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Tertia Pars - Suma Teológica

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CUESTIÓN 49<br />

Sobre los efectos de la pasión de Cristo<br />

Corresponde a continuación tratar de los efectos de la pasión de Cristo.<br />

Y sobre esto se formulan seis preguntas:<br />

1. ¿Por la pasión de Cristo fuimos librados del pecado?—2. ¿Fuimos por<br />

ella librados del poder del diablo?—3. ¿Fuimos por ella librados del reato de la<br />

pena?—4. ¿Fuimos por ella reconciliados con Dios?—5. ¿Nos abrió las puertas<br />

del cielo?—6. ¿Alcanzó Cristo por ella su exaltación?<br />

ARTICULO 1<br />

¿Por la pasión de Cristo fuimos librados<br />

del pecado?<br />

Infra q.69 a.l ad 2 et 3; /« Sent. 3 d.19 a.l q. ae l y 2 expos.<br />

text.; Compend. theol. c.239; Expos. super Symb. a.4<br />

Objeciones por las que parece que por<br />

la pasión de Cristo no fuimos librados del<br />

pecado.<br />

1. Librar del pecado es algo propio de<br />

Dios, de acuerdo con aquello de Is 43,25:<br />

Soy jo quien, por amor de mí, borro tus pecados.<br />

Ahora bien, Cristo no padeció en cuanto<br />

Dios, sino en cuanto hombre. Luego la<br />

pasión de Cristo no nos libró del pecado.<br />

2. Aún más: lo corporal no obra sobre<br />

lo espiritual. Pero la pasión de Cristo es<br />

corporal; el pecado, en cambio, sólo existe<br />

en el alma, que es una criatura espiritual.<br />

Luego la pasión de Cristo no pudo limpiarnos<br />

del pecado.<br />

3. Y también: nadie puede librar de un<br />

pecado aún no cometido, pero que se cometerá<br />

en el futuro. Por consiguiente, habiéndose<br />

cometido muchos pecados después<br />

de la pasión de Cristo, y cometiéndose<br />

cada día, da la impresión de que no hemos<br />

sido liberados del pecado por la pasión de<br />

Cristo.<br />

4. Todavía más: una vez que se pone la<br />

causa suficiente, nada más se requiere para<br />

que se produzca el efecto. En cambio, para<br />

el perdón de los pecados se requieren otras<br />

cosas, a saber, el bautismo y la penitencia.<br />

Luego parece que la pasión de Cristo no es<br />

causa suficiente para la remisión de los<br />

pecados.<br />

5. Por último: en Prov 10,12: se dice:<br />

El amor encubre todos los pecados; y en 15,27 se<br />

lee: Por la misericordia y la fe se limpian los<br />

pecados. Pero hay otras muchas cosas en las<br />

que tenemos fe y que excitan la caridad.<br />

Luego la pasión de Cristo no es la causa<br />

propia de la remisión de los pecados.<br />

En cambio está lo que se lee en Ap 1,5:<br />

Nos amó y nos limpió de nuestros pecados por la<br />

virtud de su sangre.<br />

Solución. Hay que decir: La pasión de<br />

Cristo es causa de la remisión de nuestros<br />

pecados de tres modos: Primero, a manera<br />

de excitante a la caridad, porque, como dice<br />

el Apóstol en Rom 5,8-9: Dios probó su amor<br />

hacia nosotros porque, siendo enemigos, Cristo murió<br />

por nosotros. Y por la caridad logramos el<br />

perdón de los pecados, según aquel pasaje<br />

de Le 7,47: Le han sido perdonados muchos<br />

pecados, porque amó mucho.<br />

Segundo, la pasión de Cristo es causa de<br />

la remisión de los pecados por vía de redención.<br />

Por ser El nuestra cabeza, mediante<br />

su pasión, sufrida por caridad y obediencia,<br />

nos libró, como a miembros suyos, de los<br />

pecados, como por el precio de su pasión,<br />

cual si un hombre, mediante una obra meritoria<br />

realizada con las manos, se redimiese<br />

a sí mismo de un pecado que hubiera cometido<br />

con los pies. Pues como el cuerpo<br />

natural es uno, integrado por la diversidad<br />

de miembros, así toda la Iglesia, que es el<br />

cuerpo místico de Cristo, se considera como<br />

una sola persona con su cabeza, que es<br />

Cristo.<br />

Tercero, a modo de eficiencia, en cuanto<br />

que la carne, en la que Cristo sufrió la<br />

pasión, es instrumento de la divinidad, por lo<br />

que los sufrimientos y las acciones de Cristo<br />

obran con el poder divino para expulsar el<br />

pecado.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Aunque Cristo no padeció<br />

en cuanto Dios, su carne es, sin<br />

embargo, instrumento de la divinidad. Y,<br />

por este motivo, su pasión tiene poder

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