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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.7 a.13 La gracia de Cristo en cuanto hombre particular 125<br />

la misma que la gracia de unión, pues dice<br />

Agustín en el libro De praedest. Sanct. 23 : La<br />

grada por la que se hace cristiano el hombre, desde<br />

el momento en que comienza a creer, es la misma<br />

por la que aquel hombre, desde el primer momento,<br />

fue hecho Cristo. Lo primero pertenece a la<br />

gracia habitual; lo segundo, a la gracia de<br />

unión. Luego parece que la gracia habitual<br />

no es una consecuencia de la unión.<br />

2. Aún más: la disposición precede a la<br />

perfección temporal o, por lo menos, conceptualmente.<br />

Ahora bien, la gracia habitual<br />

parece ser una disposición de la naturaleza<br />

humana para la unión personal. Luego da la<br />

impresión de que la gracia habitual no es<br />

una consecuencia de la unión, sino más<br />

bien algo que la precede.<br />

3. Y también: lo común es antes que lo<br />

propio. Pero la gracia habitual es común a<br />

Cristo y a los demás hombres, mientras que<br />

la gracia de unión es propia de Cristo.<br />

Luego, conceptualmente, la gracia habitual<br />

es anterior a la de unión. Por consiguiente,<br />

no es efecto de ésta.<br />

En cambio está lo que se dice en Is 42,1:<br />

He aquí a mi siervo, yo lo sostendré; y luego<br />

continúa: He puesto mi espíritu sobre él, lo que<br />

pertenece al don de la gracia habitual. De<br />

donde se deduce que la asunción de la<br />

naturaleza humana en la unión de la persona<br />

precede en Cristo a la gracia habitual.<br />

Solución. Hay que decir: La unión de la<br />

naturaleza humana con la persona divina,<br />

que antes (q.2 a. 10; q.6 a.6) aclaramos que<br />

era la misma gracia de unión, precede en<br />

Cristo a la gracia habitual, no en el orden<br />

del tiempo, sino en el de la naturaleza y en<br />

el de la razón. Y esto por tres motivos.<br />

Primero, de acuerdo con los principios de<br />

una y otra gracia. Efectivamente, el principio<br />

de la unión es la persona del Hijo que<br />

asume la naturaleza humana, de la que se<br />

dice c[uefue enviada al mundo (Jn 3,17), porque<br />

asumió la naturaleza humana. En cambio,<br />

el principio de la gracia habitual, que es<br />

dada con la caridad, es el Espíritu Santo, del<br />

que se dice, en este aspecto, que es enviado<br />

porque habita en el alma por la caridad<br />

(Rom 5,5; 8,9.11; Gal 4,6). Ahora bien, la<br />

misión del Hijo, según el orden de la naturaleza,<br />

es anterior a la misión del Espíritu<br />

Santo; lo mismo que, en el orden de la<br />

23. C.15: ML 44,982.<br />

naturaleza, el Espíritu Santo, que es el<br />

amor, procede del Padre y del Hijo. Por lo<br />

que también la unión personal, según la cual<br />

se entiende la misión del Hijo, es anterior,<br />

en el orden de naturaleza, a la gracia habitual<br />

según la cual se considera la misión del<br />

Espíritu Santo".<br />

Segundo, la razón de tal orden se toma<br />

de la relación entre la gracia y su causa. La<br />

gracia es causada en el hombre por la presencia<br />

de la divinidad, como lo es la luz en<br />

el aire por la presencia del sol. Por eso se<br />

dice en Ez 43,2: La gloria de Dios entraba por<br />

el oriente, y la tierra resplandecía por su gloria.<br />

Pero la presencia de Dios en Cristo se<br />

entiende por la unión de la naturaleza humana<br />

con la persona divina. Por tanto, la<br />

gracia habitual de Cristo se considera como<br />

consecuencia de esa unión, lo mismo que la<br />

luz es consecuencia del sol.<br />

El tercer motivo de tal orden puede tomarse<br />

del fin de la gracia. Esta se ordena a<br />

obrar rectamente. Y las acciones son de los<br />

supuestos y de los individuos. Por lo que la<br />

acción, y, en consecuencia, la gracia, que a<br />

ella se ordena, presupone la hipóstasis que<br />

obra. Pero la hipóstasis no es algo que se<br />

suponga anterior a la unión en la naturaleza<br />

humana, como queda claro por lo dicho<br />

anteriormente (q.4 a.3). Y, por consiguiente,<br />

la gracia de unión precede conceptualmente<br />

a la gracia habitual.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: En el texto citado,<br />

Agustín llama gracia a la voluntad de Dios,<br />

que otorga gratuitamente sus beneficios. Y<br />

por este motivo dice que es una misma la<br />

gracia que hace a cualquier hombre cristiano<br />

y aquella por la que el hombre es hecho<br />

Cristo, porque ks dos cosas provienen de k<br />

voluntad gratuita de Dios, sin mérito previo.<br />

2. A. la segunda hay que decir: Así como la<br />

disposición en el proceso generativo precede<br />

a la perfección para la que dispone en<br />

las cosas que se forman progresivamente,<br />

así también la disposición sigue a la perfección<br />

conseguida por un ser: tal acontece<br />

con el calor, que fue disposición para la<br />

forma del fuego, pasando luego a ser efecto<br />

de tal forma una vez que ésta preexiste.<br />

Ahora bien, en Cristo la naturaleza humana<br />

se unió a la persona del Verbo desde el<br />

«. Según la doctrina trinitaria, la misión del Hijo es anterior a la misión del Espíritu (I q.43 a.7).

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