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Tertia Pars - Suma Teológica

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796 Tratado de los Sacramentos C.87 a.2<br />

tampoco basta el desagrado habitual que se<br />

tiene por el hábito de la caridad o de la<br />

penitencia virtud, porque entonces la caridad<br />

no sería compatible con el pecado venial,<br />

lo cual es falso. De donde se sigue que<br />

es necesario un cierto desagrado virtual,<br />

como, por ej., que uno tenga tal afecto a<br />

Dios y a las cosas divinas que le desagrade<br />

todo lo que entibie este afecto y se duela de<br />

haberlo cometido, aunque actualmente no<br />

piense en ello. Esto, sin embargo, no es<br />

suficiente para la remisión del pecado mortal,<br />

a no ser cuando queda olvidado alguno<br />

después de una diligente indagación.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir El hombre que está en<br />

gracia puede evitar todos y cada uno de los<br />

pecados mortales. Puede también evitar cada<br />

uno de los pecados veniales, pero no<br />

todos, como resulta de cuanto hemos dicho<br />

en la Segunda Parte 2 . Por tanto, la penitencia<br />

de los pecados mortales requiere que el<br />

hombre se proponga abstenerse de todos y<br />

cada uno de los pecados mortales. En cambio,<br />

para la penitencia de los pecados veniales<br />

se requiere el propósito de abstenerse de<br />

cada uno, pero no de todos, puesto que la<br />

debilidad de esta vida no es capaz de eso.<br />

No obstante, debe tener propósito de ir<br />

disminuyendo estos pecados veniales. De lo<br />

contrario, correría peligro de caer por falta<br />

de deseo de progresar o de quitar los impedimentos<br />

del crecimiento espiritual, que son<br />

los pecados veniales.<br />

2. A la segunda hay que decir. Como ya se<br />

manifestó en su lugar (q.66 a.ll), la muerte<br />

sufrida por Cristo tiene la misma eficacia<br />

que el bautismo. Por lo que limpia de toda<br />

culpa mortal y venial, a no ser que la voluntad<br />

esté adherida actualmente al pecado.<br />

3. A. la tercera hay que decir. El fervor de<br />

la caridad implica virtualmente el desagrado<br />

de los pecados veniales, como se ha expuesto<br />

(c.).<br />

ARTICULO 2<br />

¿Se requiere para la remisión de los<br />

pecados veniales la infusión de la gracia?<br />

Infra a.3; a.4 ad 2; Sent. 4 di6 q.2 a.2 q.'l; d.21 q.2<br />

a.l; Qu. Disp., De malo q.7 a.ll<br />

Objeciones por las que parece que se<br />

requiere la infusión de la gracia para la<br />

remisión de los pecados veniales.<br />

2. 1-2 q.74 a.3 ad 2; q.109 a.8. 3. 1-2 q.87 a.5; q.89 a.2.<br />

1. No hay efecto sin causa proporcionada.<br />

Ahora bien, la causa proporcionada<br />

de la remisión de los pecados es la gracia,<br />

ya que al hombre no se le perdonan los<br />

propios pecados por los propios méritos,<br />

como se dice en Ef 2,4-5: Dios, que es rico en<br />

misericordia, por el gran amor con que nos amó,<br />

estando muertos por nuestros pecados, nos vivificó<br />

juntamente con Cristo, por cuya gracia habéis sido<br />

salvados. Luego los pecados veniales no se<br />

perdonan sin la infusión de la gracia.<br />

2. Aún más: los pecados veniales no se<br />

perdonan sin penitencia. Ahora bien, a través<br />

de la penitencia se infunde la gracia,<br />

como en los demás sacramentos de la nueva<br />

ley. Luego los pecados veniales no se<br />

perdonan sin la infusión de la gracia.<br />

3. Y también: el pecado venial produce<br />

en el alma una mancha. Pero la mancha no<br />

se quita más que mediante la gracia, que es<br />

el ornato espiritual del alma. Luego parece<br />

que los pecados veniales no se perdonan sin<br />

la infusión de la gracia.<br />

En cambio el pecado venial no destruye<br />

la gracia, ni siquiera la disminuye, como se<br />

dijo en la Segunda Parte (2-2 q.24 a. 19).<br />

Luego, por la misma razón, para la remisión<br />

del pecado venial no se requiere una nueva<br />

infusión de la gracia.<br />

Solución. Hay que decir: Cada cosa es<br />

eliminada por su contrario. Ahora bien, el<br />

pecado venial no es contrario ni a la gracia<br />

habitual ni a la caridad, sino que solamente<br />

demora sus actos por estar el hombre demasiado<br />

apegado a los bienes creados, aunque<br />

no contra Dios, como se dijo en la<br />

Segunda Parte 31 . Por tanto, para borrar este<br />

pecado no se requiere la infusión de la<br />

gracia habitual, sino que es suficiente un<br />

impulso de la gracia o de la caridad para su<br />

remisión.<br />

Sin embargo, puesto que a los que tienen<br />

uso de razón —los únicos capaces de pecados<br />

veniales— no se les infunde la gracia<br />

sin un impulso de su libre albedrío hacia<br />

Dios y en contra del pecado, cuando se les<br />

infunde de nuevo la gracia, se les perdonan<br />

los pecados veniales.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir. También la remisión de<br />

los pecados veniales es efecto de la gracia<br />

por un acto que la gracia produce de nuevo<br />

y no por una nueva infusión en el alma de<br />

un don habitual.

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