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Tertia Pars - Suma Teológica

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462 Tratado del Verbo encarnado C.53 a.4<br />

vida como para no volver a morir, pues<br />

sería para ellos mayor tormento tener que<br />

volver a morir que no haber resucitado. Y<br />

en este sentido habría que entender, como<br />

escribe Jerónimo, In Matth. 12 , el que no<br />

resucitaron antes de que resucitase el Señor. Por<br />

esto dice también el Evangelista que, saliendo<br />

de los sepulcros, después de la resurrección de El,<br />

vinieron a la ciudad santa j se aparecieron a<br />

muchos (Mt 27,53).<br />

Pero Agustín, en la epístola Ad Evodium<br />

13 , al citar esta opinión, dice: Sé que<br />

algunos opinan que, en el momento de la muerte de<br />

Cristo el Señor, fue otorgada a los justos una<br />

resurrección de la misma clase que la que a nosotros<br />

se nos promete para el fin del mundo. Pero, si no<br />

volvieron a morir, despojándose de sus cuerpos,<br />

habrá que ver el modo de entender cómo es Cristo<br />

el primogénito de los muertos (Col 1,18) si le<br />

precedieron tantos en una resurrección de esa clase.<br />

Porque, si se responde que esto se dice por anticipación,<br />

de modo que se entienda que los sepulcros<br />

se abrieron a causa del terremoto acaecido mientras<br />

Cristo pendía de la cruz¡ pero que los cuerpos de<br />

los justos no resucitaron entonces, sino una vez que<br />

El resucitó primero, todavía queda esta dificultad:<br />

¿ Cómo aseguró Pedro que había sido predicho, no<br />

de David sino de Cristo, que su carne no vería la<br />

corrupción, puesto que se conservaba entre ellos el<br />

sepulcro de David? Y no los convencería, si el<br />

cuerpo de David ya no estaba allí, porque, aunque<br />

hubiese resucitado antes, apenas muerto, y su carne<br />

no hubiese experimentado la corrupción, se hubiera<br />

podido conservar su sepulcro. Por otra parte parece<br />

duro que David, de quien desciende Crísto, no<br />

figurase en aquella resurrección de los justos, en caso<br />

de que les hubiese sido otorgada la resurrección<br />

eterna. Peligraría también lo que se dice de los<br />

antiguos justos, en la Carta a los Hebreos: para<br />

que sin nosotros no llegasen ellos a la perfección<br />

(Heb 11,40), en caso de queja entonces hubiesen<br />

logrado la incorrupción de la resurrección que a<br />

nosotros se nos promete para perfeccionarnos al fin<br />

del mundo.<br />

Así, pues, da la impresión de que Agustín<br />

piensa que resucitarían para volver a morir.<br />

Y en esta línea parece que va también lo<br />

que dice Jerónimo, In Matth. 14 : Como resucitó<br />

Lábaro, así también resucitaron muchos cuerpos de<br />

los Santos para manifestar al Señor resucitado.<br />

Aunque, en un Sermón De Assumptione 15 , lo<br />

deja en la duda. No obstante, los argumen-<br />

tos de Agustín parecen mucho más poderosos.<br />

3. A la tercera hay que decir. Así como los<br />

acontecimientos que precedieron a la venida<br />

de Cristo fueron una preparación con<br />

miras a El, así también la gracia es una<br />

disposición para la gloria. Y, por este motivo,<br />

todo lo que atañe a la gloria, bien en<br />

cuanto al alma, como la perfecta fruición de<br />

Dios, bien en cuanto al cuerpo, como la<br />

resurrección gloriosa, debió existir temporalmente<br />

primero en Cristo, como en el<br />

autor de la gloria. Pero convenía que la<br />

gracia se hallase primeramente en las cosas<br />

que se ordenaban a Cristo.<br />

ARTICULO 4<br />

¿Fue Cristo causa de su resurrección?<br />

In 1 Cor. 15 lect.2; In lo. 2 lect.3; In Rom. 4 lect.3; In<br />

Ps., ps.40; Expos. super Symb. a.5<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

no fue causa de su propia resurrección.<br />

1. No es causa de su propia resurrección<br />

cualquiera que es resucitado por otro.<br />

Pero Cristo fue resucitado por otro, según<br />

aquellas palabras de Act 2,24: A quien Dios<br />

resucitó, librándole de los dolores del infierno; y<br />

Rom 8,11: El que resucitó a Jesucristo de entre<br />

los muertos vivificará también nuestros cuerpos<br />

mortales, etc. Luego Cristo no es causa de su<br />

resurrección.<br />

2. Aún más: no se dice que uno merezca,<br />

o que pida a otro, aquello de lo que él<br />

mismo es causa. Pero Cristo, con su pasión,<br />

mereció la resurrección, pues, como dice<br />

Agustín, In loann. 16 : La humildad de la pasión<br />

es el mentó de la gloría de la resurrección. Incluso<br />

el propio Cristo pide al Padre que le resucite,<br />

según el Sal 40,11: Pero tú, Señor, ten<br />

misericordia de mí y resucítame. Luego Cristo no<br />

fue causa de su resurrección.<br />

3. Y también: como demuestra el Damasceno,<br />

en el libro IV 17 , la resurrección<br />

no es propia del alma sino del cuerpo, que<br />

sucumbe por la muerte. Ahora bien, el<br />

cuerpo no fue capaz de unir a sí el alma,<br />

porque ésta es más noble que él. Luego lo<br />

que resucitó en Cristo no pudo ser causa de<br />

su resurrección.<br />

107,1144; PASCASIO RADBERTO, In Matth. 27,52,1.12: ML 120,965; ANSELMO DE LAÓN, In Matth. 27,52:<br />

ML 162,1490. Cf. PsEUDo-JusriNO, Quaest. ad Orth., q.85: MG 6,1325. 12. Super 27,53, 1.4: ML<br />

26,222. 13. Eptst. 164 c.3: ML 33,712. 14. Super 27,53, 1.4: ML 26,222. 15. Epist. 9<br />

Ad Paulara et Eustoch.: ML 30,128. 16. Tract. 104 super 27,1: ML 35,1903. 17. De Fide Orth.,<br />

c.27: MG 94,1220.

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