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antracitas, se observa desde luego que se pueden
distinguir dos variedades principales y
perfectamente diferentes una de otra: la antracita
vitrea y la antracita común.
La antracita, vitrea es compacta, homo-
.génea, de color negro intenso, y dotada de
brillo y reflejos metálicos; su fractura es concoidea
como la de cualquier masa vitrea, y
los fragmentos que se desprenden tienen cortantes
sus aristas y bordes. La densidad de
esta especie de antracita no excede de 1,60
por lo común; á esa variedad pertenece la celebrada
antracita de Pensilvania.
La antracita común es de color negro algo
menos intenso que el de la anterior, y que
tira á gris; su estructura es laminar, y la rotura
escamosa. Se reduce fácilmente á polvo,
y mancha las manos, principalmente cuando
«stá húmeda. Abunda en muchas comarcas
montañosas de España, y sobre todo en Hernani,
en los Alpes, en el Valle de Aosta, en
la Sabo3 7 a, en la provincia italiana de Cuneo,
en Cerdeña y en los departamentos franceses
dellsere, del Mayenna y del Sartha. Todas
las antracitas europeas se hallan mezcladas
con gran cantidad de materias terrosas, y en
particular con arenas cuarzosas y arcillas esquistosas,
hallándose también asociadas á veces
con el carbonato calcáreo, la dolomita y
-el hierro carbonatado; pero la substancia que
principalmente inutiliza las antracitas para
las aplicaciones industriales es la pirita ferrosa,
que á veces las acompaña en proporciones
considerables. Ocioso es advertir que el valor
de las antracitas depende de la cantidad de
materias extrañas que contengan, y de la mayor
ó menor proporción á crepitar al ser quemadas.
También la antracita ha sido propuesta
como medicamento. Habiéndose observado
que el cerdo come con avidez los polvos de
antracita, se ha ensayado el administrarles de
12 á 24 gramos al día, y se ha obtenido un
rápido aumento de volumen, y de consiguiente
el aumento de apetito, acabándose por deducir
que es preferible á la sal común como
medio de activar la digestión y conservar la
salud de los animales cebados. Partiendo de
esas observaciones, Deyees ensayó el empleo
de la antracita contra las afecciones abdominales,
y eligió para ese fin la antracita de
Piesberg, en las cercanías de Osnabruck, habiendo
obtenido constantemente efectos rápidos
y beneficiosos, y que los enfermos evacuasen
las lombrices que había en su vientre. El
profesor citado prescribió la antracita en dosis
que variaron desde 15 á 25 gramos diarios,
asociándola con pulpa de ciruela ó varios extractos
amargos.
Entre las antracitas que se explotan en
Europa merece especial mención la del país
de Gales, que contiene 91,44 de carbono, 5,98
de materias volátiles, 2,58 de cenizas, con un
poder de 7.864 calorías, y vaporiza 9,45 veces
su peso de agua, es decir, una cantidad
igual á la de la mejor hulla. La antracita del
Valle de Aosta contiene 68,80 por 100 de
carbono, 4,80 de materias volátiles, 26,50 de
cenizas, 29,00 de plomo reducido, con una
energía de 4.820 calorías, siendo capaz de
evaporar 9,63 veces su peso de agua. La antracita
obtenida en las minas españolas de
Hernani contiene 70 por 100 de carbono, 6
de materias volátiles y 24 de cenizas, con una
intensidad calorífera capaz de evaporar una
masa de agua 9,80 veces mayor que su peso.
Por sus condiciones especiales la antracita
no se puede adoptar para las locomotoras,
pero se utiliza ventajosamente en los hornos
de cal y de ladrillos, y en otras industrias
análogas que requieren un calor muy intenso
y localizado. Los ingleses emplean la excelente
antracita de Clamorgan en las fábricas de
cerveza, y la pagan á precios más elevados
que la hulla. Pero si el empleo de la antracita
en las máquinas de vapor resulta hasta ahora
poco ventajoso, está muy lejos de ser absolutamente
imposible. Alguno ha tratado de
activar la combustión por medio de ventiladores
colocados en los hogares de las fábricas;
otros han intentado aumentar la intensidad
del calor revistiendo el hogar con ladrillos
refractarios, reconociendo como todos la
necesidad de aumentar notablemente las dimensiones
de ese mismo hogar. Para la industria
metalúrgica y aun para calentar las oficinas
solamente se emplea antracita en las
comarcas norte-americanas, donde abunda ese
combustible. En Inglaterra y el país de Gales
se han hecho también muchos ensayos para
el mismo objeto. La procedente de Beavermeadow
se ha utilizado también en la marina
de los Estados Unidos y aun para las locomotoras
de algunas líneas férreas, que consumen
35 kilogramos por kilómetro, con convoyes
de 750 toneladas, en terreno llano y con una
velocidad de 18 á 20 kilómetros por hora. La
antracita, que en ese país contiene 80 por 100
de carbono, cuesta casi menos que la leña.
En los Estados Unidos, donde se comenzó
á utilizar la antracita á consecuencia del bloqueo
de sus costas desde 1813 á 1815 por Inglaterra,
y donde con locomotoras que pesaban
25 toneladas métricas se consiguió también
recorrer 50 kilómetros por hora con
pendientes de 1 por 100 y carruajes de ocho
ruedas., se continúan haciendo ensayos para
utilizar los grandes depósitos existentes, habiéndose
conseguido extraer anualmente un
millón de toneladas de antracita, es decir,
diez veces más que en Francia, país que posee
también considerable riqueza de ese combustible
, y cuyo ejemplo habrá de seguir España,
que se halla en idéntico caso, sacudiendo la
apatía de que hasta el presente ha dado sobradas
pruebas, cual si los yacimientos de antracita
no constituyeran un verdadero tesoro.
Aun admitiendo que la antracita no puede alimentar
algunos hornos, ¿no podría en todo
caso aprovecharse como combustible mezclándola
con leña y con cok, combustibles que facilitarían
la combustión notablemente? Extra-