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del cual gira otro cono montado sobre un eje
también vertical. Las superficies de ambos están
forradas con una piel de carnero, y en
la parte baja hay un ventilador y cernedero.
El grano, después de entrar por la tolva á lo
alto del cilindro, pasa entre las pieles y se
le pule por la fricción que sobre él ejercen
éstas. El ventilador quita el polvo, y el cernedor
clasifica el grano y separa si hay algún
mediano.
Aunque muy poco usados ya, se suelen todavía
emplear para esta operación del pulimen-
Figura 276.—Pulimentador Tangye
tado, los cilindros de cepillos de pelo de jabalí;
pero deben desecharse en nuestra opinión,
porque además de ser muy caros de reparación,
no son necesarios después del tratamiento
en las muelecitas, según hemos visto,
pues podremos graduar el tratamiento en
éstas de manera á obtener el producto que
deseemos, y de una sola vez, cosa que difícilmente
se consigue en los aparatos de cerda de
jabalí.
Pulimentador Moret.—El Sr. Moret ha modificado
también este último aparato, dándole
la forma cilindrica ó ligeramente cónica, y
está formado por un tambor de madera erizado
de cepillos sobre todas sus caras, y rodeado
por una envolvente de chapa metálica que
afecta la misma forma que el tambor de cepillos.
Sobre la superficie lateral de dicho
tambor van fijadas dos bandas de corcho en
hélice, que forman sobre la superficie de los
cepillos el resalto necesario para la subida
del arroz. El pulimentador presentará, por
consiguiente, los mismos planos inclinados
helizoidales que la muela, y se hará el puli­
mento según los mismos principios que explicamos
en el blanqueo.
Como no conocemos prácticamente ni el
pulimentador ni el blanqueador del Sr. Moret
, nos hemos limitado á dar su descripción,
sin atrevernos á recomendarlos.
LEGISLACIÓN.— Por razones de higiene se
han limitado en todos los países cultos las
zonas destinadas al cultivo del arroz, por medio
de acotamientos oficiales, reservándose la
Administración además la facultad de prohibir
el cultivo de ese cereal, cuando sea perjudicial
á la salud pública en una población cualquiera,
por desarrollarse alguna epidemia. He
aquí las disposiciones vigentes:
«.Real orden de 10 de Mayo de 1860.—He
dado cuenta á la reina (q. D. g.) del expediente
general relativo al cultivo del arroz, y
de las reiteradas reclamaciones hechas en solicitud
de que se aprueben por la Superioridad
los acotamientos de tierras arrozales ejecutados
provisionalmente el año 1842, con autorización
de ese Gobierno de provincia, en los
pueblos de su costa de Levante; y deseando
S. M. conciliar el interés público con el de
los labradores, y fijar reglas para lo sucesivo
que den mayor garantía de acierto y de ejecución
de lo mandado acerca de tan importante
ramo de la agricultura, se ha servido
dictar las disposiciones siguientes:
«Primera. Desde esta fecha serán objeto
de concesión real, expedida por el Ministerio
de Fomento, las autorizaciones para acotar
terrenos destinados al cultivo del arroz, previa
formación de expedientes instruidos con
la formalidad y requisitos que se establecerán
en un reglamento especial.
«Segunda. El que en adelante contraviniese
á esta Real disposición haciendo plantaciones
de arroz en terrenos no acotados legalmente
, sufrirá las penas señaladas en las leyes
y prescripciones vigentes sobre la materia,
inclusa la pérdida de la cosecha, que será
arrancada por su cuenta, y satisfará además
otro tanto del valor de ella y todos los gastos
que con tal motivo se originen.
«Tercera. Queda también reservada al
Gobierno la facultad de prohibir el cultivo
del arroz aun eu los terrenos acotados ó que
en lo sucesivo se acoten, siempre que, en virtud
de reclamaciones bastantemente justificadas,
y del expediente que por efecto de ellas
habrá de instruirse, resulte plenamente probado
que las plantaciones del arroz causan
notorios perjuicios á la salud pública en cualquiera
comarca ó pueblo.
«Cuarta. Se aprueban los acotamientos de
tierras arrozales hechos el año de 1842 en los
pueblos de la costa de Levante de esa provincia,
con sujeción á lo que resulte de los respectivos
expedientes, en cuanto á la extensión
de los terrenos que se hallen acotados provisionalmente.
«Quinta. Se aprueban igualmente los acotamientos
hechos después de la época citada
en la disposición anterior, siempre que se