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Tertia Pars - Suma Teológica

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694 Tratado de los Sacramentos C.78 a.3<br />

palabras que siguen entre las palabras de la<br />

primera parte, cuando se dice: Este cáliz es<br />

la nueva alianza en mi sangre.<br />

Hay que decir, por tanto, que todas estas<br />

palabras pertenecen a la esencia de la forma.<br />

Pero las primeras palabras: Este es el cáliz de<br />

mi sangre, significan precisamente la conversión<br />

del vino en la sangre, del modo que ya<br />

se dijo (a.2) en la forma de la consagración<br />

del pan. Y las palabras siguientes designan<br />

el poder de la sangre derramada en la pasión,<br />

un poder que se efectúa en este sacramento<br />

y que se ordena a tres cosas. La<br />

primera y principal, a alcanzar la vida eterna,<br />

según el texto de Heb 10,19: Tenemos<br />

plena segundad de entrar en el santuario por el<br />

poder de su sangre. Y para indicar esto dice:<br />

nueva y eterna alianza. Segunda, a la justificación<br />

de la gracia, que es el fruto de la fe,<br />

como se dice en Rom 3,25-26: A quien Dios<br />

ha propuesto como medio de propinación por la fe<br />

en su sangre... para que él sea justo y justificador<br />

de los que creen en Jesús. Y para indicar esto se<br />

pone: misterio de fe. Y tercera, para remover<br />

los obstáculos que impiden conseguir las<br />

dos cosas precedentes, o sea, remover los<br />

pecados, conforme a lo que se dice en Heb<br />

9,14: La sangre de Cristo... purificará nuestra<br />

conciencia de las obras muertas, o sea, de nuestros<br />

pecados. Y para indicar esto añade: que<br />

será derramada por vosotros y por muchos para el<br />

perdón de los pecados.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: La frase Este es el cáliz<br />

de mi sangre es una expresión figurativa y<br />

puede entenderse de dos maneras. Una,<br />

como metonimia, tomando el continente<br />

por el contenido, en cuyo caso el sentido<br />

es: Esta es mi sangre contenida en el cáliz. Se<br />

hace aquí mención del cáliz porque la sangre<br />

de Cristo se consagra en este sacramento<br />

como bebida de los fieles, algo que no<br />

es propio de la sangre, y por eso era necesario<br />

que se indicase aquí la sangre por el<br />

vaso del que uno se sirve para beber. Otra,<br />

como una metáfora, en el sentido de que<br />

por cáliz se entiende figurativamente la pasión<br />

de Cristo, la cual embriaga como un<br />

cáliz, al decir de Lam 3,15: Me ha llenado de<br />

amargura y me ha embriagado de ajenjo. Por lo<br />

que el Señor llamó cáliz a su propia pasión<br />

en Mt 26,39 cuando dice: Pase de mí este cáliz<br />

cuyo sentido sería: Este es el cáliz de mi pasión.<br />

Y de esta pasión se hace mención en la<br />

consagración de la sangre por separado del<br />

cuerpo, porque la sangre se separó del cuerpo<br />

por la pasión.<br />

2. A. la segunda hay que decir: Puesto que,<br />

como se ha dicho ya (ad 1; q.76 a.2 ad 1),<br />

la sangre consagrada por separado representa<br />

claramente la pasión de Cristo, el<br />

efecto de la pasión debía ser mencionado<br />

mejor en la consagración de la sangre que<br />

en la consagración del cuerpo, que es el que<br />

padeció. Lo cual también se indica cuando<br />

el Señor dice: que será entregado por vosotros,<br />

como queriendo decir: que por vosotros será<br />

sometido a la pasión.<br />

3. A. la tercera hay que decir: El testamento<br />

consiste en disponer de la herencia. Ahora<br />

bien, Dios dispuso que había de dar a los<br />

hombres la herencia celestial por la virtud<br />

de la sangre de Jesucristo, porque, como se<br />

dice en Heb 9,16: Donde hay un testamento es<br />

necesario que intervenga la muerte del testador.<br />

Pero la sangre de Cristo se nos ha dado a<br />

los hombres de dos maneras. Una, en figura,<br />

lo cual pertenece al antiguo testamento.<br />

Por eso el Apóstol, en el mismo lugar<br />

(v.18), concluye: Por donde ni el primer testamento<br />

fue ratificado sin sangre. Lo cual consta<br />

por lo que se lee en Ex 24,7-8: Después de<br />

haber leído todo lo mandado por la ley, Moisés<br />

asperjó a todo el pueblo diciendo: Esta es la sangre<br />

del testamento que el Señor ha concluido con vosotros.<br />

Otra, en su realidad, y esto pertenece al<br />

nuevo testamento, y es de lo que habla el<br />

Apóstol en el mismo lugar (v.15) cuando<br />

dice: Por consiguiente, Cristo es el mediador del<br />

nuevo testamento, para que, ocurrida la muerte,<br />

alcancen la promesa los que han sido llamados a<br />

la herencia eterna. Por tanto, aquí se dice en<br />

la forma: sangre del nuevo testamento, porque<br />

ésta se nos da no ya en figura, sino en su<br />

realidad. Por eso se añade: que será derramada<br />

por vosotros. La inspiración interior deriva de<br />

la virtud de la sangre en el sentido de que<br />

somos justificados por la pasión de Cristo c .<br />

4. A la cuarta hay que decir: Este testamento<br />

es nuevo por la novedad de su<br />

donación sacramental. Y se le llama eterno<br />

porque Dios lo tenía decretado desde la<br />

eternidad, y porque con él se consigna la<br />

herencia eterna. Además, la misma persona<br />

de Cristo, con cuya sangre se nos otorga el<br />

testamento, es eterna.<br />

c. La presencia real eucarística es situada en el realismo y novedad de la Nueva Alianza hecha<br />

realidad en el misterio (la pasión) de Cristo; la misma idea en a.4 c. y sol.2.

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