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Tertia Pars - Suma Teológica

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536 Tratado de los Sacramentos' C.63 a.5<br />

más arriba (a.2), no es ni hábito ni disposición,<br />

sino más bien potencia, de la que<br />

solamente es sujeto la esencia del alma.<br />

Luego parece que el carácter no reside en<br />

la potencia del alma como en su propio<br />

sujeto, sino más bien en su esencia.<br />

3. Y también: las potencias del alma<br />

racional se dividen en cognoscitivas y apetitivas.<br />

Pero no se puede limitar el carácter<br />

a las potencias cognoscitivas ni tampoco a<br />

las apetitivas, ya que no está destinado ni<br />

sólo a conocer ni sólo a querer. Ni tampoco<br />

puede residir simultáneamente en las dos,<br />

porque un mismo accidente no puede residir<br />

en sujetos diversos. Luego parece que el<br />

carácter no reside en la potencia del alma<br />

como en su propio sujeto, sino más bien en<br />

su esencia.<br />

En cambio se ha dicho, en una anterior<br />

definición del carácter (a.3 s.c.), que se<br />

imprime en el alma racional como una imagen.<br />

Pero la imagen de la Trinidad en el alma se<br />

hace a través de las potencias. Luego el<br />

carácter reside en las potencias del alma.<br />

Solución. Haj que decir: Como ya se ha<br />

dicho (a.3), el carácter es un sello con el que<br />

el alma es marcada para recibir para sí o<br />

comunicar a los demás cosas pertenecientes<br />

al culto. Pero el culto divino consiste en<br />

determinados actos, y las potencias del alma<br />

se ordenan a los actos, como la esencia se<br />

ordena a la existencia. Y, por eso, el carácter<br />

no reside como en su propio sujeto en la<br />

esencia del alma, sino en su potencia.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Para determinar el sujeto<br />

de un accidente se ha de tener en cuenta<br />

aquello a lo que próximamente dispone ese<br />

accidente, y no a lo que dispone de una<br />

manera remota e indirecta. Ahora bien, el<br />

carácter dispone al alma de una manera<br />

directa e /inmediata a los actos del culto<br />

divino; y como estos actos no se ejercen<br />

debidamente sin el auxilio de la gracia<br />

—porque, como se dice en Jn 4,24: Los<br />

adoradores de Dios deben adorarle en espíritu y en<br />

verdad—, es lógico que la generosidad divina<br />

conceda a quienes reciben el carácter la<br />

gracia para cumplir dignamente con aquellas<br />

cosas para las que ha sido deputado. Y<br />

por eso el sujeto en que reside el carácter<br />

ha de buscarse más en los actos pertenecientes<br />

al culto divino que en los actos<br />

concernientes a la gracia.<br />

2. A la segunda hay que decir: La esencia<br />

del alma es el sujeto de la potencia natural,<br />

derivada de los principios de la esencia.<br />

Pero el carácter no es una potencia natural,<br />

sino que es una potencia espiritual proveniente<br />

de fuera. Por eso, como la esencia<br />

del alma, fuente de la vida natural del hombre,<br />

es perfeccionada por la gracia —vida<br />

espiritual del alma—, así la potencia espiritual<br />

del alma es perfeccionada por esta<br />

potencia espiritual que es el carácter. Los<br />

hábitos y las disposiciones, en efecto, residen<br />

en las potencias del alma porque los<br />

actos a que se ordenan tienen a esas potencias<br />

por principio. Y, por la misma razón,<br />

todo lo que está ordenado al acto ha de<br />

atribuirse a las potencias.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Como se<br />

acaba de decir (in c.), el carácter está ordenado<br />

al culto divino, que es una testimonianza<br />

de la fe manifestada a través de<br />

signos externos. Por eso se colige que el<br />

carácter debe residir en la potencia cognoscitiva<br />

del alma, que es donde reside la fe.<br />

ARTICULO 5<br />

¿Es indeleble el carácter impreso en el<br />

alma?<br />

Infra q.66 a.9; q.82 a.8; Sent. 4 d.4 q.l a.3 q."4; In<br />

Rom. c.7 lect.l<br />

Objeciones por las que parece que el<br />

carácter no está en el alma de modo indeleble.<br />

1. Cuanto más perfecto es un accidente,<br />

más firme está en su sujeto de inhesión.<br />

Pero la gracia, que es más perfecta que el<br />

carácter —ya que el carácter está ordenado<br />

a la gracia como a su fin superior—, se<br />

pierde por el pecado. Luego mucho más el<br />

carácter.<br />

2. Aún más: el carácter, como acabamos<br />

de decir (a.4), es una deputación para<br />

el culto divino. Pero algunos pasan del culto<br />

divino al culto contrario con la apostasía de<br />

la fe. Luego éstos deben perder el carácter<br />

sacramental.<br />

3. Y también: si el fin desaparece, debe<br />

desaparecer también todo lo que está ordenado<br />

a él, ya que serían cosas sin finalidad:<br />

después de la resurrección final, por ejemplo,<br />

ya no habrá matrimonio porque no<br />

habrá generación, que es el fin del matrimonio.<br />

Ahora bien, el culto exterior a que se<br />

ordena el carácter no existirá ya en la Patria,<br />

donde nada se realizará en figura, sino todo<br />

en su desnuda realidad. Luego el carácter

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