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Tertia Pars - Suma Teológica

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204 Tratado del Verbo encarnado C.18 a.2<br />

través de su voluntad, como es movido el<br />

siervo por el imperio de su amo en orden<br />

a realizar una acción; tal siervo, en verdad,<br />

es como un instrumento animado, a juicio del<br />

Filósofo en el libro I Pol. 14 . Así pues, la<br />

naturaleza humana de Cristo fue instrumento<br />

de la divinidad de modo que fuese movida<br />

a través de su propia voluntad.<br />

3. A. la tercera hay que dedr: La voluntad<br />

es una potencia natural, y sigue necesariamente<br />

a la naturaleza. Pero el movimiento<br />

o el acto de la potencia, llamado también<br />

voluntad, unas veces es natural y necesario,<br />

por ejemplo cuando versa acerca de la felicidad;<br />

otras, en cambio, proviene del libre<br />

albedrío de la razón, y no es necesario ni<br />

natural, como resulta manifiesto por lo dicho<br />

en la Segunda Parte (q.82 a.2; cf. 1-2 q. 10<br />

a.l y 2). Y, sin embargo, la propia razón,<br />

que es el principio de este movimiento, es<br />

natural. Y por eso es necesario poner en<br />

Cristo, además de la voluntad divina, una<br />

voluntad humana, no sólo como potencia<br />

natural o como movimiento natural, sino<br />

también como movimiento racional.<br />

4. A. la cuarta hay que dedr: Con la expresión<br />

querer de una manera determinada se designa<br />

un modo determinado de querer. Pero<br />

el modo determinado se establece acerca de<br />

la misma realidad de la cual es modo. Por<br />

lo que, al pertenecer la voluntad a la naturaleza,<br />

también el querer de una manera<br />

determinada pertenece a la naturaleza, no<br />

considerada según lo que es en absoluto,<br />

sino en cuanto que está en tal hipóstasis.<br />

Por eso también la voluntad humana de<br />

Cristo tuvo un modo determinado, por el<br />

hecho de existir en una hipóstasis divina, de<br />

manera que se movió siempre al arbitrio de<br />

la voluntad divina.<br />

ARTICULO 2<br />

¿Tuvo Cristo una voluntad sensible,<br />

además de la voluntad racional? c<br />

InSent. 3 di7 a.l q. a 2<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

no tuvo una voluntad sensible además de<br />

la voluntad racional.<br />

1. Dice el Filósofo en el libro III De<br />

Animaz: La voluntad reside en la razón; el<br />

irascible y el concupiscible se asientan en el apetito<br />

sensitivo. Pero sensibilidad significa apetito<br />

sensitivo. Luego en Cristo no hubo una<br />

voluntad sensible.<br />

2. Aún más: según Agustín, en el libro<br />

XII De Trin. 16 , la serpiente es la representación<br />

de la sensibilidad. Pero en Cristo no<br />

hubo nada serpentino, pues poseyó, sin<br />

veneno, la semejanza de ese animal venenoso,<br />

como escribe el mismo Agustín 17 comentando<br />

Jn 3,14: A la manera que Moisés<br />

levantó la serpiente en el desierto. Luego en<br />

Cristo no se dio una voluntad sensible.<br />

3. Y también: como hemos dicho (a.l<br />

ad 3), la voluntad sigue a la naturaleza. Pero<br />

en Cristo no hubo más que una naturaleza,<br />

fuera de la divina. Luego en Cristo no<br />

existió más que una voluntad humana.<br />

En cambio está lo que dice Ambrosio<br />

en el libro II Ad Gratianum imperatorem 18 : Es<br />

voluntad mía la que él llama suya, porque, en<br />

cuanto hombre, tomó él mi tristeza, con lo cual<br />

se deja entender que la tristeza pertenece a<br />

la voluntad humana de Cristo. Pero la tristeza<br />

pertenece a la sensibilidad, como hemos<br />

expuesto en la Segunda Parte (1-2 q.23<br />

a.l; q.25 a.l). Luego parece que en Cristo,<br />

además de la voluntad racional, hay una<br />

voluntad sensible.<br />

Solución. Hay que decir. Como antes hemos<br />

afirmado (q.4 a.2 arg.2; q.5 a.9; q.9 a.l),<br />

el Hijo de Dios tomó la naturaleza humana<br />

con todos los elementos que pertenecen a<br />

la perfección de la misma. Pero la naturaleza<br />

humana incluye también la naturaleza<br />

animal, como en la especie se incluye el<br />

género. Por eso es necesario que el Hijo de<br />

Dios, junto con la naturaleza humana, asumiese<br />

lo que pertenece a la perfección de la<br />

naturaleza animal. Uno de esos elementos<br />

es el apetito sensitivo, llamado sensibilidad.<br />

Y por eso es preciso decir que en Cristo<br />

existió un apetito sensitivo o una sensibilidad.<br />

Pero debe tenerse en cuenta que la sensibilidad,<br />

o apetito sensitivo, se Üama racional<br />

por participación, en cuanto que, por natu-<br />

14. C.2 n.4 (BK 1253B32): S. TH., lect.2; cf. Ethic. 8 c.9 n.6 (BK 1161b4): S. TH., lect.ll. 15. C.9<br />

n.3 (BK 432b5): S. TH., lect.14. 16. C.12: ML 42,1007; c.13: ML 42,1008. 17. De Pecc. Remiss.<br />

etBapt. Pan. 1.1 c.32: ML 44,145. 18. De Fide c.7: ML 16,594.<br />

c. «Voluntad sensible» significa el apetito sensitivo: la tendencia espontánea a rechazar lo que<br />

desagrada y buscar lo que agrada. En cuanto sometido a la razón, el apetito sensitivo participa el<br />

carácter de la voluntad (sol.3).

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