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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.50 a.2 Sobre la muerte de Cristo 437<br />

venció a la muerte, y nos diese a nosotros<br />

la esperanza de resucitar de entre los muertos.<br />

Por esto dice el Apóstol en 1 Cor 15,12:<br />

Si de Cristo se predica que resucitó de entre los<br />

muertos, ¿cómo algunos de entre vosotros dicen que<br />

no habrá resurrección de los muertos?<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Cristo es la fuente de la<br />

vida en cuanto Dios, pero no en cuanto<br />

hombre. Y murió no en cuanto Dios, sino<br />

en cuanto hombre. De ahí que diga Agustín<br />

en Contra Feliríanumz: Lejos de nosotros pensar<br />

que Cristo sufrió la muerte de modo que, siendo El<br />

la vida, haya perdido la vida. De haber sido esto<br />

así, se hubiera secado la fuente de la vida. Experimentó,<br />

pues, la muerte por participación de la<br />

condición humana, que voluntariamente había tomado;<br />

pero no perdió el poder de la naturaleza, por<br />

el que da vida a todas las cosas.<br />

2. A la segunda hay que decir: Cristo no<br />

padeció la muerte originada por la enfermedad,<br />

para no dar la impresión de que moría<br />

por necesidad a causa de la flaqueza de la<br />

naturaleza. Pero sufrió la muerte traída desde<br />

el exterior, ofreciéndose a ella espontáneamente,<br />

para demostrar que su muerte<br />

era voluntaria.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Un opuesto,<br />

de suyo, no conduce a otro opuesto; pero<br />

alguna vez acontece eso accidentalmente,<br />

como lo frío, alguna vez, produce accidentalmente<br />

calor. Y de esta manera, Cristo,<br />

mediante su muerte, nos condujo a la vida,<br />

porque con su muerte destruyó la nuestra,<br />

al modo en que quien sufre un castigo por<br />

otra persona, le libra de tal castigo.<br />

ARTICULO 2<br />

¿En la muerte de Cristo se separó la<br />

divinidad de su cuerpo?<br />

Infra q.53 a.l ad 2; /« Sent. 3 d.2 q.2 a.l q. a l ad 1 et<br />

2; q."3 ad 4; a.3 q. a 2 ad 1; d.21 q.l a.l q. a l; De spirit.<br />

creat. a.3 ad 5; Quodl. 2 q.l a.l<br />

Objeciones por las que parece que, en<br />

la muerte de Cristo, la divinidad se separó<br />

del cuerpo.<br />

1. Como se lee en Mt 27,46, el Señor,<br />

colgado en la cruz, exclamó: ¡Dios mío, Dios<br />

mío!, ¿por qué me has abandonado? Exponiéndolo,<br />

comenta Ambrosio 4 : El hombre que<br />

está a punto de morir clama por la separación de<br />

la divinidad. Porque, estando la divinidad exenta<br />

de la muerte, ésta no podía producirse allí a no ser<br />

que se alejase la vida, pues la divinidad es la vida.<br />

Y así da la impresión de que, en la muerte<br />

de Cristo, la divinidad se separó del cuerpo.<br />

2. Aún más: quitado el medio, los extremos<br />

quedan separados. Ahora bien, la<br />

divinidad estaba unida al cuerpo mediante<br />

el alma, como antes se ha expuesto (q.6 a.l).<br />

Luego parece que, habiéndose separado el<br />

alma del cuerpo en la muerte de Cristo, la<br />

divinidad quedó, por consiguiente, separada<br />

del cuerpo.<br />

3. Y también: la virtud vivificadora de<br />

Dios es mayor que la del alma. Pero el<br />

cuerpo no podía morir sin la separación del<br />

alma. Luego da la impresión de que menos<br />

podía morir sin la separación de la divinidad.<br />

En cambio está que lo que pertenece a<br />

la naturaleza humana no se predica del Hijo<br />

de Dios si no es por razón de la unión,<br />

como antes se ha explicado (q.l6 a.4 y 5).<br />

Pero del Hijo de Dios se predica lo que<br />

conviene al cuerpo de Cristo después de la<br />

muerte, como es manifiesto por el Símbolo<br />

de la Fe, en el que se dice que el Hijo de Dios<br />

fue concebido y nació de la Virgen, que padeció,<br />

murió y fue sepultado. Luego el cuerpo de<br />

Cristo no fue separado de la divinidad durante<br />

la muerte.<br />

Solución. Hay que decir: Lo que se concede<br />

por gracia de Dios no se quita nunca<br />

sin que intervenga la culpa; por esto se dice<br />

en Rom 11,29 que los dones y la vocación de<br />

Dios son sin arrepentimiento. Pero mucho mayor<br />

es la gracia de la unión, por la que la<br />

divinidad se unió al cuerpo de Cristo en la<br />

propia persona, que la gracia de adopción,<br />

por la cual son santificados los demás; y es<br />

también más permanente por razón de su<br />

propia naturaleza, porque esta gracia se ordena<br />

a la unión personal, mientras que la<br />

gracia de la adopción se ordena a una cierta<br />

unión amorosa. Y, no obstante, sabemos<br />

que la gracia de la adopción nunca se pierde<br />

sin culpa. Por consiguiente, al no existir en<br />

Cristo pecado de ninguna clase, fue imposible<br />

que se deshiciese la unión de la divinidad<br />

con el cuerpo. Y por tanto, así como<br />

antes de la muerte el cuerpo de Cristo<br />

estuvo unido personal e hipostáticamente al<br />

Verbo de Dios, así también permaneció<br />

unido después de la muerte, de suerte que<br />

no fuese distinta la hipóstasis del Verbo de<br />

3. VIGILIO TAPSENSE, De unit. Trin. c.20: ML 62,348, o c.14: ML 42,1169.<br />

15,1929.<br />

4. L.10: ML

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