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Tertia Pars - Suma Teológica

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736 Tratado de los Sacramentos C.82 a.4<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: El diácono, como más<br />

cercano al orden sacerdotal, participa algo<br />

de su oficio, y así administra la sangre, pero<br />

no el cuerpo, a no ser en caso de necesidad<br />

y mandándoselo el obispo o el presbítero.<br />

En primer lugar, porque la sangre de Cristo<br />

está contenida en el cáliz, por lo que no es<br />

preciso que la toque el ministro, como ha<br />

de tocar el cuerpo de Cristo. Segundo, porque<br />

la sangre indica la redención que de<br />

Cristo llega al pueblo, por lo que la sangre<br />

se mezcla con agua, un agua que designa al<br />

pueblo. Y puesto que los diáconos están<br />

entre el sacerdote y el pueblo, es más adecuado<br />

para ellos la distribución de la sangre<br />

que la del cuerpo.<br />

2. A. la segunda hay que decir: Corresponde<br />

a la misma persona la administración y la<br />

consagración de la eucaristía, como acabamos<br />

de decir (c.).<br />

3. A. la tercera hay que decir. De la misma<br />

manera que el diácono participa un poco de<br />

la virtud iluminativa del sacerdote administrando<br />

la sangre, así el sacerdote participa<br />

del gobierno perfectivo del obispo administrando<br />

este sacramento que perfecciona al hombre<br />

en sí mismo uniéndolo a Cristo. Pero<br />

otras acciones, por las que el hombre se<br />

perfecciona con relación a los demás, están<br />

reservadas al obispo.<br />

ARTICULO 4<br />

¿Está obligado el sacerdote que consagra<br />

a asumir este sacramento?<br />

Sent. 4 d.10 a.4 q."3 ad 2; d.12 q.3 a.2 q. a 2<br />

Objeciones por las que parece que el<br />

sacerdote que consagra no está obligado a<br />

asumir este sacramento.<br />

1. En las otras consagraciones, quien<br />

consagra la materia no hace uso de ella. Así,<br />

el obispo que consagra el crisma no hace<br />

uso de él. Pero la eucaristía consiste en la<br />

consagración de la materia. Luego el sacerdote<br />

que consagra este sacramento no está<br />

obligado a utilizarlo, sino que puede lícitamente<br />

abstenerse de él.<br />

2. Aún más: el ministro de los otros<br />

sacramentos no se los administra a sí mismo.<br />

Nadie, en efecto, puede bautizarse a sí<br />

mismo, como en su lugar se dijo (q.66 a.5<br />

ad 4). Pero si este comportamiento es co-<br />

rrecto con el bautismo, también debe serlo<br />

en la eucaristía. Luego el sacerdote que<br />

consagra este sacramento no debe darse de<br />

comulgar a sí mismo.<br />

3. Y también: alguna vez acontece por<br />

milagro que aparece el cuerpo de Cristo en<br />

el altar en forma de carne, y la sangre en<br />

forma de sangre, cosas ellas que son repugnantes<br />

como comida y como bebida. Y, por<br />

eso, como se ha dicho ya (q.75 a.5), se nos<br />

entrega bajo una forma diferente que no<br />

provoque horror en los comulgantes. Por<br />

tanto, el sacerdote que consagra no siempre<br />

está obligado a asumir este sacramento.<br />

En cambio se dice en el Concilio de<br />

Toledo 9 , y que se encuentra en De Consecr.<br />

dist.II can. 11 10 : Ha de observarse de modo<br />

absoluto que cuantas veces un sacerdote sacrifica en<br />

el altar el cuerpo y la sangre de nuestro Señor<br />

Jesucristo, otras tantas debe participar de ellos<br />

comulgando.<br />

Solución. Hay que decir: La eucaristía,<br />

como ya se dijo más arriba (q.79 a.5.7), no<br />

sólo es sacramento, sino también sacrificio.<br />

Ahora bien, todo el que ofrece un sacrificio<br />

debe participar de él, porque, como dice<br />

San Agustín en X De Civ. Dei n , el sacrificio<br />

que externamente ofrece es signo del sacrificio<br />

interior por el que cada uno se ofrece<br />

a sí mismo a Dios. Participando, pues, en<br />

el sacrificio, manifiesta que también ofrece<br />

el sacrificio interior.<br />

Igualmente, al entregar al pueblo el sacrificio<br />

manifiesta que él es el dador de las<br />

cosas divinas al pueblo, de las cuales él debe<br />

participar en primer lugar, como dice Dionisio<br />

en su libro De Eccl. Hier. 12 . Por consiguiente,<br />

él mismo debe asumirlo antes de<br />

entregarlo al pueblo. De ahí que en la cita<br />

anterior 13 se diga: ¿Qué clase de sacrificio sería<br />

aquel en el que no participase ni el mismo sacrificante?<br />

Ahora bien, participa del sacrificio en<br />

cuanto que lo toma, conforme a lo que el<br />

Apóstol dice en 1 Cor 10,18: Los que comen<br />

de las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el<br />

altar? En consecuencia, es necesario que el<br />

sacerdote asuma íntegramente este sacramento<br />

todas las veces que consagra.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: La consagración del<br />

crisma o de cualquier otra materia no es<br />

9. XII, año 681, c.5. 10. GRACIANO, o.c., p.3 d.2 can.2 Relatum est. 11. C.5.6: ML<br />

41,281.283. 12. C.3 p.3 § 14: MG 3,445. 13. Cf. nota 10.

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