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Tertia Pars - Suma Teológica

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C.2 a.6 Unión del Verbo encarnado con la naturaleza humana 73<br />

cíente. Y así el Verbo de Dios es principio<br />

de toda vida. Otro, formal. Puesto que vivir<br />

es ser para los vivientes, como dice el Filósofo<br />

en el II De Anima 39 ; y así como el principio<br />

formal del ser es la forma, así también el<br />

principio formal de la vida del cuerpo es el<br />

alma. Y, en este sentido, el cuerpo no pudo<br />

vivir en virtud del Verbo, porque éste no<br />

puede ser forma del cuerpo.<br />

ARTICULO 6<br />

La unión de la naturaleza humana con<br />

el Verbo divino, ¿fue accidental?<br />

In Sent. 3 d.6 q.3 a.2; In Phil. 2 lect.2; Cont. Gentes<br />

4,34.37.41.49; Compend. theol. c.203.209.210; De un.<br />

Verbi a.l; In Rom. c.l lect.2<br />

Objeciones por las que parece que la<br />

naturaleza humana se unió al Verbo de<br />

forma accidental.<br />

1. El Apóstol, en Flp 2,7, dice del Hijo<br />

de Dios que fue reconocido como hombre por el<br />

hábito. Pero el hábito es algo accidental a<br />

quien lo tiene, ya se entienda como uno de<br />

los diez predicamentos, ya se tome como<br />

una especie de la cualidad. Luego la naturaleza<br />

humana se unió al Hijo de Dios de<br />

forma accidental.<br />

2. Aún más: lo que sobreviene a un ser<br />

ya completo es accidental a tal ser, porque<br />

llamamos accidente a lo que puede estar<br />

presente o ausente en un sujeto sin que éste<br />

se corrompa por eso. Pero la naturaleza<br />

humana sobrevino en el tiempo al Hijo de<br />

Dios, que posee un ser perfecto desde la<br />

eternidad. Luego le sobrevino de forma<br />

accidental.<br />

3. Y también: lo que no pertenece a la<br />

naturaleza o esencia de una cosa es un<br />

accidente de la misma, porque todo lo que<br />

existe o es sustancia o es accidente. Pero la<br />

naturaleza humana no pertenece a la esencia<br />

o naturaleza divina del Hijo de Dios, porque<br />

la unión, como ya dijimos (a.l), no se<br />

hizo en la naturaleza. Luego es razonable<br />

que la naturaleza humana se uniese al Hijo<br />

de Dios de modo accidental.<br />

4. Todavía más: el instrumento es algo<br />

accidental. Pero la naturaleza humana en<br />

Cristo fue instrumento de la divinidad, como<br />

dice el Damasceno en el libro III z La<br />

carne de Cristo fue instrumento de la divinidad.<br />

Luego parece que la naturaleza humana se<br />

unió al Hijo de Dios accidentalmente.<br />

En cambio está que lo que se predica<br />

accidentalmente no se predica como algo,<br />

sino a manera de cantidad, cualidad o un modo<br />

de portarse. Si, pues, la naturaleza humana<br />

estuviera unida accidentalmente al Verbo, al<br />

decir que Cristo es hombre no se predicaría<br />

de él algo, sino una cualidad o una cantidad<br />

o un modo de portarse. Lo cual se opone<br />

a lo que dice una decretal del papa Alejandro<br />

41 : Siendo Cristo perfecto Dios y perfecto hombre,<br />

¿con qué temeridad se atreven algunos a mantener<br />

que Cristo en cuanto hombre no es algo? 1 .<br />

Solución. Hay que decir. Para entender<br />

claramente esta cuestión hay que tener en<br />

cuenta que sobre la unión de las dos naturalezas<br />

en Cristo surgieron dos herejías.<br />

Una, la de los que confunden las naturalezas,<br />

como Eutiques y Dióscoro 42 , quienes<br />

afirmaron que de las dos naturalezas resulta<br />

una sola. Por eso sostenían que Cristo está<br />

constituido de dos naturalezas, como distintas<br />

que eran antes de la unión; pero no admitían<br />

que subsistiese en dos naturalezas, como<br />

si después de la unión desapareciese la distinción.<br />

Otra fue la herejía de Nestorio y Teodoro<br />

de Mopsuestia 43 , que separaban las perso-<br />

39. C.4 n.4 (BK 415B13); S. TH., lect.7. 40. De Fide Orth. c.15: MG 94,1060. 41. Fragm.<br />

Epist. ad Archiepisc. Remensem: MANSI 22,457; cf. Append. Conc. Lateranensis, P.49 c.20: MANSI 22,426.<br />

Cf. Decretal. Gregpr IX, 1.5 tit.7 c.7 Cum Chrístus (RF 2,779). 42. Cf. S. JUAN DAMASCENO, De Fide<br />

Orth. 1.3 c.3: MG 94,993; Conc. de Calcedonia, actio 5: MANSI 7,106. Sobre EUTIQUES véase especialmente<br />

S. LEÓN MAGNO, Epist.28 Ad Flavianum c.6: ML 45,777; BOECIO, De duabus Nat. c.5.6.7: ML<br />

64,1347-1352. 43. Cf. S. JUAN DAMASCENO, De Fide Orth. 1.3 c.3: MG 94,993; Conc. Constantinop.il,<br />

coll.8 can.4.5: MANSI 9,378; DZ 216-217. Véase TEODORO DE MOPSUESTIA, Fragm. De Incarn. 1.7: MG<br />

66,976; Fragm. Epist. ad Domnum: MG 66,1012. Sobre los cinco modos de unión en NESTORIO véase<br />

S. CIRILO DE ALEJANDRÍA, Epist.2 Ad Nestoríum: MG 77,41; EpistA Ad Nestorium: MG 77,45; Epist.17<br />

Ad Nestorium: MG 77,112; y del mismo santo, anath.3.4 y 8: MG 77,120-121: NESTORIO, Epist. Ad<br />

Cyrillum (Epist.5 entre las de S. CIRILO DE ALEJANDRÍA): MG 77,53, o el intérprete MARIO MERCATOR:<br />

ML 48,820; Anathematismi 12, con la interpretación de MARIO MERCATOR, anath.4: ML 48,914, y<br />

anath.8: ML 48,918. Cf. BOECIO, De duabus Nat. c.4: ML 64,1346.<br />

i. Se podrían citar otros dos textos importantes del Conc. Later. (a.640): «dos naturalezas<br />

sustancialmente unidas» (DS 506); «unión sustancial de naturalezas» (DS 508).

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