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Tertia Pars - Suma Teológica

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72 Tratado del Verbo encarnado C.2 a.5<br />

En cambio está que el cuerpo sólo se<br />

llama animado cuando está unido al alma.<br />

Pero el cuerpo de Cristo es llamado animado,<br />

conforme canta la Iglesia 35 : Tomando un<br />

cuerpo animado, se dignó nacer de la Virgen. Luego<br />

en Cristo hubo unión de alma y cuerpo.<br />

Solución. Hay que decir Cristo es llamado<br />

hombre unívocamente con los demás hombres<br />

por pertenecer a la misma especie, de<br />

acuerdo con lo que dice el Apóstol en Flp<br />

2,7: Hecho semejante a los hombres. Pero es<br />

propio de la especie humana que el alma<br />

esté unida al cuerpo, pues la forma no<br />

constituye la especie sino en cuanto es acto<br />

de la materia; y esto es lo que concluye la<br />

generación, por la que la naturaleza se encamina<br />

a su propia especie. Por eso es<br />

necesario sostener que en Cristo el alma se<br />

unió al cuerpo; y lo contrario es herético,<br />

porque destruye la veracidad de la humanidad<br />

de Cristo.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A. la<br />

primera hay que decir: Por esta razón se movieron<br />

los que negaron la unión del alma y<br />

el cuerpo en Cristo; sin duda para no verse<br />

obligados a admitir en él una segunda persona<br />

o hipóstasis. Y ello porque veían que<br />

en los simples hombres la persona se constituye<br />

por la unión entre el alma y el cuerpo.<br />

Pero esto acontece en los hombres porque<br />

el alma y el cuerpo se unen así con el fin<br />

de existir por sí mismos. En cambio, en<br />

Cristo se unen mutuamente para existir juntos<br />

en otra realidad superior que subsiste en<br />

la naturaleza compuesta por ellos. De ahí<br />

que en Cristo no surja una nueva hipóstasis<br />

o persona de la unión entre alma y cuerpo,<br />

sino que el compuesto resultante se une a<br />

la persona o hipóstasis preexistente.<br />

Pero de esto no se sigue que la unión del<br />

alma y el cuerpo en Cristo tenga menor<br />

eficacia que en nosotros. La unión con algo<br />

más noble no suprime la virtud o la dignidad<br />

propias, sino que las aumenta, como<br />

acontece con el alma sensitiva en los animales,<br />

que en ellos constituye su especie<br />

por ser su última forma; pero no en los<br />

hombres, porque si en éstos es más noble<br />

y poderosa, se debe a la unión con el alma<br />

racional, como ya se ha dicho (a.2 ad 2) h .<br />

2. A la segunda hay que decir. Las palabras<br />

del Damasceno pueden interpretarse de dos<br />

modos. Primero, como referidas a la naturaleza<br />

humana. Y ésta no tiene razón de<br />

especie común tal como se encuentra en un<br />

solo individuo, sino en cuanto que, considerada<br />

intelectualmente, abstrae de todo<br />

individuo, o en cuanto se encuentra realizada<br />

en todos los individuos. Pero el Hijo de<br />

Dios no asumió una naturaleza humana<br />

abstracta, porque de ese modo no hubiera<br />

asumido realmente la naturaleza humana. A<br />

no ser que se afirme que la naturaleza<br />

humana es una idea separada, como defendieron<br />

los Platónicos , al imaginar al hombre<br />

como carente de materia. Pero, en tal<br />

caso, el Hijo de Dios no hubiera asumido<br />

la carne, en contra de lo que dice Le 24,39:<br />

El espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que<br />

yo tengo. Igualmente, tampoco puede decirse<br />

que el Hijo de Dios asumiese la naturaleza<br />

humana en cuanto se encuentra en todos<br />

los individuos de la misma especie, porque,<br />

en ese caso, hubiera asumido a todos los<br />

hombres. Queda, pues, como añade el Damasceno<br />

en el mismo libro 37 , que asumiese<br />

la naturaleza humana indivisa, es decir, individual,<br />

pero no en otro individuo, que sea un<br />

supuesto o hipóstasis distinto de la persona del Hijo<br />

de Dios.<br />

Segundo, las palabras del Damasceno<br />

también pueden entenderse no como referidas<br />

a la naturaleza humana, en el sentido<br />

de que de la unión entre alma y cuerpo no<br />

resulte una naturaleza común, la humana,<br />

sino como referido a la unión de las dos<br />

naturalezas, la divina y la humana, de las<br />

que no se forma una tercera realidad, que<br />

sea una naturaleza común, porque sería apta<br />

para predicarse de muchos individuos. Y<br />

esto es lo que él pretendió decir. Por eso<br />

añade 38 : Ni fue ni será engendrado jamás otro<br />

Cristo, compuesto de divinidad y humanidad, subsistente<br />

en ambas, perfecto Dios, y a la vez hombre<br />

perfecto.<br />

3. A. la teñera hay que decir: Existe un<br />

doble principio de vida corporal. Uno, efi-<br />

35. En la Fiesta de la Circuncisión, Laudes, antif.l (Breviarium S. O. R, t.l p.390). 36. Cf.<br />

ARISTÓTELES, Metaphys. 1.2 c.2 n.16 (Bic 997b8). S. TH., lect.10. Cf.l q.84 a.l. 37. De Fide Orth.<br />

1.3 c.ll: MG 94,1024. 38. De Fide Orth. 1.3 c.3: MG 94,993.<br />

h. En los demás hombres la unión del cuerpo y del alma dan como resultado una persona. Pero<br />

en la encarnación, la humanidad —alma y cuerpo— fue unida a la persona del Verbo desde el primer<br />

momento.

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