l - Repositorio Gestion Documental v.03
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ARA — 454 A RA<br />
todas las marcas y tamaños, apropiados á<br />
toda suerte de terrenos y labores. Son notabilísimos<br />
los llamados Championnes, que han<br />
salido victoriosos en todas las Exposiciones<br />
y en todos los concursos, destinados á ejecutar<br />
labores profundas y que exigen de cuatro<br />
á seis caballos de fuerza. El trabajo que ejecutan<br />
estos arados, no puede ser más perfecto;<br />
la banda de tierra, perfectamente cortada<br />
por la reja y la cuchilla, se desliza sin esfuerzo<br />
alguno á lo largo de la vertedera, que<br />
por su longitud y disposición hace que vuelva<br />
á caer perfectamente volteada; las vertederas<br />
, lisas y pulimentadas, impiden la adherencia<br />
de las tierras tenaces á su superficie.<br />
Los grandes arados de Hoicard, como los<br />
de los restantes constructores ingleses, llevan<br />
además delante de la cuchilla, y detrás del<br />
antetrén, sólidamente sujeta á la cama, una<br />
barra de hierro, en cuyo extremo, y obrando<br />
como si fuera otro pequeño arado, van colocadas<br />
una reja y una vertedera que, actuando<br />
sobre la tierra antes que el arado, hacen una<br />
labor superficial. La adición de esta pieza, sobre<br />
todo en los terrenos abundantes de hierbas,<br />
es muy beneficiosa, puesto que removiendo<br />
y atacando la capa más superficial del<br />
suelo, arranca y voltea las malas plantas, las<br />
cuales quedan enterradas entre la banda de<br />
tierra que voltea á su vez la vertedera principal<br />
que viene detrás.<br />
Además de estos poderosos arados de Howard,<br />
hay otros más pequeños, que son un<br />
anillo de tránsito á los llamados enanos.<br />
Estos últimos, cuyas marcas son D, DD,<br />
Di, D2, etc., son los más á propósito para las<br />
labores ordinarias de nuestro país, en donde<br />
son ya conocidos y apreciados. Un par de<br />
muías los lleva sin gran trabajo; j)esan de.62<br />
á 75 kilogramos, y cuestan de 300 á 500<br />
reales.<br />
Los arados de Ilomsby difieren poco de los<br />
anteriores en sus formas, precios y disposición<br />
de sus órganos, por más que los ensayos<br />
practicados en Inglaterra y la opinión general,<br />
los consideran inferiores álos de Howard.<br />
En los arados ingleses se encuentran, por<br />
consiguiente, todas las circunstancias que debe<br />
reunir un buen instrumento de cultivo movido<br />
por la fuerza del animal, y son los que producen<br />
la labor más parecida á la ejecutada<br />
por el trabajo del hombre, que es la que hemos<br />
considerado como más perfecta. Solidez,<br />
duración, facilidad en su graduación, lo mismo<br />
respecto á la anchura que á la profundidad<br />
del surco, facilidad en su manejo y dirección:<br />
tales son los rasgos más salientes de<br />
estos arados, que se extienden cada vez más<br />
por todas las comarcas en donde los procedimientos<br />
culturales se perfeccionan, como lo<br />
demuestra el número considerable de los que<br />
se construyen en los centros de fabricación.<br />
Procedentes de la fábrica de Bedford, se han<br />
vendido en época no muy remota, y en menos<br />
de diez años, más de 300.000 arados Howard;<br />
cifra que patentiza bien á las claras su bon<br />
dad, porque, de lo contrario, el fabricante no<br />
comprometería los cuantiosos capitales que<br />
supone la fabricación, si sus productos no encontraran<br />
un mercado seguro y remunerador.<br />
Es cierto que exigen generalmente mayor<br />
fuerza de tiro que los arados ordinarios timoneros,<br />
pero este exceso de fuerza, está más<br />
que compensado con la excelencia de la labor.<br />
Un buen número de estos arados funciona ya<br />
en España, y su uso se irá extendiendo cada<br />
vez más, á medida que nuestros agricultores<br />
vayan convenciéndose de que en nuestro país<br />
no se labra, sino que se araña la tierra, y de<br />
que las labores profundas son el fundamento<br />
de una agricultura perfeccionada.<br />
El manejo de los arados ingleses, es también<br />
mucho más fácil y menos trabajoso para el<br />
gañán, que el del arado timonero. En este,<br />
sobre todo, cuando se labran terrenos duros<br />
y compactos, tiene que apoyarse con frecuencia,<br />
no sólo en la esteva, sino que llega el<br />
caso de subirse encima del dental, á lo cual<br />
hay que agregar, que al menor movimiento<br />
brusco por parte de la yunta, experimenta violentas<br />
sacudidas que dificultan su marcha; al<br />
paso que en los arados perfeccionados, su trabajo<br />
se reduce simplemente á mantener el<br />
equilibrio del instrumento, apoyándose con<br />
la mano izquierda en las manceras, evitando<br />
que la vertedera coja más tierra de la debida,<br />
y por consiguiente, que se vuelque el arado,<br />
contrapesando de este modo el exceso de peso<br />
que con precisión tiene que haber en el lado<br />
derecho á donde va colocada.<br />
Arados de muchas rejas.—Aun cuando eran<br />
conocidos á fines del pasado siglo, sólo en<br />
nuestros días han conseguido llamar la atención<br />
de los agricultores, por más que no se<br />
empleen tanto como los de un solo cuerpo.<br />
Esta clase de instrumentos no difieren, en la<br />
forma y disposición de sus piezas, de los demás<br />
arados, y su única diferencia consiste, en que<br />
en una sola armadura, convenientemente dispuesta,<br />
y de diferente manera según los constructores,<br />
llevan dos, tres ó más rejas y vertederas<br />
, y trazan, por consiguiente, á la vez<br />
dos, tres ó más surcos.<br />
Experiencias repetidas han dejado fuera de<br />
duda, que un arado de dos rejas, labra tan bien<br />
y en menor tiempo la misma superficie, que<br />
dos arados sencillos de idéntica construcción,<br />
y que se obtiene una notable economía en<br />
nombres, animales y tiempo tardado en la<br />
labor.<br />
Para conducir, en efecto, dos arados sencillos,<br />
se necesitan indispensablemente dos hombres,<br />
al paso que un solo labrador puede<br />
manejar y dirigir uno de dos y hasta de. tres<br />
rejas. Hay, por consecuencia, una economía de<br />
un 50 por 100. La tracción es más regular, y<br />
la estabilidad del arado, una vez obtenida la<br />
graduación, facilita su manejo, y evita que el<br />
obrero tenga que maniobrar con tanta frecuencia<br />
sobre las manceras.<br />
Un arado de dos rejas pesa menos que dos<br />
de una, y necesita, por consiguiente, menos