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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.41 a.4 Sobre la tentación de Cristo 363<br />

Solución. Hay que decir: Cristo quiso ser<br />

tentado a propósito después del ayuno. Primero,<br />

para ejemplo. Porque, siendo perentorio<br />

para todos defenderse contra las tentaciones,<br />

como queda dicho (a.l), al haber<br />

ayunado El antes de la tentación futura, nos<br />

enseñó que necesitamos armarnos con el<br />

ayuno contra las tentaciones. De ahí que el<br />

Apóstol enumere el ayuno entre las armas de<br />

la justicia, en 1 Cor 6,5.7.<br />

Segundo, para mostrar que el diablo ataca<br />

incluso a los que ayunan para tentarlos, lo<br />

mismo que lo hace con los que se dedican<br />

a obras buenas. Y por eso, como Cristo es<br />

tentado después del bautismo, así lo es<br />

después del ayuno. Por lo cual escribe el<br />

Crisóstomo In Matth. 20 : Para que aprendas<br />

cuan gran bien es el ayuno, y la calidad de escudo<br />

que reviste contra el diablo, y cómo, después del<br />

bautismo, es necesario entregarse al ayuno y no a<br />

la lascivia, ayunó Cristo, no porque necesitase del<br />

ayuno, sino para instruirnos a nosotros.<br />

Tercero, porque al ayuno siguió el hambre,<br />

que dio al diablo audacia para acometerlo,<br />

como ya se ha dicho (a.l ad 1). Cuando<br />

el Señor tuvo hambre, como dice Hilario In<br />

Matth. 21 , no fue porque la necesidad se desligase<br />

ocultamente sobre él, sino porque abandonó su<br />

condición de hombre a su propia naturaleza. El<br />

diablo no debía ser vencido por Dios, sino por la<br />

carne. De donde, como escribe el Crisóstomo<br />

2¿ , en el ayuno no fue más allá que Moisés y<br />

Elias, a fin de que no apareciese como increíble su<br />

encarnación.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: No convino a Cristo un<br />

estilo de vida más austera, con el fin de<br />

manifestarse humilde a quienes predicó.<br />

Nadie, efectivamente, debe asumir el oficio<br />

de la predicación sin haber sido antes purificado<br />

y perfeccionado en la virtud, como<br />

se dice de Cristo en Act 1,1: Jesús comentó a<br />

obrar y enseñar. Y ésta es la razón de que<br />

Cristo emprendiese una vida austera después<br />

del bautismo, para enseñar que los<br />

demás deben ejercer el ministerio de la<br />

predicación después de haber domado la<br />

carne, conforme a aquellas palabras del<br />

Apóstol: Castigo y esclavizo mi cuerpo; no sea<br />

que, habiendo predicado a los demás, resulte reprobado<br />

yo mismo (1 Cor 9,27).<br />

2. A la segunda hay que decir: La frase de<br />

Marcos 1,13 puede entenderse de modo<br />

que estuvo en el desierto cuarenta días y cuarenta<br />

noches, en los cuales ciertamente ayunó; y lo<br />

que sigue: era tentado por Satanás, debe interpretarse<br />

no como referido a aquellos cuarenta<br />

días y cuarenta noches, sino como<br />

después de ellos, porque Mt 4,2 dice que,<br />

habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches,<br />

después tuvo hambre, de lo que el tentador<br />

tomó ocasión para acercarse a él. De donde<br />

también lo que sigue (Me 1,13): y los ángeles<br />

le servían, es manifiesto que debe entenderse<br />

de forma consecutiva, por lo que se dice en<br />

Mt 4,11: Entonces le dejó el diablo, es a saber,<br />

después de la tentación, y he aquí que se<br />

acercaron los ángeles y le servían. Lo que intercala<br />

Marcos (1,13), estaba entre las fieras, se<br />

orienta, según el Crisóstomo 23 , a indicar<br />

cómo era el desierto, porque, ciertamente, era<br />

inaccesible a los hombres y estaba lleno de<br />

fieras.<br />

No obstante, según la exposición de Beda<br />

24 , el Señor fue tentado durante los cuarenta<br />

días y las cuarenta noches. Pero esto<br />

no debe entenderse de las tentaciones visibles,<br />

narradas por Mateo y por Lucas, que<br />

sucedieron después del ayuno, sino de algunas<br />

otras que, tal vez, sufrió Cristo por<br />

aquel tiempo de parte del diablo.<br />

3. A. la tercera hay que decir: Como escribe<br />

Ambrosio, In Lúe. 25 , el diablo se apartó de<br />

Cristo por algún tiempo, ya que después vino, no<br />

para tentar, sino para combatir sin reboco, en<br />

tiempo de la pasión. Y, con todo, durante<br />

ese ataque, parece que tentó a Cristo de<br />

tristeza y de odio al prójimo, como en el<br />

desierto lo había tentado del placer de la<br />

gula y del desprecio de Dios mediante la<br />

idolatría.<br />

ARTICULO 4<br />

¿Fueron convenientes el modo y el orden<br />

de la tentación?<br />

In Mt. 4<br />

Objeciones por las que parece que no<br />

fueron convenientes ni el modo ni el orden<br />

de la tentación.<br />

1. La tentación del diablo induce al pecado.<br />

Ahora bien, si Cristo hubiese remediado<br />

su hambre corporal convirtiendo las<br />

piedras en panes, no hubiera pecado, como<br />

tampoco pecó al multiplicar los panes<br />

20. Homil. 13: MG 57,209. 21. C.3: ML 9,928. 22. In Matth. homil.13: MG 57,209.<br />

23. In Matth. homil.13: MG 57,209. 24. In Man. 1,12,1.1: ML 92,132. 25. Super 4,13: ML<br />

15,1707.

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