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inversos, de manera que la parte más baja de
la mesa superior coincida con la más alta de
la inferior. El líquido que contiene la fécula,
previamente agitado por un operario, va cayendo
desde el depósito á la mesa superior,
mediante un tubo provisto de su llave correspondiente,
y así el agua va depositando primero
las materias más pesadas que la fécula,
y ésta, al llegar el líquido á la extremidad más
baja de la mesa inferior, resulta completamente
purificada, y se recoge en tinas dispuestas
convenientemente para ese fin.
Entre las varias formas de mesas de depósito
que se emplean, creemos sea la mejor
dispuesta la que indica la figura 43, y que va-
Figura *3.—Mesa de depósito ;
mos á describir detalladamente. Como en la
misma se ve, y,con objeto de hacer que la
instalación sea más fácil, se ha hecho en tres
partes la mesa de depósito.
El primer plano ó tablero, construido de
manipostería sobre el suelo, y recubierto de
una capa de mástic embetunado, tiene, como
los otros, una pendiente de 1 á 1,5 milímetros
por metro. El segundo tablero, colocado á 60
centímetros del primero, presenta la misma
pendiente, aunque en sentido contrario; y lo
mismo que el tercero, está formado de tablas
gruesas, fuertemente unidas y rodeadas de un
saliente ó reborde de madera ó cinc de 20 á
25 centímetros de altura; las compuertas reguladoras
que se ven en los extremos inferiores
del tercero y segundo tablero suben y
bajan á voluntad por medio de tornillos, con
lo que se consigue mantener la pendiente,
aunque la fécula se deposite en capa más gruesa
en la parte superior de los dos planos. Puédese
emplear otro medio de regularizar la
pendiente, sosteniendo el centro de cada plano
con un árbol transversal sobre el que gire,
calándolos ó fijándolos en seguida hacia sus
dos extremos sobre las traviesas fijadas entre
los montantes.
La manera como funciona el aparato es muy
sencilla: el líquido que lleva la fécula en. suspensión
cae directamente en lo alto del plano
superior, á medida que sale del tamiz y lavado;
pasa después por los otros dos, depositándose
en todos ellos el almidón. Todos los días,
por la mañana, antes de empezar el trabajo,
se quita con una pala todo el almidón depositado
sobre el plano superior; del mismo modo
se quita el que se encuentra en el segundo
plano, sólo que la operación no se hace más
que dos veces por semana; en cuanto al tercer
plano, como es muy pequeña relativamente
la cantidad de fécula en él depositada, basta
extraerle una, vez por semana. El líquido, casi
libre de fécula,
corre hacia el
recipiente inferior;
pero es
ventajoso depositarlosucesivamente
en varias
cisternas, donde
puedan recogerse
las pequeñas
cantidades, de
fécula arrastradasaccidentalmente.
Durante la
sedim en tac ion
de la fécula en
las tinas sucede
á veces que, á
causa de la albúminadisuelta,
se dificulta
la precipitación
de esa misma
fécula. Para salvar ese inconveniente se puede
agregar al líquido cierta cantidad de solución
de alumbre ó de ácido sulfúrico muy dilatado,
siendo de advertir- que tratada la fécula con
el ácido sulfúrico resulta impropia para el engomado
del algodón.
La purificación mecánica de la fécula se
completa con su blanqueo; en la mayoría de
las fábricas se emplea para ese fin el ácido
sulfúrico, y con objeto de separar,los restos
de ácido sulfúrico, que permanecen adheridos
al almidón por muchas veces que se lave éste
con agua, se agregará á la última lavadura
una pequeña cantidad de amoniaco, la cual
satura el ácido sulfúrico.
En casi todas las féculas del comercio se
encuentra sulfato de cal, compuesto que ciertamente
depende de la acción del ácido sulfúrico
empleado en la purificación de la fécula,
sobre el carbonato de cal, que se halla disuelto
en las aguas empleadas para el lavado.
También se ha adoptado para el blanqueo
de la fécula el cloro, bajo la forma de cloruro
de cal (hipoclorito y cloruro de calcio). Se
prepara una disolución extendida de este compuesto
, y se acidula con ácido sulfúrico, que
se tratará con la fécula. Esta deberá ser lava-