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Tertia Pars - Suma Teológica

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760 Tratado de los Sacramentos C.83 a.6<br />

disposiciones de quien lo toma. Por tanto,<br />

si el sacerdote se acuerda, después de la<br />

consagración, de que ha comido o bebido<br />

algo, debe completar el sacrificio y asumir<br />

el sacramento. Igualmente, si se acuerda de<br />

que ha cometido un pecado, debe arrepentirse<br />

con propósito de confesar y satisfacer,<br />

de tal manera que asuma el sacramento no<br />

indigna, sino fructuosamente. Y la misma<br />

razón vale para el caso de acordarse de que<br />

está excomulgado. Debe proponerse pedir<br />

la absolución. Y así le absolverá el invisible<br />

Pontífice, Jesucristo, para este acto de acabar<br />

los divinos misterios.<br />

Pero si se acuerda de estas cosas antes de<br />

la consagración, pienso que es más seguro,<br />

sobre todo en el caso de haber comido y en<br />

el de la excomunión, que deje empezada la<br />

misa, a no ser que se prevea un grave<br />

escándalo.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Si cayese una<br />

mosca o una araña en el cáliz antes de la<br />

consagración, o se da cuenta de que le han<br />

echado veneno, debe tirar el vino y, una vez<br />

limpiado el cáliz, echar otro vino para consagrarlo.<br />

Pero si alguno de estos animales<br />

cae en el cáliz después de la consagración,<br />

debe cogérsele con cuidado, lavarle bien,<br />

quemarlo y echar en el sumidero las cenizas<br />

y el líquido de la ablución.<br />

Y si se da cuenta de que el vino consagrado<br />

tiene veneno, no debe asumirlo ni<br />

dárselo a nadie para que el cáliz de vida no<br />

se convierta en instrumento de muerte, sino<br />

que debe depositarlo en un vaso adecuado<br />

al efecto y conservarlo con la reserva. Y<br />

para que el sacramento no quede inacabado,<br />

debe echar vino en el cáliz y, comenzando<br />

de nuevo a partir de la consagración<br />

de la sangre, terminar el sacrificio.<br />

4. A la cuarta hay que decir: Si el sacerdote<br />

se da cuenta antes de la consagración de la<br />

sangre y después de la consagración del<br />

cuerpo de que el cáliz no tiene agua o vino,<br />

debe echarlo inmediatamente y consagrar.<br />

Pero si se da cuenta de que falta el agua<br />

después de las palabras de la consagración,<br />

debe continuar, porque la adición de agua,<br />

como se ha dicho ya (q.74 a.7), no es<br />

indispensable para la realización del sacramento.<br />

Debe, sin embargo, ser castigado<br />

aquel por cuya negligencia sucedió esto.<br />

Pero de ningún modo debe añadirse agua<br />

al vino ya consagrado, pues se seguiría,<br />

72. Cf. nota 70. 73. ARISTÓTELES, c.l (Bic 449b24): S. TH., lect.1.<br />

como se ha dicho antes (q.77 a.8), la parcial<br />

destrucción del sacramento.<br />

Pero si advierte después de las palabras<br />

de la consagración que el cáliz no tenía<br />

vino, y se da cuenta de ello antes de asumir<br />

el cuerpo, debe tirar el agua que hubiere en<br />

él, echar vino con agua y comenzar a partir<br />

de las palabras de la consagración de la<br />

sangre. Mas si se da cuenta después de<br />

haber asumido el cuerpo, debe tomar otra<br />

hostia y consagrarla de nuevo con la sangre.<br />

Digo esto porque, si dijera solamente las<br />

palabras de la consagración de la sangre, no<br />

observaría el orden establecido en la consagración.<br />

Y, como dice el citado Concilio<br />

Toledano 12 : No debe considerarse perfecto el sacrificio<br />

si no se realiza según el orden establecido.<br />

Pero si comenzase por la consagración de<br />

la sangre y continuase con las palabras que<br />

siguen, éstas no serían adecuadas por no<br />

estar allí la hostia consagrada, ya que con<br />

esas palabras se dicen y se hacen cosas<br />

concernientes no solamente a la sangre,<br />

sino también al cuerpo. Y debe, finalmente,<br />

asumir de nuevo la hostia consagrada y la<br />

sangre, aunque hubiese bebido el agua que<br />

había en el cáliz, porque el precepto de la<br />

perfección del sacramento es más importante<br />

que el del ayuno eucarístico, como se<br />

acaba de decir (ad 2).<br />

5. A. la quinta hay que decir: Aunque el<br />

sacerdote no recuerde si ha dicho todo lo<br />

que tenía que decir, no debe perturbarse<br />

por eso. Porque quien dice muchas cosas<br />

no puede recordar todo lo que dice, a no<br />

ser que mientras habla se dé cuenta de que<br />

una cosa ya la ha dicho. Es así como una<br />

cosa se hace objeto de recuerdo. Por eso,<br />

cuando uno piensa detenidamente en lo que<br />

dice, pero no en las palabras que dice,<br />

después no recuerda bien si lo ha dicho. De<br />

hecho, una cosa es objeto de la memoria en<br />

cuanto se la toma como cosa pasada, según<br />

se dice en el libro De Memoria 73 .<br />

Pero si al sacerdote le parece probable<br />

que ha omitido alguna cosa, y esta cosa no<br />

es indispensable al sacramento, no creo que<br />

por esto deba repetir, alterando así el orden<br />

del sacrificio, sino que debe proseguir. Ahora<br />

bien, si está cierto de que ha omitido una<br />

cosa que es indispensable en el sacramento,<br />

puesto que la forma es tan indispensable<br />

como la materia, debe precederse como<br />

acabamos de ver (ad 4) a propósito de la<br />

falta de materia, o sea, debe comenzar a

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