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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.52 a.2 Sobre el descenso de Cristo a los infiernos 449<br />

pasaje de Is 53,4: Verdaderamente soportó nuestros<br />

sufrimientos y cargó con nuestros dolores. Pero<br />

por el pecado el hombre no había incurrido<br />

sólo en la muerte del cuerpo, sino también<br />

en el descenso a los infiernos. Y, por ese<br />

motivo, así como fue conveniente que muriese<br />

para librarnos de la muerte, así también<br />

lo fue que descendiese a los infiernos<br />

para librarnos a nosotros de bajar a ellos.<br />

De donde en Os 13,14 se dice: ¡Oh muerte!,<br />

yo seré tu muerte. ¡Oh infierno!, yo seré una<br />

mordedura para ti.<br />

Segundo, porque era conveniente que,<br />

vencido el diablo por la pasión, librase a los<br />

aprisionados, que estaban detenidos en el<br />

infierno, según aquellas palabras de Zac<br />

9,11: Tú también, por la sangre de tu alianza,<br />

compraste a los cautivos del infierno. Y en Col<br />

2,15 se dice: Y despojando a los principados y a<br />

las potestades, los expuso intrépidamente.<br />

Tercero, para que, así como manifestó su<br />

poder en la tierra viviendo y muriendo, lo<br />

manifestase también en el infierno, visitándolo<br />

e iluminándolo. Por esto se dice en el<br />

Sal 23,7.9: Levantad, príncipes, vuestras puertas;<br />

esto es, comenta la Glosa 5 : Príncipes del infierno,<br />

apartad de vosotros el poder con que hasta ahora<br />

manteníais a los hombres en el infierno; y así, al<br />

nombre de Jesús se doble toda rodilla, no sólo en<br />

los cielos sino también en los infiernos, como se<br />

dice en Flp 2,10.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: La palabra infiernos indica<br />

el mal de pena, y no el mal de la culpa.<br />

Por eso convino que Cristo bajase a los<br />

infiernos, no como si El fuese deudor de la<br />

pena, sino para librar a los que estaban<br />

sujetos a ella.<br />

2. A la segunda hay que decir: La pasión de<br />

Cristo fue causa universal de la salvación de<br />

los hombres, tanto de los vivos como de<br />

los muertos. Y la causa universal se aplica<br />

a los efectos particulares por algún acto<br />

especial. Por lo cual, así como la virtud de<br />

la pasión de Cristo se aplica a los vivos por<br />

medio de los sacramentos, que nos configuran<br />

con ella, así también fue aplicada a<br />

los muertos mediante el descenso de Cristo<br />

a los infiernos. Por tal motivo se dice claramente<br />

en Zac 9,11 que sacó a los cautivos<br />

del infierno por la sangre de su alianza, esto es,<br />

por la virtud de su pasión.<br />

3. A. la tercera hay que decir: El alma de<br />

Cristo no descendió a los infiernos con el<br />

género de movimiento con que se mueven<br />

los cuerpos, sino con la clase de movimiento<br />

con que se desplazan los ángeles, como<br />

se ha expuesto en la Primera Parte (q.53 a.l).<br />

ARTICULO 2<br />

¿Cristo descendió también al infierno de<br />

los condenados?<br />

In Sent. 3 d.22 q.2 a.l q."2<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

descendió también al infierno de los<br />

condenados.<br />

1. Por boca de la Sabiduría se dice en<br />

Eclo 24,45: Entraré en todas las partes inferiores<br />

de la tierra. Pero entre las partes inferiores<br />

de la tierra se cuenta también el infierno de<br />

los condenados, según aquellas palabras del<br />

Sal 62,10: Entrarán en las partes inferiores de la<br />

tierra. Luego Cristo, que es la Sabiduría de<br />

Dios (cf. 1 Cor 1,24), descendió también al<br />

infierno de los condenados.<br />

2. Aún más: en Act 2,24 dice Pedro que<br />

Dios resunta a Cristo, después de librarle de los<br />

dolores del infierno, por cuanto no era posible que<br />

fuera retenido por aquél. Ahora bien, en el<br />

infierno de los Patriarcas no existen los<br />

dolores, ni tampoco en el infierno de los<br />

niños, que no sufren la pena de sentido a<br />

causa de un pecado actual, sino sólo la pena<br />

de daño por causa del pecado original. Luego<br />

Cristo descendió al infierno de los condenados,<br />

o también al purgatorio, donde los<br />

hombres sufren la pena de sentido por los<br />

pecados actuales.<br />

3. Y también: en 1 Pe 3,19-20 se dice<br />

que Cristo, viniendo en espíritu, predicó a los que<br />

estaban encerrados en la prisión, que habían sido<br />

incrédulos en algún tiempo; lo cual, como escribe<br />

Atanasio, en la Epístola Ad Epictetum 6 ,<br />

se entiende del descenso de Cristo a los<br />

infiernos. Dice, en efecto, que el cuerpo de<br />

Cristo quedó colocado en el sepulcro, cuando El fue<br />

a predicar a los espíritus que estaban encarcelados,<br />

como dijo Pedro. Pero es evidente que los<br />

incrédulos estaban en el infierno de los<br />

condenados. Luego Cristo descendió al infierno<br />

de los condenados.<br />

4. Todavía más: dice Agustín, en la<br />

Epístola Ad Evodium 7 : Si la Sagrada Escritura<br />

5. Glossa ordin. (111,118 A); Glossa LOMBARDI: ML 191,251. AGUSTÍN, Enarr. in Psalm., Ps. 23,7: ML<br />

36,183. 6. N.5: MG 26,1060. 7. Epist. 164, c.3: ML 33,711.

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