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Tertia Pars - Suma Teológica

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810 Tratado de los Sacramentos C.89 a.5<br />

ARTICULO 5<br />

¿Reviven por la penitencia las obras que<br />

fueron amortiguadas por el pecado<br />

posterior?<br />

Sent. 4 d.14 q.2 a.3 q."3; d.22 q.l a.l ad 6; In Thess.<br />

c.3 lect.l; In Heb. c.6 lect.1.3<br />

Objeciones por las que parece que las<br />

obras que fueron amortiguadas por el pecado<br />

posterior no reviven con la penitencia.<br />

1. De la misma manera que por la penitencia<br />

subsiguiente se perdonan los pecados<br />

pasados, así también por el pecado<br />

posterior quedan amortiguadas las obras<br />

realizadas anteriormente con la caridad.<br />

Ahora bien, los pecados perdonados por la<br />

penitencia no renacen, como se ha dicho ya<br />

(q.88 a.l). Luego parece que tampoco reviven<br />

por la caridad las obras que fueron<br />

amortiguadas.<br />

2. Aún más: se dice que son amortiguadas<br />

las obras por analogía con los animales<br />

que mueren, como se acaba de ver (a.4).<br />

Pero el animal muerto no puede volver a la<br />

vida. Luego tampoco las obras amortiguadas<br />

pueden de nuevo revivir por la penitencia.<br />

3. Y también: las obras realizadas con<br />

caridad merecen la gloria según la medida<br />

de gracia o de caridad. Ahora bien, a veces<br />

el hombre resurge de la penitencia con<br />

menor gracia o caridad. Luego la gloria no<br />

corresponde a los méritos de las primeras<br />

obras. Y de esta manera parece que las<br />

obras amortiguadas por el pecado posterior<br />

no reviven.<br />

En cambio comentando el texto de Jl<br />

2,25: Os restituiré los años comidos por la langosta,<br />

dice la Glosa 20 : No permitiré que perezca la<br />

abundancia que perdisteis en la perturbación de<br />

vuestro ánimo. Pero esa abundancia es el<br />

mérito de las buenas obras, perdido por el<br />

pecado. Luego por la penitencia reviven las<br />

obras meritorias anteriormente hechas.<br />

Solución. Hay que decir: Algunos afirmaron<br />

21 que las obras meritorias amortiguadas<br />

por el pecado posterior no reviven con la<br />

penitencia subsiguiente, partiendo del hecho<br />

de que estas obras no permanecen para<br />

que puedan revivir de nuevo.<br />

Pero esto no puede impedir su revivificación.<br />

Porque estas obras tienen el poder<br />

de conducir a la vida eterna —en lo cual<br />

consiste su vida— no sólo mientras tienen<br />

una existencia actual, sino también después<br />

que dejan de existir, en cuanto que permanecen<br />

en la aceptación divina. Y ahí permanecen,<br />

de suyo, después de ser amortiguadas<br />

por el pecado, porque estas obras, una<br />

vez realizadas, serán siempre aceptadas por<br />

Dios, y los santos se alegrarán de eÜas,<br />

según las palabras del Ap 3,11: Guarda lo que<br />

tienes para que otro no te quite tu corona. El que<br />

ellas no sean eficaces para conducir a la vida<br />

eterna, proviene del pecado posterior, por<br />

el que uno se hace indigno de la vida eterna.<br />

Pero este impedimento desaparece por la<br />

penitencia, ya que con ella se perdonan los<br />

pecados. Sigúese, por tanto, que las obras<br />

anteriormente amortiguadas recuperan, por<br />

la penitencia, la eficacia de conducir a la<br />

vida eterna a quien las hizo, y esto es lo que<br />

significa revivir. Luego queda patente que<br />

las obras amortiguadas reviven por la penitencia.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Las obras del pecado<br />

quedan abolidas directamente por la penitencia,<br />

de tal manera que de ellas, por la<br />

misericordia de Dios, no queda ni la mancha<br />

ni el reato. Pero las obras hechas con<br />

caridad no son destruidas por Dios, en cuya<br />

aceptación permanecen. Es el hombre<br />

quien puede poner impedimento a su eficacia.<br />

Y, por eso, eliminado el impedimento<br />

que puede venir por parte del hombre, Dios<br />

cumple por su parte aquello que las obras<br />

merecían.<br />

2. A. la segunda hay que decir. Las obras<br />

realizadas con caridad no son amortiguadas<br />

en sí mismas, como se ha expuesto (c.), sino<br />

sólo por razón del impedimento que pone<br />

el hombre. Los animales, sin embargo, sí<br />

mueren en sí mismos al quedar privados del<br />

principio de la vida. Por tanto, la comparación<br />

no vale.<br />

3. A la tercera hay que decir. El que por la<br />

penitencia se levanta con un grado menor<br />

de caridad, conseguirá el premio esencial<br />

correspondiente al grado de gracia en que<br />

se encuentra. Disfrutará, sin embargo, de<br />

una alegría mayor por las obras realizadas<br />

en la primera caridad que por las obras<br />

realizadas en la segunda, lo cual pertenece<br />

al premio accidental.<br />

20. Interl. 4,355r. 21. HUGO DE SAN VÍCTOR, De sacram. 1.2 p.14 c.4: ML 176,558.

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