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Tertia Pars - Suma Teológica

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CUESTIÓN 25<br />

Sobre la adoración de Cristo<br />

Pasamos ahora a tratar de las cosas que atañen a Cristo en relación con<br />

nosotros. Y, en primer lugar, de nuestra adoración a El; después, de su titulo de<br />

mediador nuestro ante Dios.<br />

Sobre lo primero se plantean seis interrogantes:<br />

1. ¿Debemos adorar la divinidad y la humanidad de Cristo con una sola y<br />

misma adoración?—2. ¿Es preciso que adoremos su cuerpo con adoración de<br />

latría?—3. ¿Se debe rendir adoración de latría a la imagen de Cristo?—4. ¿Debe<br />

prestarse esa misma adoración a la cruz de Cristo?—5. ¿Ha de rendirse tal<br />

adoración a su Madre?—6. ¿Son objeto de adoración las reliquias de los santos?<br />

ARTICULO 1<br />

¿Debemos adorar la humanidad y la<br />

divinidad de Cristo con la misma<br />

adoración? a<br />

Infra q.58 a.3; In Sent. 3 d.9 q.l a.2 q."l; a.3 q."2 ad 3;<br />

De verit. q.29 a.4 ad 4<br />

Objeciones por las que parece que la<br />

humanidad y la divinidad de Cristo no deben<br />

ser adoradas con la misma adoración.<br />

1. La divinidad de Cristo debe ser adorada<br />

por ser común al Padre y al Hijo; por<br />

eso se dice en Jn 5,23: Honren todos al Hijo<br />

como honran al Padre. Ahora bien, la humanidad<br />

de Cristo no es común a El y al Padre.<br />

Luego la humanidad y la divinidad de Cristo<br />

no deben ser adoradas con una misma adoración.<br />

2. Aún más: como dice el Filósofo en<br />

el IV Ethic. ', el honor es propiamente el<br />

premio de la virtud. Y ésta merece el premio<br />

mediante sus actos. Por consiguiente, al ser<br />

en Cristo la operación de la naturaleza divina<br />

distinta de la operación de la naturaleza<br />

humana, como antes hemos dicho (q.l9<br />

a.l), parece que la humanidad de Cristo<br />

debe ser adorada con un honor distinto del<br />

prestado a su divinidad.<br />

3. Y también: si el alma de Cristo no<br />

estuviera unida al Verbo, debería ser venerada<br />

a causa de la excelencia de su sabiduría<br />

y de su gracia. Pero por su unión con el<br />

Verbo no se ha visto privada en nada de su<br />

1. C.3 n.15 (BK 1123B35); S. TH., lect.8.<br />

221).<br />

dignidad. Luego su naturaleza humana debe<br />

ser adorada con una veneración propia,<br />

distinta de la que debemos rendir a su<br />

divinidad.<br />

En cambio está lo que se lee en las<br />

enseñanzas del V Concilio 2 : Si alguno dijere<br />

que Cristo es adorado en sus dos naturalezas, de<br />

modo que eso implique dos adoraciones, j no adora<br />

con una sola adoración al Dios Verbo encarnado<br />

con su propia carne, como desde el principio ha<br />

enseñado la Iglesia de Dios, ese tal sea anatema.<br />

Solución. Hay que decir: En la persona<br />

honrada pueden considerarse dos cosas, a<br />

saber: el sujeto a quien se rinde el honor, y<br />

la causa de ese honor. Hablando con propiedad,<br />

el honor se tributa al ser subsistente<br />

completo, pues no decimos que honramos<br />

las manos del hombre, sino que es honrado<br />

el hombre. Y, si alguna vez se dice que se<br />

reverencia la mano o el pie de alguien, eso<br />

no significa que se rinda honor a tales<br />

miembros por razón de sí mismos, sino<br />

porque en ellos se honra al hombre entero.<br />

De este modo también un hombre puede<br />

recibir honores en algo extrínseco al mismo,<br />

por ejemplo en su vestido, en su imagen<br />

o en un enviado suyo.<br />

La causa del honor es alguna perfección<br />

del sujeto honrado, puesto que el honor,<br />

como queda dicho en la Segunda Parte (2-2<br />

q.103 a.l), es la reverencia manifestada a<br />

una persona a causa de su excelencia. Y por<br />

2. Conc. Cpolit. II coll.8 can.9 (MANSI 9,382; Dz<br />

a. «Adoración» es el honor rendido a alguien reconociendo su excelencia y declarando nuestra<br />

sumisión y respeto (II-II q.84 a.l y 2).

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