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Tertia Pars - Suma Teológica

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790 Tratado de los Sacramentos C.86 a.3<br />

Luego también Dios, mediante la penitencia,<br />

perdona un pecado sin perdonar el otro.<br />

5. Por último: es el amor de Dios el que<br />

perdona a los hombres sus pecados, según<br />

las palabras de Jer 31,3: Con amor eterno te<br />

amé, por eso te he atraído hacia mí con misericordia.<br />

Ahora bien, nada impide que Dios ame<br />

a un hombre por una cosa determinada y<br />

esté ofendido con él por otra, de la misma<br />

manera que ama al pecador por su naturaleza<br />

y lo odia por su culpa. Luego parece<br />

posible que Dios perdone por la penitencia<br />

un pecado y no otros.<br />

En cambio dice San Agustín en su libro<br />

De Poenitentia 7 : Hay muchos que se arrepienten<br />

de haber pecado, pero no del todo, y a que se reservan<br />

ciertas culpas en las que se regocijan, no advirtiendo<br />

que el Señor libró del demonio a quien era sordo y<br />

mudo al mismo tiempo, dándonos a entender con<br />

esto que nunca sanaremos si no somos liberados de<br />

todos los pecados.<br />

Solución. Hay que decir: Es imposible que<br />

por la penitencia puedan ser perdonados<br />

unos pecados y no otros. Primero, porque<br />

un pecado queda perdonado en cuanto es<br />

borrada la ofensa de Dios por la gracia. Por<br />

lo que en la Segunda Parte 8 se dijo que<br />

ningún pecado puede ser perdonado sin la<br />

gracia. Ahora bien, todo pecado mortal es<br />

contrario a la gracia y la excluye. Luego es<br />

imposible que sea perdonado un pecado y<br />

no otro.<br />

Segundo, porque, como ya quedó demostrado<br />

(a.2), el pecado mortal no puede<br />

ser perdonado sin una verdadera penitencia,<br />

a la cual corresponde el abandono del pecado<br />

en cuanto ofensa de Dios, lo cual es<br />

común a todos los pecados mortales. Pero<br />

una misma causa produce el mismo efecto.<br />

Luego no puede haber un verdadero penitente<br />

si se arrepiente solamente de un pecado<br />

y no de otro. Porque si le desagrada<br />

un pecado porque va contra Dios, a quien<br />

ama sobre todas las cosas, lo cual es esencial<br />

en la verdadera penitencia, de ahí se<br />

sigue que está arrepentido de todos los<br />

pecados. Por consiguiente, es imposible que<br />

sea perdonado un pecado y no otro.<br />

Tercero, porque esto sería contrario a la<br />

perfección de la misericordia de Dios, cuyas<br />

obras son perfectas, como se dice en Dt 32,4.<br />

Por lo que, de quien se compadece, se<br />

compadece totalmente. Y esto es lo que San<br />

7. De vera et falsa poenit. c.9 Ínter op. AUGUST.: ML 40,1121.<br />

9. Cf. nota 7. 10. In loann. tr.89: ML 35,1856.<br />

Agustín dice en su libro De Poenitentia 9 :<br />

Esperar la mitad del perdón de quien es justo, y<br />

la misma justicia, es un pecado de infidelidad.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. Hay<br />

que decir: Las palabras de San Gregorio no<br />

se refieren al perdón de la culpa, sino a la<br />

cesación del pecado, porque, a veces, quien<br />

está acostumbrado a cometer muchos pecados,<br />

deja de cometer uno, pero no otros.<br />

Cierto que esto lo hace con el auxilio divino,<br />

pero no llega hasta la remisión de la<br />

culpa.<br />

2. A. la segunda hay que decir: En este<br />

texto de San Ambrosio la palabra fe no<br />

puede tomarse por la fe con la que creemos<br />

en Cristo. Porque dice San Agustín 10 explicando<br />

las palabras que se leen en Jn 15,22:<br />

Si no hubiera venido y no les hubiera hablado no<br />

tendrían pecado, es decir, pecado de incredulidad:<br />

Este es el pecado del que dependen todos los<br />

pecados. La palabra fe aquí significa conciencia,<br />

porque, a veces, las penas sufridas pacientemente<br />

consiguen la remisión del pecado<br />

del que no se tiene conciencia.<br />

3. A la tercera hay que decir: Los pecados,<br />

aunque no estén unidos entre sí en cuanto<br />

a la inclinación al bien perecedero, sí lo<br />

están, sin embargo, en cuanto a la aversión<br />

del bien inmutable, en la cual convienen<br />

todos los pecados mortales, y de ahí les<br />

viene su carácter de ofensa, que es preciso<br />

borrar mediante la penitencia.<br />

4. A. la cuarta hay que decir: La deuda de<br />

una cosa tangible, como, por ej., el dinero,<br />

no es contraria a la amistad, mediante la<br />

cual se perdona la deuda. Y, así, puede<br />

perdonarse una cosa y no otra. Pero la<br />

deuda de una culpa sí es contraria a la<br />

amistad. Por lo que una culpa u ofensa no<br />

puede perdonarse sin las otras. Sería ridículo,<br />

incluso, que uno pidiese a otro perdón<br />

de una ofensa, y no de otra.<br />

5. A la quinta hay que decir: El amor con<br />

que Dios ama la naturaleza del hombre no<br />

está destinado al bien de la gloria, de la que<br />

el hombre puede ser excluido por cualquier<br />

pecado mortal. Pero el amor de la gracia,<br />

por la que se realiza el perdón del pecado<br />

mortal, destina al hombre a la vida eterna,<br />

según las palabras de Rom 6,23: La gracia de<br />

Dios es la vida eterna. Luego la comparación<br />

no vale.<br />

8. 1-2 q.109 a.7; q.113 a.2.

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