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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.27 a.5 Sobre la santificación de la Santísima Virgen 261<br />

el contrario, la ignominia de la madre redundaría<br />

en el Hijo. Ya porque tuvo una<br />

afinidad singular con Cristo, que en ella se<br />

encarnó. Y en 2 Cor 6,15 se lee: ¿Qué<br />

concordia puede existir entre Cristo y Belial? Ya,<br />

finalmente, porque el Hijo de Dios, que es<br />

la Sabiduría divina (1 Cor 1,24), habitó en ella<br />

de una manera especial, y no sólo en su<br />

alma, sino también en su seno. En Sab 1,4<br />

se dice: La sabiduría no entrará en alma que obra<br />

el mal, ni habitará en un cuerpo sometido al pecado.<br />

Y, por tanto, es necesario decir de forma<br />

absoluta que la Santísima Virgen no cometió<br />

ningún pecado actual, ni mortal ni venial,<br />

para que, de este modo, se cumpla en<br />

ella lo que se lee en Cant 4,7: Toda hermosa<br />

eres, amiga mía, j no hay mancha en ti, etc. d .<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: En la Santísima Virgen,<br />

después de su santificación en el seno materno,<br />

permaneció el «íbmes», pero ligado;<br />

esto es, para que no prorrumpiese en acto<br />

alguno desordenado que se anticipase al<br />

acto de la razón. Y aunque la gracia de la<br />

santificación obrase con esa finalidad, no<br />

era suficiente para conseguirlo. De otro<br />

modo, por la virtud de esa gracia se le<br />

hubiera otorgado que no pudiera surgir en<br />

sus sentidos movimiento alguno que no<br />

estuviera prevenido por la razón, y esto<br />

equivaldría a no tener el «romes», hipótesis<br />

que contradice lo que acabamos de decir<br />

(a.3). Por tanto, es necesario decir que el<br />

complemento para esa represión provino<br />

de la Providencia divina, que no permitía<br />

que brotase del «fbmes» movimiento alguno<br />

desordenado.<br />

2. A la segunda hay que decir. Las palabras<br />

citadas de Simeón son interpretadas por<br />

Orígenes 21 y otros Doctores z como referidas<br />

al dolor que padeció la Santísima Virgen<br />

en la pasión de Cristo. Ambrosio, en<br />

cambio, dice que la espada 23 alude a la<br />

prudencia de María, conocedora del misterio celestial.<br />

La palabra de Dios es viva y poderosa, y más<br />

aguda que una espada afilada.<br />

Pero otros 24 traducen la espada por<br />

duda; pero no duda de infidelidad, sino de<br />

admiración y de reflexión. Efectivamente,<br />

dice Basilio en la Epístola ad Optimum 25 que<br />

la Santísima Virgen, situada junto a la cruzy<br />

contemplando todo lo que sucedía, después de la<br />

revelación de Gabriel, después del conocimiento<br />

inefable de la concepción divina, y tras una ingente<br />

manifestación de milagros, estaba interiormente indecisa,<br />

al ver, por una parte, que sufría ignominias<br />

y al considerar, por otra, sus obras<br />

maravillosas e .<br />

3. A la tercera hay que decir: El Crisóstomo<br />

se propasó en las palabras citadas. Sin<br />

embargo pueden interpretarse entendiendo<br />

que el Señor cohibió en ella no el movimiento<br />

propio desordenado de vanagloria,<br />

sino el proveniente de lo que otros pudieran<br />

juzgar.<br />

ARTICULO 5<br />

¿Alcanzó la Santísima Virgen la<br />

plenitud de gracia por su santificación<br />

en el seno materno?<br />

Supra q.7 a.10 ad 1; In Sent. 3 d.13 q.l a.2 q. a l; Exposit.<br />

Ave María<br />

Objeciones por las que parece que la<br />

Santísima Virgen no obtuvo la plenitud de<br />

gracia, o la perfección, por la santificación<br />

en el seno materno.<br />

1. Esto parece que es un privilegio de<br />

Cristo, conforme a lo que se lee en Jn 1,14:<br />

Lo vimos, como Unigénito del Padre, lleno de<br />

gracia y de verdad. Pero lo que es propio de<br />

Cristo no se ha de atribuir a otro. Luego la<br />

Santísima Virgen no recibió la plenitud de<br />

gracia en su santificación.<br />

2. Aún más: a lo que está lleno y es<br />

perfecto no se le puede añadir nada, porque<br />

21. In Le.—interpretado por Jerónimo—homil.17: MG 13,1845. 22. CIRILO DE ALEJANDRÍA,<br />

In loann. 19,25,1.12: MG 74,661; JUAN DAMASCENO, De Fide Oríh. 1.4 c.14: MG 94,1161; BEDA, In Lúe.<br />

2,35, 1.1: ML 92,346. Este texto es recogido por TOMÁS, Cat. Aur. sup. Le 2,35 § 10 bajo el nombre<br />

de ORÍGENES. 23. In Lúe. 2,35, 1.2: ML 15,1656. 24. PSEUDO-AMBROSIO (Ambrosiaster),<br />

Quaest. Vet. et Nov. Test. P.2 ex Nov. Test, q.73: ML 35,2267; BEDA, In Lúe. 2,35, 1.1: ML 92,346.<br />

25. Epist.260: MG 32,965.<br />

d. Siguiendo la tradición patrística, se declara la santificación de María por su puesto especial en<br />

el proyecto de salvación y por «ser la más cercana al autor de la gracia» (a.5 sol.l). Serán las razones<br />

dadas también para definir el dogma de la Inmaculada (DS 2800-2801).<br />

e. Como primera creyente del N.T., María progresó en el discernimiento y en la fidelidad<br />

(Le 2,52). Es la dimensión contemplativa en la existencia de la Virgen a que se refiere el a.5 sol.3.<br />

Este progreso tiene tres grandes etapas (a.5 sol.2).

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