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Tertia Pars - Suma Teológica

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362 Tratado del Verbo encarnado C.41 a.3<br />

In Luc. 14 que Cristo era impulsado deliberadamente<br />

al desierto para provocar al diablo. Pues si<br />

aquél, es decir, el diablo, no hubiera combatido,<br />

éste, a saber, Cristo, no hubiera venado. Pero<br />

añade además otras razones, diciendo: Cristo<br />

hizo esto misteriosamente, con el fin de liberar<br />

del destierro a Adán, el cual había sido arrojado<br />

del paraíso al desierto (cf. Gen 3,23); (y)<br />

ejemplarmente, para manifestarnos que el diablo<br />

tiene envidia de los que tienden a lo más perfecto.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Cristo es propuesto a<br />

todos como ejemplo por medio de la fe,<br />

según aquellas palabras de Heb 12,2: Fijando<br />

la mirada en el autor y consumador de la fe, Jesús.<br />

Pero la fe, como se dice en Rom 10,17,<br />

viene de la audición, no de la visión; antes<br />

bien, en Jn 20,29 se lee: Bienaventurados los<br />

que no vieron y creyeron. Y por esta razón, para<br />

que la tentación de Cristo nos sirviera de<br />

ejemplo, no se requería que fuese vista por<br />

los hombres, sino que bastó con que fuese<br />

contada a los mismos.<br />

2. A. la segunda hay que decir: La ocasión<br />

de la tentación es doble. Una, que proviene<br />

del hombre; por ejemplo, cuando alguien<br />

busca el pecado, no evitando las ocasiones<br />

de pecar. Y tal ocasión de tentación debe<br />

de ser evitada, como se le dijo a Lot en Gen<br />

19,17: No te detengas en toda la región alrededor<br />

de Sodoma.<br />

La otra ocasión de tentación procede del<br />

diablo, que siempre tiene envidia de los que<br />

tienden a la perfección, como dice Ambrosio 15 .<br />

Y tal ocasión de tentación no es necesario<br />

evitarla. Por esto dice el Crisóstomo, In<br />

Matth. 16 , que no sólo Cristo fue conducido al<br />

desierto por el Espíritu, sino también todos los hijos<br />

de Dios que tienen el Espíritu Santo. No ¡es<br />

satisface estar ociosos; pero el Espíritu Santo les<br />

impele a emprender alguna obra grande; esto, para<br />

el diablo, equivale a estar en el desierto, porque allí<br />

no existe la injusticia, en la que el diablo se deleita.<br />

Toda obra buena es también desierto para la carne<br />

y el mundo, porque no se conforma con los deseos<br />

de la carne y el mundo. Y dar al diablo esta<br />

clase de ocasión de tentaciones no es peligroso,<br />

porque es mayor la ayuda del Espíritu<br />

Santo, autor de toda obra perfecta, que<br />

el ataque del diablo envidioso.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Algunos sostienen<br />

que todas las tentaciones tuvieron<br />

lugar en el desierto. De ellos, algunos 17<br />

dicen que Cristo no fue conducido realmente<br />

a la Ciudad Santa, sino sólo en visión<br />

imaginaria. Otros 18 opinan que se llama<br />

desierto a la propia Ciudad Santa, es decir, a<br />

Jerusalén, porque estaba abandonada de<br />

Dios. Pero no es necesario nada de esto,<br />

porque Me 1,13 dice que era tentado en el<br />

desierto por el diablo, pero no dice que lo<br />

fuera solamente en el desierto.<br />

ARTICULO 3<br />

¿La tentación de Cristo debió producirse<br />

después del ayuno?<br />

In Mt. 4<br />

Objeciones por las que parece que la<br />

tentación de Cristo no debió tener lugar<br />

después del ayuno.<br />

1. Antes se dijo (q.40 a.2) que a Cristo<br />

no le convenía un comportamiento austero.<br />

Ahora bien, parece haber sido muestra de<br />

una austeridad suprema el no haber comido<br />

nada durante cuarenta días y cuarenta noches,<br />

pues así se entiende la frase de Mt 4,2:<br />

Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, es a<br />

saber, porque en aquellos días no tomó alimento<br />

alguno, como dice Gregorio 19 . Luego no<br />

parece que un ayuno de esta clase debiera<br />

preceder a la tentación.<br />

2. Aún más: en Me 1,13 se dice que<br />

permaneció en el desierto cuarenta días y cuarenta<br />

noches, y era tentado por Satanás. Pero ayunó<br />

cuarenta días y cuarenta noches. Luego parece<br />

que fue tentado por el diablo no después<br />

del ayuno, sino mientras ayunaba.<br />

3. Y también: sólo una vez se lee que<br />

Cristo ayunó. Ahora bien, no fue tentado<br />

por el diablo una sola vez, pues en Le 4,13<br />

se dice que, acabada la tentación, el diablo se<br />

alejó de él hasta un tiempo oportuno. Por consiguiente,<br />

como no precedió el ayuno a la<br />

segunda tentación, así tampoco debió preceder<br />

a la primera.<br />

En cambio está lo que se dice en Mt<br />

4,2-3: Habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta<br />

noches, al fin tuvo hambre; y entonces se acercó<br />

a él el tentador.<br />

14. L.4 super 4,1: ML 15,1700. 15. In Luc. 1.4 super 4,1: ML 15,1700. 16. Cf. PSEUDO-<br />

JUAN CRISÓSTOMO, Op. imperf. in Matth. 4,1 homil.5: MG 56,662. 17. ERNALDO BONEVALENSE, De<br />

cardinalibus oper. Chrísti § 5: ML 189,1637. Véase PASCASIO RADBERTO, In Matth. 4,5, 1.3: ML 120,194;<br />

TOMÁS, In Mt. 4,5. 18. Consigna tal opinión PASCASIO RADBERTO, In Matth. 4,5, 1.3: ML 120,194.<br />

Cf. TOMÁS, In Mt. 4,5. 19. In Evang. 1.1 homil.16: ML 76,1137.

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