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siones convenientes, hay en los molinos arroceros
una colección de cilindros de plancha
de hierro, formando escala de 0,70 metros
hasta 0,40, que se van cambiando á medida
que la muelecita se achica, desechándola cuando
disminuye el diámetro á 0,40 metros.
El arroz sale bastante bien de este aparato,
pero en algunas fábricas le someten todavía á
la acción de un ventilador, que separa hasta
la última partícula pulverulenta. A igual
operación debe, por lo tanto, sujetarse el producto
del aparato Tangye, antes descrito.
Aparato Ganneron.—El Sr. Ganneron verifica
el perlado del arroz con una máquina
especial muy sencilla, formada de un cilindro
de palastro picado, que gira por una manivela
en determinado sentido, mientras que el eje
de dicho cilindro gira en sentido opuesto ó
contrario con una velocidad mayor por medio
de otra manivela. El eje giratorio está armado
con paletas que sacuden sin cesar el grano
y le blanquean rápidamente.
Según Ronna, con el descascarillador y perlador
Ganneron se obtienen 60 por 100 próximamente
de arroz intacto perlado y 10 por
100 de polvo, mientras que por los antiguos
procedimientos de los pilones y cepillos de
cáñamo, sólo se obtiene, en Italia especialmente,
un 50 por 100 de arroz blanqueado.
Aparato Moret.—Antes de dar por terminado
este punto, vamos á describir lo más extensamente
posible un procedimiento de blanqueo
ó perlado, por el que pidió privilegio de
invención D. Cayetano Moret, de Valencia.
El aparato de este inventor tiene por objeto
aprovechar todas las superficies de la muela,
á saber: las dos caras planas y la superficie
cilindrica para el perlado del arroz, lo que no
puede conseguirse en los aparatos antiguos.
La piedra se fija invariablemente al árbol
como las ordinarias; es sensiblemente cilindrica,
y está rodeada lateralmente por un cilindro
de chapa metálica agujereada, con las
rebabas en su parte cóncava como en el sistema
conocido; la distancia de la chapa á la piedra
es de 6 milímetros próximamente, pero
puede aumentarse y disminuirse á voluntad
esta distancia; á la misma distancia de 6 milímetros
está colocada, bajo la base inferior de
la muela, una chapa de hierro agujereada, plana.
Como el cilindro exterior tiene mayor altura
que la piedra, queda sobre ésta un espacio
que se cierra por una tapa de madera que
descansa sobre aquél; esta tapa va revestida
interiormente de una tela metálica de malla
fina. El ojo de la muela es bastante grande, y
la tapa de madera lleva ó sostiene un cilindro
metálico, abierto por ambos lados, que tiene
hacia el medio un diafragma de madera, en el
que se han practicado dos aberturas, con un
tubo de hoja de lata cada una; al diafragma
van fijadas dos paletas planas de hierro, y
tanto éstas, como los extremos inferiores de
aquellos tubos, penetran en el ojo de la muela.
El cilindro de palastro agujereado se fija por
medio de ocho tornillos de presión, que á su
vez engranan con tuercas colocadas en las
columnas, estando éstas sujetas en las cruces
de madera sobre que descansa toda la parte
inmóvil del aparato.
La muela merece una descripción especial
para que se pueda comprender bien el efecto
que produce. Supongámosla torneada de modo
que afecte una superficie cilindrica; trácense
sobre ella dos hélices cuyos pasos sean dobles
de la altura de la piedra; hágase en seguida
una incisión en las hélices que tengan, por
ejemplo, 3 milímetros de profundidad; rebájese
ó lábrese la piedra desde las hélices hasta
la base superior de la misma, pero no por
igual, porque así se obtendría una superficie
cilindrica que tendría 3 milímetros menos de
radio que la anterior, sino disminuyendo el
espesor ó profundidad de la labra desde las
hélices, donde ésta es de 3 milímetros, hasta
la circunferencia de la baee superior de la
muela, donde es de 0 milímetros, ó sea nula.
Compréndese de este modo que la piedra, después
de este labrado especial, ofrecerá—si se
considera una generatriz del cilindro—un resalto
brusco de 3 milímetros, donde la generatriz
encuentra la hélice, ó lo que es lo mismo,
la muela presentará dos planos inclinados helizoidales
ó en espiral.
Sobre el aparato va, como en todos los
otros, una tolva donde se carga el arroz, que
cae en el cilindro metálico, pudiéndose graduar
esta caída á voluntad. Penetra este arroz
en el ojo de la muela por los tubos de hoja de
lata, y como en seguida que sale de ellos participa
en cierto modo del movimiento de rotación
de la muela, y se une á las paredes interiores
del ojo de la misma, se hacen necesarias
las paletas que antes hemos dicho, que lo
separan y evitan la aglomeración. 1 El arroz
cae de la tolva sobre la chapa agujereada;
unos cuchillos-fijos al árbol de la piedra hacen
que el grano penetre bajo de ésta, empezando
aquí la acción del aparato, que obra en
toda la base de la muela como las ordinarias
de descascarillar arroz. La muela gira con una
velocidad de 500 -vueltas por minuto; la fuerza
centrífuga impele al grano hacia la circunferencia,
y allí empieza éste á ascender por los
planos inclinados espirales de dicha muela,
sufriendo al propio tiempo la acción lateral
de ella. Así que el grano ha llegado á la base
superior de la muela, continúa girando con
ésta y golpeándose continuamente contra la
tela metálica de que va revestida la tapa del
aparato, hasta que, por último, encuentra la
salida.
En realidad, aquí debiera darse por terminado
el trabajo del arroz para expenderlo al
comercio; pero en muchas partes aun le someten
á otro tratamiento, que vamos á describir
sucintamente, pues en nuestra opinión
debiera prescindirse de él.
PULIMENTADO. — Pulimenlador Tangye. —
La figura 276 representa un aparato muy moderno,
empleado para esta operación. Consiste
el aparato en un cono hueco vertical, dentro