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Tertia Pars - Suma Teológica

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152 Tratado del Verbo encarnado C.ll a.4-5<br />

cosa de otra, a su gusto. Así procedió el<br />

Señor cuando, según Mt 17,24-25, preguntó<br />

a Pedro: ¿A. quién cobran tributos los reyes de la<br />

tierra, a sus hijos o a los extraños? Y, al responder<br />

Pedro que a los extraños, concluyó: Luego<br />

los hijos están exentos.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: De Cristo queda excluido<br />

el consejo que implica duda y, por consiguiente,<br />

la elección que incluye un consejo<br />

de esta naturaleza. En cambio, no se excluye<br />

de Cristo el ejercicio del consejo.<br />

2. A. la segunda hay que decir: Esta dificultad<br />

está planteada acerca del discurso y de<br />

la comparación en cuanto medios para adquirir<br />

la ciencia.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Los bienaventurados<br />

se asemejan a los ángeles en cuanto<br />

a los dones de gracia; pero subsiste entre<br />

los mismos la diferencia de naturaleza. Y de<br />

ahí que el uso de la comparación y el<br />

discurso sea connatural a las almas de los<br />

bienaventurados, pero no a los ángeles.<br />

ARTICULO 4<br />

La ciencia inspirada o infusa de Cristo,<br />

¿fue inferior a la de los ángeles?<br />

In Sent. 3 di4 q.l a.l q."2 ad 1; a.3 q."2.4; De verit.<br />

q.20 a.4; Competid, theol. c.216<br />

Objeciones por las que parece que en<br />

Cristo esta ciencia fue inferior a la de los<br />

ángeles.<br />

1. La perfección guarda proporción con<br />

el sujeto a perfeccionar. Pero el alma humana,<br />

en el orden natural, es inferior a la<br />

naturaleza angélica. En consecuencia, como<br />

la ciencia de que venimos hablando fue<br />

infundida en el alma de Cristo para su<br />

propia perfección, parece que fue inferior a<br />

la ciencia que perfecciona a la naturaleza<br />

angélica.<br />

2. Aún más: la ciencia del alma de Cristo<br />

fue, en cierto modo, comparativa y discursiva,<br />

cosa que no cabe decir de la ciencia<br />

de los ángeles. Luego la ciencia del alma de<br />

Cristo fue inferior a la ciencia de los ángeles.<br />

3. Y también: una ciencia es más noble<br />

cuanto más inmaterial sea. Ahora bien, la<br />

ciencia de los ángeles es más inmaterial que<br />

la ciencia del alma de Cristo, porque el alma<br />

de Cristo actualiza su cuerpo y se sirve de<br />

las imágenes, lo que no acontece en los<br />

ángeles. Luego la ciencia de los ángeles es<br />

superior a la ciencia del alma de Cristo.<br />

En cambio está lo que dice el Apóstol<br />

en Heb 2,9: Vemos al que Dios hizppoco menos<br />

que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de<br />

honor por haber padecido la muerte. De donde<br />

se deduce que Cristo es inferior a los ángeles<br />

sólo por haber padecido la muerte. Luego<br />

no en cuanto a la ciencia.<br />

Solución. Hay que decir: La ciencia infusa<br />

del alma de Cristo puede considerarse bajo<br />

dos aspectos: uno, atendiendo a lo que tuvo<br />

por parte de la causa que la produce; otro,<br />

fijándonos en lo que tuvo por parte del<br />

sujeto que la recibe. Del primer modo, la<br />

ciencia infusa del alma de Cristo fue superior<br />

a la ciencia de los ángeles, lo mismo<br />

por el número de objetos conocidos que<br />

por la certeza de la propia ciencia; porque<br />

la luz espiritual infundida en el alma de<br />

Cristo es muy superior a la luz correspondiente<br />

a la naturaleza angélica. Vista del<br />

segundo modo, la ciencia infusa del alma de<br />

Cristo es inferior a la ciencia de los ángeles,<br />

es a saber, por el modo de conocer que es<br />

el natural del alma humana, esto es, mediante<br />

el recurso a las imágenes, la comparación<br />

y el discurso.<br />

Respuesta a las objeciones: Quedan<br />

resueltas en la solución.<br />

ARTICULO 5<br />

La ciencia inspirada o infusa de Cristo,<br />

¿fue una ciencia habitual?<br />

In Sent. 3 d. 14 q.l a.l q."2 y 3; De verit. q.20 a.2<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

no tuvo ciencia habitual.<br />

1. Ya se ha dicho (a.l; q.9 a.l) que al<br />

alma de Cristo le corresponde la máxima<br />

perfección. Pero la perfección de la ciencia<br />

en acto es mayor que la preexistente como<br />

hábito. Luego parece que fue conveniente<br />

que lo conociese todo en acto. En consecuencia,<br />

no tuvo ciencia habitual.<br />

2. Aún más: por ordenarse el hábito al<br />

acto, da la impresión de que una ciencia<br />

habitual que no se convierte nunca en acto<br />

es inútil. Y como Cristo lo conoció todo,<br />

según queda dicho (a.l), no hubiera podido<br />

contemplar todas las cosas en acto de haberlas<br />

conocido una en pos de otra, puesto<br />

que no es posible recorrer un número infinito<br />

de cosas. Luego, en él, una ciencia<br />

habitual hubiera sido inútil, lo que no es<br />

admisible. Por tanto tuvo ciencia actual, y<br />

no habitual, de cuanto conoció.

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