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Tertia Pars - Suma Teológica

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660 Tratado de los Sacramentos C.75 a.6<br />

maneciesen los accidentes y no permaneciese<br />

la sustancia del pan. Luego esta permanencia<br />

es incompatible con este sacramento.<br />

3. Y también: aunque la fe no esté sometida<br />

a la razón, no está contra la razón<br />

sino sobre ella, como al principio de esta<br />

obra se dijo (I q.l a.6 ad 2; a.8). Ahora bien,<br />

nuestra razón tiene su origen en los sentidos.<br />

Luego nuestra fe no debe estar contra<br />

los sentidos juzgando éstos que es pan lo<br />

que la fe cree que es la sustancia del cuerpo<br />

de Cristo. Luego no conviene a este sacramento<br />

que los accidentes de pan, objeto de<br />

los sentidos, permanezcan, y la sustancia del<br />

pan no.<br />

4. Todavía más: lo que permanece después<br />

de la conversión parece que debe ser<br />

el sujeto de la mutación. Luego si permanecen<br />

los accidentes del pan después de la<br />

conversión, parece que han de ser estos<br />

accidentes el sujeto de la conversión. Lo<br />

cual es imposible, porque no hay accidente de<br />

otro accidente. Luego en este sacramento no<br />

deben permanecer los accidentes del pan y<br />

del vino.<br />

En cambio dice San Agustín en el libro<br />

Sententiarum Prosperí 28 : Bajo los elementos de pan<br />

y vino que vemos, nosotros veneramos cosas invisibles,<br />

o sea, la carne y la sangre.<br />

Solución. Hay que decir. Consta por el<br />

testimonio de los sentidos que, después de<br />

la consagración, los accidentes del pan y del<br />

vino permanecen. Y esto lo ha dispuesto así<br />

sabiamente la divina providencia. Primero,<br />

porque no es habitual entre los hombres,<br />

sino cosa horrible, comer y beber carne y<br />

sangre humanas, se nos ofrece la carne y la<br />

sangre de Cristo bajo las especies de unos<br />

alimentos que son los más frecuentemente<br />

utilizados por los hombres, o sea, el pan y<br />

el vino. Segundo, para no exponer este<br />

sacramento a la burla de los infieles, cosa<br />

que sucedería si comiéramos al Señor en su<br />

estado físico. Tercero, para que el hecho de<br />

recibir invisiblemente el cuerpo y la sangre<br />

del Señor aumente el mérito de nuestra fe.<br />

Respuesta a las objeciones: 1. A la<br />

primera hay que decir: El efecto, como se dice<br />

en el libro De Causis 2 **, depende más de la<br />

primera causa que de la segunda. De ahí<br />

que por el poder de Dios, que es la primera<br />

causa de todas las cosas, puedan permanecer<br />

cosas posteriores, habiendo desaparecido<br />

las anteriores.<br />

2. A. la segunda hay que decir: No hay<br />

engaño alguno en este sacramento, porque<br />

los sentidos juzgan acerca de los accidentes,<br />

y éstos están ahí en toda su realidad. Ahora<br />

bien, la inteligencia, cuyo objeto propio es<br />

la sustancia, como se dice en III De anima<br />

30 , es preservada del engaño por la fe.<br />

3. A. la tercera hay que decir. Con esto se<br />

responde a la tercera objeción. Porque la fe<br />

no se opone a los sentidos, sino que a ella<br />

le conciernen cosas que los sentidos no<br />

pueden detectar.<br />

4. A la cuarta hay que decir: Propiamente<br />

hablando, esta conversión no tiene sujeto,<br />

como se ha dicho antes (a.4 ad 1). No<br />

obstante, los accidentes que permanecen,<br />

tienen una cierta semejanza con él h .<br />

ARTICULO 6<br />

¿Permanece en este sacramento la forma<br />

sustancial del pan después de la<br />

consagración?<br />

Sent. 4 di 1 q.l a. 1 q."3; /«. / Cor. c.ll lect.4<br />

Objeciones por las que parece que en<br />

este sacramento permanece la forma sustancial<br />

del pan después de la consagración.<br />

1. Ya hemos dicho (a. 5) que después de<br />

la consagración permanecen los accidentes.<br />

Pero, puesto que el pan es algo artificial,<br />

también su forma es un accidente. Luego<br />

después de la consagración, permanece.<br />

2. Aún más: la forma del cuerpo de<br />

Cristo es su alma, pues se dice en II De<br />

Anima 31 que el alma es acto del cuerpo físico<br />

que tiene vida en potencia. Pero no puede<br />

28. Cf. LANFRANCO, De corp. et sang. Christi c.13: ML 150,423: GRACIANO, l.c. cn.41 Nos autem.<br />

29. ARISTÓTELES § 1. 30. ARISTÓTELES, c.6 n.7 (Bic 430B28): S. TH., lect.ll. 31. Ib., c.l n.5<br />

(BK 412a27): S. TH., lect.l.<br />

h. Según la filosofía escolástica, los accidentes sólo pueden existir en una sustancia o sujeto<br />

(dif.4). Pero como la conversión sustancial en la eucaristía es irrenunciable, se busca una solución:<br />

los accidentes de pan y de vino, que permanecen después de la consagración, «tienen cierta semejanza<br />

de sujeto» (sol.4). El instrumental filosófico no es más que una mediación muy limitada para traducir<br />

la experiencia de fe.

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