en la dilación de la gloria esperada, según<br />

aquellas palabras de Prov 13,12: La esperanza<br />

que se dilata, aflige al alma. Y los santos<br />

Patriarcas sufrían este dolor en el infierno.<br />

Para darlo a entender, dice Agustín, en un<br />

Sermón de Passione 9 , que oraban a Cristo con<br />

ruegos lastimeros.<br />

Cristo quitó unos y otros dolores cuando<br />

descendió al infierno, aunque de modo diverso.<br />

Quitó los dolores de las penas preservando<br />

de ellos, a la manera en que se<br />

dice que el médico quita la enfermedad al<br />

preservar de la misma por medio de las<br />

medicinas. Y los dolores causados por la<br />

dilación de la gloria los hizo desaparecer<br />

actualmente, otorgando la gloria.<br />

3. A la tercera hay que decir: Lo que escribe<br />

allí Pedro es referido por algunos lü al<br />

descenso de Cristo a los infiernos, comentándolo<br />

de este modo: A los que estaban<br />

encerrados en la cárcel, esto es, en el infierno,<br />

que habían sido incrédulos en otro tiempo, Cristo<br />

les predicó, viniendo a ellos en espíritu, es decir,<br />

con su alma. Por esto dice también el Damasceno,<br />

en el libro III n , que así como<br />

evangelizó a los que estaban en la tierra, así<br />

8. Entre las Obras de AGUSTÍN, Serm. Suppos., serm.160: ML 39,2060. 9. Entre las Obras de<br />

AGUSTÍN, Serm. Suppos., serm.160: ML 39,2061. 10. Además de JUAN DAMASCENO, al que luego se<br />

citará, HILARIO, In Psalm., super ps.l 18,82: ML 9,582; CIRILO DE ALEJANDRÍA, Fragm. in 1 Pe 3,19: MG<br />

74,1013; TEOFILACTO, In 1 Pe 3,18: MG 125,1232. Cf. ATANASIO, Epist. Ad Epictetum: MG 26,1060.<br />

11. De Fide Orth., c.29: MG 94,1101.<br />

b. En la muerte de Cristo se abre la puerta de salvación para toda la humanidad de todos los<br />

tiempos, pero en la entrada se respeta la libre determinación del hombre (a.4 sol.2; a.5; a.6 sol.3).

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