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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.46 a.5 Sobre la pasión de Cristo 403<br />

odiado el pecado, no hubiera enviado a su Hijo a<br />

tomar la maldición y destruirla. Confiesa, pues, que<br />

tomó por nosotros la maldición Aquel de quien<br />

confiesas que muñó por nosotros 24 . Por lo cual<br />

también se dice en Gal 3,13: Cristo nos<br />

redimió de la maldición de la ley, hecho maldición<br />

por nosotros d .<br />

ARTICULO 5<br />

¿Sufrió Cristo todos los tormentos?'<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

sufrió todos los tormentos.<br />

1. Dice Hilario en el libro X De Trin. 25 :<br />

El Unigénito de Dios, para consumar el misterio<br />

de su muerte, testifica que apuró en sí mismo todo<br />

género de los sufrimientos humanos cuando, inclinando<br />

la cabera, entregó el espíritu. Parece, pues,<br />

que soportó todos los sufrimientos humanos.<br />

2. Aún más: en Is 52,13-14 se dice: He<br />

aquí que mi siervo prosperará, será enaltecido,<br />

levantado y ensalmado sobremanera. A.SÍ como muchos<br />

se asombraron de él, otro tanto estaba desfigurado<br />

su aspecto entre los hombres y su belleza entre<br />

los hijos de los hombres. Ahora bien, Cristo fue<br />

ensalzado en cuanto que tuvo toda la gracia<br />

y toda la ciencia, por lo que, al verlo, muchos<br />

quedaron estupefactos. Luego parece<br />

que estuvo desfigurado por soportar todos<br />

los sufrimientos humanos.<br />

3. Y también: la pasión de Cristo estaba<br />

ordenada a liberar al hombre del pecado,<br />

como antes se ha dicho (a.1-3; q.14 a.l).<br />

Pero Cristo vino a librar a los hombres de<br />

todo género de pecado. Luego debió padecer<br />

todo género de sufrimientos.<br />

En cambio está lo que se lee en<br />

Jn 19,32-33: Los soldados quebraron las piernas<br />

del primero y del otro que fue crucificado con él;<br />

pero, al llegar a Jesús, no le quebraron las piernas.<br />

Por consiguiente, no padeció todos los sufrimientos<br />

humanos.<br />

Solución. Hay que decir: Los sufrimientos<br />

humanos pueden considerarse de dos modos.<br />

Uno, en cuanto a la especie. Y bajo<br />

este aspecto, no fue necesario que Cristo<br />

padeciese todos los sufrimientos humanos,<br />

porque hay muchas clases de sufrimientos<br />

que son contrarios entre sí, por ejemplo la<br />

combustión por el fuego y el hundimiento<br />

en el agua. Pero aquí hablamos de los sufrimientos<br />

inferidos desde el exterior, porque<br />

no fue conveniente que padeciese los<br />

sufrimientos que provienen del interior,<br />

v.gr. las enfermedades corporales, como antes<br />

hemos dicho (q.14 a.4).<br />

Pero, en cuanto al género, padeció todos<br />

los sufrimientos humanos. Y esto puede<br />

considerarse de tres maneras. Una, por parte<br />

de los hombres. Padeció tanto de los<br />

gentiles como de los judíos; de los hombres<br />

y de las mujeres, como es evidente por las<br />

sirvientas que acusan a Pedro. Padeció también<br />

de los jefes y de sus ministros, e<br />

incluso de la plebe, según las palabras de Sa<br />

2,1-2: ¿Por qué se amotinan las naciones, y los<br />

pueblos planean un fracaso? Se alian los reyes de<br />

la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y<br />

contra su Mesías. Padeció también de los<br />

familiares y conocidos, como es claro en el<br />

caso de Judas, que le traicionó, y en el de<br />

Pedro, que le negó.<br />

Otra, por parte de todo aquello en que el<br />

hombre puede padecer. Cristo padeció,<br />

efectivamente, en sus amigos, que le abandonaron;<br />

en la fama, por las blasfemias<br />

proferidas contra él; en el honor y en la<br />

gloria, por las burlas y las afrentas que le<br />

hicieron; en los bienes, puesto que fue despojado<br />

hasta de los vestidos; en el alma, por<br />

la tristeza, el tedio y el temor; en el cuerpo,<br />

por las heridas y los azotes.<br />

La tercera, por lo que atañe a los miembros<br />

del cuerpo. Cristo padeció en la cabeza<br />

la corona de punzantes espinas; en las manos<br />

y pies, el taladro de los clavos; en la<br />

cara, las bofetadas y salivazos; y en todo el<br />

cuerpo, los azotes. Padeció también en todos<br />

los sentidos del cuerpo: en el tacto, por<br />

haber sido flagelado y atravesado con clavos;<br />

en el gusto, porque le dieron a beber<br />

hiél y vinagre; en el olfato, porque fue<br />

colgado en el patíbulo en un lugar maloliente,<br />

llamado lugar de la calavera, a causa de los<br />

24. AGUSTÍN, Contra Faust. 1.14 c.6: ML 42,297. 25. N.2: ML 10,351.<br />

d. El tema de la maldición del crucificado tuvo su importancia en la primera predicación cristiana<br />

(1 Cor 1,23). «Haciéndose él mismo maldición por nosotros» (Gal 3,13) debe ser leído juntamente<br />

con 2 Cor 5,19: «Dios estaba con Cristo en la cruz reconciliando al mundo». Ver el Com. a 2 Cor,<br />

c.5, lect.5.<br />

e. Los a.5-8 son una meditación sobre los sufrimientos de Cristo. En algunos puntos que se tratan<br />

aquí la exégesis moderna recomienda discreción.

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