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Tertia Pars - Suma Teológica

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420 Tratado del Verbo encarnado C.47 a.6<br />

sen que él era el Hijo de Dios ni el Mesías.<br />

Por lo que también Pedro les dijo: Sé que<br />

habéis hecho esto por ignorancia, como también<br />

vuestros príncipes (Act 3,17), es a saber, porque<br />

habían sido engañados por éstos.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Las palabras citadas<br />

están dichas en nombre de los labradores<br />

de la viña, en los que están representados<br />

los jefes del pueblo aquel, los cuales conocieron<br />

que él era el heredero, en cuanto que<br />

se dieron cuenta de que él era el Mesías<br />

prometido en la ley.<br />

Pero contra esta respuesta parece militar<br />

el que las palabras de Sal 2,8, Pídemelo, y te<br />

daré las naciones en heredad tuya, están dirigidas<br />

al mismo a quien se dice: Tú eres mi hijo, yo<br />

te he engendrado hoy (Sal 2,7). Por consiguiente,<br />

si conocieron que él era aquel a quien se<br />

dice: Pídemelo, y te daré las naáones en heredad<br />

tuya, se sigue que asimismo se dieron cuenta<br />

de que él era el Hijo de Dios. También el<br />

Crisóstomo n , a propósito de ese mismo<br />

lugar, dice que conocieron que él era el Hijo<br />

de Dios. Y asimismo Beda 12 comenta acerca<br />

de Le 23,34 —Porque no saben lo que hacen—:<br />

Es preciso observar que no ruega por aquellos que,<br />

habiendo entendido que era el Hijo de Dios,<br />

prefirieron crucificarle que confesarle por tal.<br />

Sin embargo, cabe responder a esto que<br />

conocieron que él era el Hijo de Dios, no<br />

por naturaleza, sino por la excelencia de un<br />

favor singular.<br />

No obstante, podemos decir también que<br />

se afirma que conocieron al verdadero Hijo<br />

de Dios porque tenían signos evidentes de<br />

ello, a los que no quisieron asentir a causa<br />

del odio y de la envidia, de modo que<br />

reconociesen que él era el Hijo de Dios.<br />

2. A. la segunda hay que decir: Antes de las<br />

palabras citadas, se anteponen estas otras: Si<br />

no hubiera hecho entre ellos obras que ninguno otro<br />

hizo, no tendrían pecado (Jn 15,24); y luego<br />

añade: Pero ahora han visto, y me han odiado a<br />

mí y a mi Padre (Jn 15,24). Por lo cual se<br />

demuestra que, viendo las obras admirables<br />

de Cristo, debido a su odio no le reconocieron<br />

por el Hijo de Dios.<br />

3. A la tercera hay que decir: La ignorancia<br />

afectada no excusa de pecado, sino que más<br />

bien parece agravarle, porque demuestra<br />

que el hombre es tan vehementemente sen-<br />

sible al pecado que quiere caer en la ignorancia<br />

para no evitar el pecado. Y por esto<br />

pecaron los judíos, por ser los que crucificaron<br />

no sólo a Cristo hombre, sino a Dios.<br />

ARTICULO 6<br />

¿Fue gravísimo el pecado de los que<br />

crucificaron a Cristo?<br />

ln Sent. 3 d.19 a.l q."2 ad 5; Exposit. super Symb. a.4<br />

Objeciones por las que parece que el<br />

pecado de los que crucificaron a Cristo no<br />

fue gravísimo.<br />

1. No es gravísimo el pecado que tiene<br />

excusa. Ahora bien, el mismo Señor excusó<br />

el pecado de quienes le crucificaban, cuando<br />

dijo (Le 23,34): Padre, perdónales, porque no<br />

saben lo que hacen. Luego el pecado de aquéllos<br />

no fue gravísimo.<br />

2. Aún más: el Señor dijo a Pilato<br />

(Jn 19,11): El que me ha entregado a ti tiene<br />

mayor pecado. Pero Pilato hizo crucificar a<br />

Cristo por medio de sus ministros. Luego<br />

parece haber sido mayor el pecado de Judas<br />

el traidor que el de quienes crucificaron a<br />

Cristo.<br />

3. Y también: según el Filósofo, en<br />

V Ethic. 13 , nadie, queriendo, padece injusticia, y<br />

como él mismo añade allí 14 , cuando nadie<br />

padece injusticia, nadie hace injusticia. Luego<br />

nadie hace injusticia a quien quiere padecerla.<br />

Ahora bien, Cristo padeció voluntariamente,<br />

como antes se ha dicho (a.l; a.2 ad<br />

2; q.46 a.6). Por consiguiente, los que crucificaron<br />

a Cristo no cometieron injusticia<br />

contra él. Y de esta manera, su pecado no<br />

fue gravísimo.<br />

En cambio está lo que, sobre Mt 23,32<br />

—-y vosotros colmad la medida de vuestros padres—,<br />

dice el Crisóstomo 15 : En verdad, excedieron<br />

la medida de sus padres. Aquéllos mataron<br />

a hombres; éstos, en cambio, crucificaron a Dios.<br />

Solución. Hay que decir: Como se ha<br />

expuesto (a. 5), los príncipes de los judíos<br />

conocieron a Cristo; y si existió en ellos<br />

alguna ignorancia, fue la ignorancia afectada<br />

que no podía excusarles. Y, por este motivo,<br />

su pecado fue gravísimo, lo mismo por<br />

el género del pecado que por la malicia de<br />

la voluntad.<br />

11. Cf. PSEUDO-CRISÓSTOMO, Op. itnperf. in Matth. 21,38, homil.40: MG 56,855. 12. In Lúe.<br />

23,34, 1.6: ML 92,616. 13. C.9 n.6 (Bic 1136b6); c.ll n.3 (BK 1138al2); S. Tu., lect.14 y 17.<br />

14. ARISTÓTELES, Ethic. V c.9 n.3 (BK 1136a29). 15. Cf. PSEUDO-CRISÓSTOMO, Of>. imperf. in Matth.<br />

23,32, homil.45: MG 56,888.

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