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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.47 a.3 Sobre la causa eficiente de la pasión de Cristo 417<br />

amo al Padre, y que obro según el mandato que el<br />

Padre me dio, levantaos, vamonos de aquí, a<br />

saber, al lugar de la pasión; y padeció también<br />

por amor del prójimo, según aquellas<br />

palabras de Gal 2,20: Me amó, y se entregó por<br />

mí. Cristo cumplió en su pasión los preceptos<br />

ceremoniales de la ley, que se refieren<br />

principalmente a los sacrificios y a las oblaciones,<br />

en cuanto que todos los antiguos<br />

sacrificios fueron figuras del verdadero sacrificio<br />

que Cristo ofreció muriendo por<br />

nosotros. Por eso se dice en Col 2,16-17:<br />

Nadie os critique por la comida o la bebida, o a<br />

propósito de fiestas o novilunios, cosas que son<br />

sombra de las venideras, siendo la realidad el cuerpo<br />

de Cristo, por cuanto que Cristo se compara<br />

a esas cosas como el cuerpo a la sombra.<br />

Cristo cumplió con su pasión los preceptos<br />

judiciales de la ley, que se ordenan especialmente<br />

a dar satisfacción a los que padecen<br />

injuria, porque, como se dice en Sal 68,5:<br />

pagó lo que no había robado, permitiendo ser<br />

clavado en el madero en compensación por<br />

la manzana que el hombre había robado del<br />

árbol en contra del mandato de Dios.<br />

2. A la segunda hay que decir: Aunque la<br />

obediencia importe necesidad respecto de<br />

lo mandado, incluye, sin embargo, voluntad<br />

con relación al cumplimiento del precepto.<br />

Y de esta condición fue la obediencia de<br />

Cristo, pues la pasión y muerte, consideradas<br />

en sí mismas, repugnaban a la voluntad<br />

natural; sin embargo, Cristo quería cumplir<br />

la voluntad de Dios respecto a esas cosas,<br />

según aquellas palabras de Sal 39,9: Para<br />

hacer tu voluntad, Dios mío, lo he querido. Por<br />

lo cual decía en Mt 26,42: Si este cáliz no puede<br />

pasar de mí sin que lo beba, hágase tu voluntad.<br />

3. A la tercera hay que decir Por una misma<br />

razón padeció Cristo por caridad y por obediencia,<br />

porque también por obediencia cumplió<br />

los preceptos de la caridad; y por caridad<br />

obedeció al Padre que lo mandaba.<br />

ARTICULO 3<br />

¿Cristo fue entregado por Dios Padre a<br />

la pasión?<br />

ln Sent. 3 d.20 a.5 q.'l; Cont. Gentes 4,55; In lo. 3<br />

lect.3; In Rom. 8 lect.6<br />

Objeciones por las que parece que Cristo<br />

no fue entregado por Dios Padre a la<br />

pasión.<br />

1. Parece inicuo y cruel que un inocente<br />

sea entregado a la pasión y a la muerte.<br />

5. Epist.140 AdHonorat. c.ll: ML 33,550.<br />

Ahora bien, como se dice en Dt 32,4: Dios<br />

es fiel y está exento de toda iniquidad. Luego no<br />

entregó a la pasión y muerte a Cristo, que<br />

era inocente.<br />

2. Aún más: no parece posible que uno<br />

sea entregado a la muerte por sí mismo y<br />

por otro. Pero Cristo se entregó a sí mismo por<br />

nosotros (cf. Ef 5,2), según lo enunciado en<br />

Is 53,12: Entregó su vida a la muerte. Luego<br />

no parece que lo entregase Dios Padre.<br />

3. Y también: a Judas se le censura<br />

porque entregó a Cristo a los judíos, según<br />

aquellas palabras de Jn 6,71-72: Uno de vosotros<br />

es un diablo; lo decía por Judas, que había de<br />

entregarle. Del mismo modo son vituperados<br />

los judíos, que lo entregaron a Pilato, como<br />

éste mismo dice en Jn 18,35: Tu nación y tus<br />

pontífices te han entregado a mí. Y Pilato lo<br />

entregó para que fuese crucificado, como se lee<br />

en Jn 19,16. Pero no hay consorcio entre la<br />

justicia y la iniquidad, como se dice en 2 Cor<br />

6,14. Luego parece que Cristo no fue entregado<br />

por Dios Padre a la pasión.<br />

En cambio está lo que se dice en Rom<br />

8,32: Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que<br />

lo entregó por todos nosotros.<br />

Solución. Hay que decir: Como acabamos<br />

de exponer (a. 2), Cristo padeció voluntariamente<br />

por obediencia al Padre. De donde<br />

Dios Padre entregó a Cristo a la pasión de<br />

tres modos: Primero, en cuanto que, por su<br />

eterna voluntad, dispuso de antemano la<br />

pasión de Cristo para liberación del género<br />

humano, conforme a lo que se dice en<br />

Is 53,6: El Señor cargó sobre él la iniquidad de<br />

todos nosotros; y de nuevo (v.10): El Señor quiso<br />

quebrantarlo con la flaquera. Segundo, en cuanto<br />

que le inspiró la voluntad de padecer por<br />

nosotros, infundiéndole la caridad. Por lo<br />

que, en el mismo lugar, se añade (v.7): Se<br />

ofreció porque quiso. Tercero, no poniéndole a<br />

cubierto de la pasión, sino exponiéndole a<br />

los perseguidores. Por eso, como se lee en<br />

Mt 27,46, Cristo, colgado de la cruz, decía:<br />

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?,<br />

porque efectivamente lo abandonó en<br />

poder de sus perseguidores, como dice<br />

Agustín 5 .<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Es impío y cruel entregar<br />

un hombre inocente a la pasión y a la<br />

muerte contra su voluntad. Pero Dios Padre<br />

no entregó a Cristo de ese modo, sino<br />

inspirándole la voluntad de padecer por<br />

nosotros. En lo cual se manifiesta no sólo

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