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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.59 a.5 Sobre el poder judicial de Cristo 501<br />

el que, a veces, los buenos sean afligidos en<br />

este mundo, y otras veces prosperen, y lo<br />

mismo los malos. Pero esto ya sucedió<br />

también antes de la encarnación de Cristo.<br />

Luego no todos los juicios de Dios sobre<br />

las cosas humanas pertenecen al poder judicial<br />

de Cristo.<br />

En cambio está lo que se dice en Jn<br />

5,22: El Padre ha entregado todo juicio al Hijo.<br />

Solución. Hay que decir: Si hablamos de<br />

Cristo en cuanto Dios, es evidente que<br />

pertenece al Hijo todo el poder judicial del<br />

Padre, pues, así como el Padre hace todas<br />

las cosas por su Verbo, así también las juzga<br />

todas por el mismo Verbo.<br />

Pero, aun hablando de Cristo en cuanto<br />

hombre, es también manifiesto que todas<br />

las cosas humanas están sujetas a su poder<br />

judicial. Y esto es claro: Primero, si tenemos<br />

en cuenta la relación entre el alma de Cristo<br />

y el Verbo de Dios. Pues si el espiritual lo<br />

JMzga todo, como se lee en 1 Cor 2,15, por<br />

cuanto su mente está unida al Verbo de<br />

Dios, con mucho mayor razón tendrá poder<br />

judicial sobre todas las cosas el alma de<br />

Cristo, por estar llena de la verdad del Hijo<br />

de Dios.<br />

Segundo, aparece lo mismo por los méritos<br />

de su muerte. Porque, como se dice<br />

en Rom 14,9, por esto murió Cristo j resunta,<br />

para dominar sobre vivos y muertos. Y, por tal<br />

motivo, tiene el poder de juzgar sobre todos.<br />

Por lo cual añade el Apóstol en el<br />

mismo pasaje (v.10) que todos compareceremos<br />

ante el tribunal de Cristo. Y en Dan 7,14 se lee<br />

que le dio el poder, el honor y el reino; y todos los<br />

pueblos, tribus y lenguas le servirán.<br />

Tercero, resulta lo mismo por la comparación<br />

de las cosas humanas con el fin de<br />

la salvación de los hombres. A todo el que<br />

se le encarga lo principal, se le encomienda<br />

también lo accesorio. Pero todas las cosas<br />

humanas se ordenan al fin de la bienaventuranza,<br />

que es la salvación eterna, a lo cual<br />

los hombres son admitidos o también rechazados<br />

por el juicio de Cristo, como<br />

es manifiesto por Mt 25,31 ss. Y por tanto<br />

resulta evidente que todas las cosas humanas<br />

caen bajo el poder judicial de Cristo.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: Como se ha dicho (a.3<br />

arg.l), el poder judicial sigue a la dignidad<br />

real. Pero Cristo, a pesar de haber sido<br />

constituido rey por Dios, no quiso, mien-<br />

tras vivió en la tierra, administrar temporalmente<br />

un reino terreno. Por eso, él mismo<br />

dice en Jn 18,36: Mi reino no es de este mundo.<br />

E igualmente no quiso ejercer el poder<br />

judicial sobre las cosas temporales, puesto<br />

que El había venido para hacer pasar a los<br />

hombres a las cosas divinas. Como escribe<br />

Ambrosio a propósito de ese mismo pasaje<br />

15 : Con razón declina ocuparse de las cosas<br />

terrenales el que había descendido por causa de las<br />

divinas; ni se digna serjuez de los pleitos y arbitro<br />

de las haciendas, teniendo el poder de juagar a los<br />

vivos y a los muertos, y el arbitrio de los méritos.<br />

2. A. la segunda hay que decir: Todas las<br />

cosas están sujetas a Cristo por lo que se<br />

refiere al poder que ha recibido del Padre<br />

sobre todo lo existente, conforme a aquellas<br />

palabras de Mt 28,18: Me ha sido dado todo<br />

poder en el cielo y en la tierra. Sin embargo,<br />

todavía no le están sujetas todas las cosas<br />

en cuanto a la ejecución de su poder. Eso<br />

sucederá en el futuro, cuando cumplirá su<br />

voluntad acerca de todas las cosas, salvando<br />

a unos y castigando a otros.<br />

3. A la tercera hay que decir: Antes de la<br />

encarnación ejercía Cristo esa clase de juicios<br />

por ser el Verbo de Dios, de cuyo<br />

poder vino a participar, por la encarnación,<br />

el alma que le estaba personalmente unida.<br />

ARTICULO 5<br />

¿Después del juicio que se realiza en<br />

este mundo, habrá todavía otro juicio<br />

universal?<br />

In Sent. 4 d.47 q.l a.l q. a l; In Mt. 25; Cont. Gentes<br />

4,96; Quodl. 10 q.l a.2; Competid, theol. c.242<br />

Objeciones por las que parece que, después<br />

del juicio que tiene lugar en el mundo<br />

presente, no hay otro juicio universal.<br />

1. Después de la retribución definitiva<br />

de los premios y castigos, el juicio se aplicaría<br />

inútilmente. Ahora bien, en el tiempo<br />

presente se realiza la retribución de premios<br />

y castigos, pues el Señor dijo al ladrón en<br />

la cruz: Hoy estarás conmigo en el paraíso (Le<br />

23,43); y en Le 16,22 se lee que murió el rico<br />

y fue sepultado en el infierno. Luego en vano se<br />

espera un juicio final.<br />

2. Aún más: en Nah 1,9 se dice, según<br />

un texto distinto 16 : Dios no juagará dos veces<br />

una misma cosa. Pero, al presente, el juicio de<br />

Dios se ejercita lo mismo respecto de las<br />

cosas temporales que respecto de las espi-<br />

15. In Lúe. 12,13,1.7: ML 15,1818. 16. Alude a la Versión de los LXX.

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