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Tertia Pars - Suma Teológica

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314 Tratado del Verbo encarnado C.35 a.5<br />

hipótesis son falsas. Luego es herético negar<br />

que la Santísima Virgen es madre de Dios c .<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Esta objeción fue propuesta<br />

por Nestorio 1V . Y se resuelve porque,<br />

aun cuando en la Escritura no se<br />

encuentre la afirmación expresa de que la<br />

Santísima Virgen sea madre de Dios, sí se<br />

dice expresamente en la misma Escritura<br />

que Jesucristo es verdadero Dios, como es evidente<br />

por 1 Jn 5,20, y que la Santísima<br />

Virgen es madre de Jesucristo, como es notorio<br />

por Mt 1,18. De donde necesariamente se<br />

sigue de las palabras de la Escritura que es<br />

madre de Dios.<br />

En Rom 9,5 se dice también que Cristo<br />

procede de los judíos según la carne, el cual está por<br />

encima de todas las cosas (como) Dios bendito<br />

por los siglos. Ahora bien, no procede de los<br />

judíos más que por medio de la Santísima<br />

Virgen. Luego el que está por encima de todas<br />

las cosas (como) Dios bendito por los siglos,<br />

nació verdaderamente de la Santísima Virgen<br />

como madre suya.<br />

2. A. la segunda hay que decir. También<br />

esta objeción proviene de Nestorio 18 . Pero<br />

Cirilo la resuelve en una Epístola contra Nestorio<br />

19 diciendo: Como el alma del hombre nace<br />

con su propio cuerpo, y ambos se toman por una<br />

sola cosa; y si alguien se atreviera a decir que la<br />

madre lo es de la carne, pero no del alma, hablaría<br />

con excesiva superfluidad, algo semejante comprobamos<br />

haber sucedido en la generación de Cristo. El<br />

Verbo de Dios ha nacido de la sustancia de Dios<br />

Padre; pero, por haber tomado carne verdaderamente,<br />

es necesario confesar que, según la carne, nació<br />

de mujer. En consecuencia, es necesario decir<br />

que la Santísima Virgen se llama madre de<br />

Dios, no porque sea madre de la divinidad,<br />

sino porque, según la humanidad, es madre<br />

de la persona que tiene la divinidad y la<br />

humanidad.<br />

3. Ala tercera hay que decir. El nombre de<br />

Dios, a pesar de ser común a las tres personas,<br />

unas veces alude sólo a la persona del<br />

Padre, otras se refiere únicamente a la per-<br />

sona del Hijo o a la del Espíritu Santo,<br />

como antes hemos expuesto (q.16 a.l;<br />

1 q.39 a.4). Y así, cuando se dice que la<br />

Santísima Virgen es madre de Dios, el nombre<br />

Dios se refiere exclusivamente a la persona<br />

encarnada del Hijo.<br />

ARTICULO 5<br />

¿Hay en Cristo dos filiaciones?<br />

In Sent. 3 d.8 a.5; Compend. theol. c.212; Quodl. 9 q.2<br />

a.3; Quodl. 1 q.2 a.l<br />

Objeciones por las que parece que en<br />

Cristo hay dos filiaciones.<br />

1. El nacimiento es la causa de la filiación.<br />

Ahora bien, en Cristo hay dos nacimientos.<br />

Luego en Cristo hay también dos<br />

filiaciones.<br />

2. Aún más: la filiación por la que uno<br />

se llama hijo de alguien en calidad de madre<br />

o de padre depende, en cierto modo, del<br />

mismo hijo, porque la esencia de la relación<br />

consiste en relacionarse de alguna manera con<br />

otro; por lo que, destruido uno de los términos<br />

relativos, se destruye el otro. Pero la<br />

filiación eterna, por la que Cristo es Hijo de<br />

Dios Padre, no depende de la madre, porque<br />

nada que sea eterno depende de lo<br />

temporal. Luego Cristo no es hijo de la<br />

madre con filiación eterna. Por consiguiente,<br />

o no es hijo suyo en modo alguno, lo<br />

que va en contra de lo anteriormente dicho<br />

(a.3 y 4), o es necesario que sea hijo suyo<br />

en virtud de una filiación temporal. Luego<br />

en Cristo hay dos filiaciones.<br />

3. Y también: uno de los términos relacionados<br />

entra en la definición del otro, por<br />

lo que es evidente que uno de los términos<br />

de la relación se especifica por el otro. Pero<br />

una y misma cosa no puede estar en especies<br />

diversas. Luego parece imposible que<br />

una y la misma relación se termine en<br />

extremos totalmente distintos. Ahora bien,<br />

Cristo es llamado Hijo del Padre Eterno y<br />

de la Madre temporal, que son términos<br />

17. Ep.2 ad Cyrillum, § 3, en Concilio de Efeso, P.I c.9: MANSI 4,895; o también en la traducción de<br />

MARIO MERCATOR: ML 48,820. Véase CIRILO DE ALEJANDRÍA, Adv. blasphemias 1.1 c.l: MG 76,25; 1.2<br />

c.l: MG 76,69; Dial, cum Nestorio: MG 76,249. 18. Sermones XIII, traducidos por MARIO<br />

MERCATOR, serm.l: ML 48,759; serm.5: ML 48,785,787; en CIRILO DE ALEJANDRÍA, Adv. Nestoríi<br />

blasphemias, 1.1 c.l: MG 76,20. Véase CASIANO, De Incarn. Christi 1.2 c.2: ML 50,31; 1.7 c.2: ML 50,199.<br />

19. Ep.l AdMon. Aegypti: MG 77,21; o en el Concilio de Efeso, P.I c.2 n.12: MANSI 4,599.<br />

c. La acción maternal de María no termina en un hombre que se uniría a Dios, sino en una<br />

naturaleza humana que desde el primer instante es asumida por una persona divina. María es madre<br />

de Cristo, personalmente Hijo de Dios (sol.2).

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