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Tertia Pars - Suma Teológica

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130 Tratado del Verbo encarnado C.8 a.4<br />

serán miembros en acto; otros, en cambio,<br />

lo serán en algún tiempo, de acuerdo con<br />

un triple grado: primero, por la fe; segundo,<br />

por la caridad en esta vida; tercero, por la<br />

bienaventuranza en el cielo.<br />

Así pues, hay que sostener que, teniendo<br />

en cuenta todas las épocas del mundo de<br />

forma global, Cristo es cabeza de todos los<br />

hombres, pero en diversos grados. En primer<br />

lugar y principalmente, es cabeza de los<br />

que están unidos a él en acto por la gloria.<br />

En segundo lugar, de aquellos que le están<br />

unidos en acto por la caridad. En tercer<br />

lugar, de aquellos que le están vinculados<br />

por la fe. En cuarto lugar, de aquellos que<br />

están unidos a él sólo en potencia todavía<br />

no actualizada, pero que se convertirá en<br />

acto de acuerdo con la divina predestinación.<br />

Por último, es cabeza de aquellos que<br />

le están unidos en potencia que nunca se<br />

convertirá en acto; tal acontece con los<br />

hombres que, viviendo en este mundo, no<br />

están predestinados. Estos, una vez que<br />

salen de este mundo, dejan totalmente de<br />

ser miembros de Cristo, porque ya no están<br />

en potencia para unirse a Cristo d .<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Los infieles, aunque no<br />

pertenezcan en acto a la Iglesia, sí pertenecen<br />

en potencia. Tal potencia se apoya en<br />

dos motivos: primero y principal, el poder<br />

de Cristo, que es suficiente para salvar a<br />

todo el género humano; segundo, el libre<br />

albedrío.<br />

'2. A. la segunda hay que decir La Iglesia<br />

gloriosa, sin mancha ni arruga, es el último fin<br />

al que somos conducidos por la pasión de<br />

Cristo. De ahí que esto será realidad en la<br />

patria celestial, pero no en esta vida, durante<br />

la cual, si dijésemos que no tenemos pecado, nos<br />

engañamos a nosotros mismos, como se escribe<br />

en 1 Jn 1,8. Hay, sin embargo, algunos<br />

pecados, los mortales, de los que carecen<br />

los que son miembros de Cristo por la<br />

unión actual de la caridad. En cambio, los<br />

que son esclavos de tales pecados no son<br />

miembros de Cristo en acto, sino en potencia;<br />

a no ser, quizá, de una manera imperfecta,<br />

mediante la fe informe, que une a<br />

5. C.1 (BK 450b27); S. TH., lect.3.<br />

Cristo de un modo relativo y no absoluto,<br />

es a saber, para que el hombre consiga la<br />

vida de la gracia por medio de Cristo; porque<br />

la fe sin obras es una fe muerta, como se<br />

dice en Sant 2,20. Sin embargo, los miembros<br />

de esta clase reciben de Cristo una<br />

cierta influencia vital, que consiste en creer;<br />

como si un miembro paralizado es movido<br />

un tanto por el hombre.<br />

3. A la tercera hay que decir. Los Santos<br />

Padres no se apoyaban en los sacramentos<br />

legales como en realidades, sino como en<br />

imágenes y sombras de lo que había de<br />

venir. Ahora bien, uno mismo es el movimiento<br />

hacia la imagen en cuanto imagen,<br />

y el movimiento hacia la realidad, como es<br />

claro por el Filósofo en De memoria et reminiscentiaz.<br />

Y por eso los Padres antiguos,<br />

guardando los sacramentos legales, eran<br />

conducidos hacia Cristo por la misma fe y<br />

caridad por las que lo somos nosotros. Y<br />

así los Padres antiguos pertenecían al mismo<br />

cuerpo de la Iglesia a que pertenecemos<br />

nosotros.<br />

ARTICULO 4<br />

Cristo en cuanto hombre, ¿es cabeza de<br />

los ángeles?<br />

In Sent. 3 d.13 q.2 a.2 q.l; 4 d.9 a.2 q. a 5; d.49 q.4 a.4<br />

ad 5; De verit. q.29 a.4; In 1 Cor. 11 lect.1; In Eph. 1<br />

lect.8; Compend. theol. c.214<br />

Objeciones por las que parece que Cristo,<br />

en cuanto hombre, no es cabeza de los<br />

ángeles.<br />

1. La cabeza y los miembros son de la<br />

misma naturaleza. En cambio, Cristo, en<br />

cuanto hombre, no coincide en la naturaleza<br />

con los ángeles, sino sólo con los hombres,<br />

porque, como se dice en Heb 2,16: No<br />

tomó la naturaleza angélica, sino la raza de Abrahán.<br />

Luego Cristo, en cuanto hombre, no es<br />

cabeza de los ángeles.<br />

2. Aún más: Cristo es cabeza de los que<br />

pertenecen a la Iglesia, que es su cuerpo, como<br />

se lee en Ef 1,23. Pero los ángeles no<br />

pertenecen a la Iglesia, pues ésta es la comunidad<br />

de los fieles, y la fe no se da en<br />

d. Hay tres matizaciones importantes: 1. La imagen del cuerpo humano se puede aplicar a la<br />

Iglesia sólo metafóricamente (a.l sol.2). 2. Miembros «en acto» son quienes ya participan de la vida<br />

del cuerpo místico; quienes sólo tienen la posibilidad de participar, son los miembros «en potencia».<br />

3. La Iglesia es un dinamismo vivo y en crecimiento, con distintas etapas: fe informe o sin amor<br />

(II-II q.4 a.3), caridad y gloria (sol.2).

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