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ALI — 61 — ALI<br />

con el desarrollo de la piscicultura, de que en<br />

el lugar oportuno hablamos detenidamente.<br />

El agricultor, por lo tanto, no debe descuidar,<br />

como una de las ramas de su perfección<br />

y una de las fuentes de riqueza, el estudio de<br />

la alimentación de los animales, y de los recursos<br />

que para ese fin tiene á su disposición,<br />

evitando los dos extremos de gastar demasiado<br />

ó nutrir mal á sus animales.<br />

El agricultor se propone aprovechar los diversos<br />

medios que le suministran los animales,<br />

según sus condiciones. El caballo sólo<br />

produce fuerza, y por consiguiente se emplea<br />

para el laboreo de las tierras; el cerdo no da<br />

más que carne; la oveja da carne, leche y<br />

lana, y el ganado vacuno, fuerza, leche y carne.<br />

Estos animales, cuyos productos son tan<br />

diversos y que se nutren á expensas del<br />

predio, deben recibir una alimentación en<br />

consonancia con sus diferentes constituciones<br />

orgánicas, su edad y los productos que se<br />

hayan de sacar de ellos; por cuya razón es<br />

completamente indispensable conocer perfectamente<br />

algunos principios de fisiología animal<br />

y la composición de los alimentos más<br />

usuales, que daremos á conocer someramente<br />

en este artículo. Comenzaremos por las leyes<br />

fisiológicas de la nutrición.<br />

Un animal sano y robusto, cuyas funciones<br />

vitales se cumplan todas con regularidad,<br />

está sujeto, como el hombre, á pérdidas orgánicas<br />

que deben indefectiblemente repararse<br />

por medio de los alimentos. Todos sabemos<br />

que el aire, al entrar en los pulmones cargado<br />

de oxígeno, sale saturado de ácido carbónico,<br />

lo que quiere decir que lleva disuelto en sí<br />

mismo una porción considerable del carbono<br />

que formaba parte del organismo. Al mismo<br />

tiempo lleva cierta cantidad de hidrógeno, lo<br />

que hace que el aire, al salir de los pulmones,<br />

vaya más cargado de humedad que á su entrada.<br />

Se sabe que un hombre adulto, de fuerza y<br />

estatura regulares, expele de sus propios pulmones,<br />

en el término de veinticuatro horas,<br />

una cantidad de 300 gramos de carbono próximamente:<br />

una vaca de leche de regular<br />

corpulencia emite 1.700 gramos; un cerdo,<br />

600, y un caballo, 1.800.<br />

Como ya hemos dicho, el hidrógeno va combinado<br />

con el aire respirado en gran cantidad;<br />

una vaca de leche da diariamente 278<br />

gramos, que combinados con la proporción<br />

consiguiente de oxígeno, dan por resultado<br />

2.500 gramos de agua.<br />

Otra de las pérdidas orgánicas es la transpiración,<br />

y todos sabemos por experiencia<br />

propia que cuanto más se transpira tanto<br />

mayor es la debilidad del cuerpo. Un animal,<br />

estando en reposo ó trabajando, pierde siempre<br />

por los poros de la piel una porción de su<br />

propia substancia; bien que la mayor parte de<br />

lo que trasuda sea agua, lleva una porción de<br />

materias azoadas y carbonadas, y sales, además<br />

de emanar materias gaseosas conteniendo<br />

ázoe y ácido carbónico.<br />

A estas pérdidas hay que añadir las que se<br />

experimentan por la vía excrementicia. Boussingault,<br />

haciendo experimentos en una vaca<br />

de leche, observó que por medio de los excrementos<br />

sufría la vaca una pérdida de 1.973<br />

gramos de carbono y 129 de ázoe, que añadidos<br />

á los 628 de carbono y 46 de ázoe puro<br />

contenidos en la leche, sumaban 2.601 de carbono<br />

y 175 de ázoe.<br />

Si el animal está desarrollándose en crecimiento<br />

por su edad, ó aumenta de corpulencia<br />

por hallarse sujeto á un régimen especial, que<br />

es el engordamiento ó cebo, ó se le hace trabajar,<br />

entonces las perdidas son mayores, y<br />

es indispensable repararlas si se quiere que<br />

tenga una vida en condiciones normales y de<br />

buen producto. Es un hecho que con el trabajo<br />

la respiración aumenta, y con ella la transpiración;<br />

con el engordamiento muchos elementos<br />

que forman parte de la comida deben<br />

quedar en el organismo, para aumentar los<br />

tejidos muscular y adiposo, cuyas materias<br />

traen su origen de las diversas substancias<br />

que forman parte de la alimentación que se<br />

da al ganado.<br />

Las pérdidas que hemos enumerado, á las<br />

que están sujetos indefectiblemente todos los<br />

animales durante su vida, son reparadas por<br />

medio del alimento, de lo que resulta que<br />

conociendo los alimentos y la composición<br />

elemental é inmediata de' las materias á propósito<br />

para mantener al ganado, se puede determinar<br />

racionalmente, por medio de datos<br />

científicos, cuál debe ser la cantidad y la calidad<br />

de pienso que se debe suministrar cada<br />

día á un animal dado.<br />

Los principios elementales de que se componen<br />

las combinaciones químicas que constituyen<br />

los animales, son exactamente los<br />

mismos que se encuentran en los vegetales,<br />

á saber: cuatro organógenos, carbono, ázoe,<br />

hidrógeno y oxígeno; cinco metaloides, fósforo,<br />

azufre, cloro, flúor y silicio, y cinco<br />

metales, que son calcio, magnesio, potasio,<br />

sodio y hierro.<br />

Los cuatro primeros constituyen la base<br />

de las substancias animales y vegetales propiamente<br />

dichas, como por otra parte lo indica<br />

también su nombre de organógenos ó<br />

productores de órganos, y forman la masa<br />

principal de los tejidos, vasos, sangre, linfa<br />

, etc., al paso que los demás elementos,<br />

bien que necesarios, están en segundo lugar,<br />

ya por sus cortas proporciones, ó por ser<br />

menos importantes. Hay, por tanto, una gran<br />

diferencia característica entre las partes que<br />

constituyen los animales y las que forman<br />

las plantas, y esta diferencia consiste en que<br />

el ázoe entre los elementos organógenos, y<br />

el fósforo y el calcio entre los minerales,<br />

abundan bastante más en los animales que en<br />

los vegetales, al paso que en éstos predomina<br />

el carbono.<br />

De modo que, si tomamos heno y carne<br />

para examinar su composición centesimal, encontramos<br />

las siguientes diferencias:

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