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Tertia Pars - Suma Teológica

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444<br />

los dará a Dios Padre, porque los adquirió con su<br />

muerte y con su sepultura.<br />

3. A la tercera hay que decir. Como se dice<br />

en un sermón del Concilio de Efeso 3 : Nada<br />

de lo que salva a los hombres injuria a Dios, pues<br />

le presenta no pasible sino clemente. Y en otro<br />

sermón del mismo Concilio se lee 4 : Dios no<br />

toma por injuria nada de lo que es ocasión de<br />

salvación para los hombres. Y tú no tengas por tan<br />

baja la naturaleza de Dios, como si alguna vez<br />

pudiera estar sujeta a las injurias.<br />

ARTICULO 2<br />

¿Fue sepultado Cristo de modo<br />

conveniente?<br />

ln Mi. 27; /« lo. 19 lect.6<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

no fue sepultado de modo conveniente.<br />

1. Su sepultura debe ser conforme a su<br />

muerte. Pero Cristo padeció una muerte<br />

vilísima, conforme a aquellas palabras de<br />

Sab 2,20: Condenémosle a muerte vergonzosísima.<br />

Luego parece no haber sido conveniente<br />

que se diese a Cristo una sepultura honrosa,<br />

por cuanto fue enterrado por los grandes, a<br />

saber, José de Arimatea, que era noble consejero,<br />

como se dice en Me 15,43, y Nicodemo,<br />

que era príncipe de los judíos, como se lee<br />

en Jn 3,1.<br />

2. Aún más: en torno a Cristo no debió<br />

hacerse nada que fuese un ejemplo de superfluidad.<br />

Pero ejemplo de superfluidad<br />

parece haber sido el que, para enterrar a<br />

Cristo, viniese Nicodemo trayendo una mezcla de<br />

mirra y áloe como de unas cien libras, según se<br />

dice en Jn 19,39; sobre todo, después que<br />

una mujer se había anticipado a ungir su cuerpo<br />

para la sepultura, como narra Me 14,8. Luego<br />

respecto de Cristo no se procedió convenientemente<br />

en este asunto.<br />

3. Y también: no es conveniente que un<br />

hecho incluya elementos encontrados. Ahora<br />

bien, la sepultura de Cristo, por un lado,<br />

fue sencilla, puesto quejóse lo envolvió en una<br />

sábana limpia, como se dice en Mt 27,59, y<br />

no entre oro, piedras preciosas o sedas, según<br />

comenta Jerónimo 5 en ese mismo lugar; y,<br />

C.51 a.2<br />

por otro, llena de ostentación, puesto que<br />

lo enterraron con aromas (cf. Jn 19,40). Luego<br />

parece que la condición de la sepultura<br />

de Cristo no fue la conveniente.<br />

4. Por último: todo cuanto está escrito, y<br />

especialmente acerca de Cristo, fue escrito<br />

para nuestra enseñanza, como se lee en Rom<br />

15,4. Pero en los Evangelios se narran algunas<br />

cosas sobre la sepultura que en nada<br />

parecen corresponder a nuestra enseñanza;<br />

por ejemplo, que fue sepultado en un huerto,<br />

en un sepulcro ajeno, nuevo, y excavado en la roca.<br />

Luego el modo de la sepultura de Cristo no<br />

fue el conveniente.<br />

En cambio está el que en Is 11,10 se<br />

dice: Y su sepulcro será glorioso.<br />

Solución. Hay que decir: Es manifiesto<br />

que el modo de la sepultura de Cristo fue<br />

el conveniente con relación a tres realidades.<br />

Primero, en cuanto a confirmar la fe<br />

en su muerte y resurrección. Segundo, en<br />

cuanto a hacer más estimable la piedad de<br />

quienes le dieron sepultura. Por esto dice<br />

Agustín, en I De Civ. Dei 6 : Laudablemente se<br />

recuerda en el Evangelio a los que, después de<br />

tomar su cuerpo de la cruzj se cuidaron de envolverlo<br />

y enterrarlo con cuidado y honoríficamente. Tercero,<br />

en cuanto al misterio, por el que son<br />

configurados aquellos que son sepultados con<br />

Cristo en la muerte (cf. Rom 6,4) h .<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: En la muerte de Cristo<br />

se recomienda la paciencia y la constancia<br />

del que padeció la muerte; y tanto más<br />

cuanto la muerte fue afrentosa. En cambio,<br />

en la sepultura honorífica se considera el<br />

poder del que muere, el cual, contra la<br />

intención de quienes le mataron, ya muerto,<br />

es enterrado honoríficamente; y con eso se<br />

prefigura la devoción de los fieles que habían<br />

de servir a Cristo muerto.<br />

2. A la segunda hay que decir: En la noticia<br />

del Evangelista (Jn 19,40) sobre su sepultura<br />

según es costumbre sepultar entre los judíos,<br />

como expone Agustín, In loann. 7 , nos amonestó<br />

que, en los honores de esta clase tributados a<br />

los muertos, deben observarse las costumbres de cada<br />

nación. Y era costumbre de aquel pueblo enterrar<br />

3. P.3 c.9 (MANSI 5,189). TEODOTO DE ANCIRA, homil.1 In Natalem Salv.: MG 77,1353. 4. Concilio<br />

de Efeso, P.3 c.10 (MANSI 5,205). TEODOTO DE ANCIRA, homil.2 In Natalem Salv.: MG 77,1372. 5. In<br />

Mt. 27,59,1.4: ML 26,223. 6. C.13: ML 41,27. 7. Tract. 120: ML 35,1954. En este lugar sólo<br />

se encuentra la primera parte del texto, hasta las palabras: y era (erat autem). Se encuentra verbalmente<br />

en TOMÁS, Cat. Aur. sup. lo. 19,40 § 11 a nombre de AGUSTÍN.<br />

b. «Sepultados en la muerte con Cristo» son los bautizados (q.69,1).

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